Corrían sin detenerse a través de la tormenta de nieve, sus pisadas desaparecían de inmediato con la incesante caída de los copos, estaban desesperados, esperaban alejarse lo más pronto de aquel lugar el cual no querían regresar por ningún motivo.Aquel lugar en el cual una vez ellos posaron sus pies por primera vez supieron de inmediato que les esperaba la desesperación absoluta, por suerte para ambos un héroe aburrido por las injusticias cometidas a ellos los ayudo a escapar de ese destino cruel, ahora él corría por delante de ellos.
"Es demasiado veloz...no lo entiendo, se supone que creció en tierras diferentes a estas, sin embargo parece adaptarse sin problemas, ya veo porque es el Servant más poderoso."
Pensó un chico de cabellos tan blancos como aquella nieve, de ojos color chocolate, piel pálida y de mirada carente de interés por la existencia ajena.
A su lado corría una chica de cabellos plateados, ojos azules tan potentes como el zafiro, piel pálida aunque con un pequeño rubor que era provocado por el frió y el cansancio.
Llevaban más de una hora corriendo sin detenerse, sin siquiera pensar en un descanso y tampoco ellos querían sugerirlo porque sería una gran estupidez de su parte y la última puesto que si lo hacían serian inmediatamente capturados y que sabe que destino les esperaría, el solo hecho de pensarlo los hacía sentirse inquietos.
Una vez llegaron a una especie de cueva subterránea bajo el manto de nieve se dispusieron a explorar aquella zona que parecía una especie de mina abandonada, aunque no podría asegurarse esto debido a que el material que se recolectaba estaba a plena vista de quien entrase, incluyendo los picos y vagones que los transportaban, aquel material que se recolectaba en aquel lugar no era oro, ni plata, era algo mucho más especial, algo por lo que cualquier Mago o Servant pelearía por obtener, se trataban de nada más y nada menos que de hermosos y relucientes cristales repletos de mana, estos brillaban como arco iris, su brillo les servía como iluminación, lo cual agradecían.
-No se alejen demasiado, este lugar es engañoso.
Los jóvenes no dijeron nada solo asintieron al ver como este Servant los miraba de forma seria, a pesar de conocerlo poco sentían que podían confiar en él, cosa curiosa puesto que el fue una de las personas quien se atrevió a detenerlos cuando ellos estaban a punto de completar su plan hace unos meses atrás, más esto en sus momentos de desesperación no importo, necesitaban escapar y él los ayudo, ahora solo debían seguirlo no solo para estar a salvo sino para llegar a su destino, aquel que por poco tiempo pudieron llamar hogar.
Media Noche...
Finalmente pudieron descansar, sentándose en unas enormes rocas que sobresalían del suelo, luego de eso rodearon una hoguera que hicieron improvisadamente para evitar morir de frió.
-Una vez salgamos de esta mina nos reuniremos con otro aliado —hablo de forma calmada y sin mucho interés, los jóvenes lo miraron con preocupación—, descuiden es un amigo mío.
Dijo sonriendo de forma orgullosa, sabía que ellos estaban angustiados y que cualquier cosa les haría perder la calma, no los culpaba, sería un hipócrita si lo hacía debido a que aquella desesperación la conoció hace unos siglos atrás...Tras perder una persona importante en su vida, aunque esto ya lo había superado, cerro sus ojos y sonrió al recordar a esa persona.
Si, definitivamente había superado aquello, por eso el creía que después de eso sería capaz de superar cualquier cosa que el destino le enviara y de que la desesperación ya nunca más seria un sinónimo en su vida.
"Mentira"
De la nada esa frase hizo eco en su mente, arrugo el entrecejo al recordar que aquello era una ilusión, su calma se esfumo y con ello una opresión en su pecho apareció repentinamente al recordar ahora a una joven rubia de piel blanca y ojos color verde tan vivos como la esmeralda o el jade.
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En contra de la tormenta
Hayran KurguKadoc y Anastasia han pasado por mucho desde que se conocieron, una vez separados por la pelea que tuvieron contra Gudako y Fujimaru Gudao fueron maltratados tanto de forma física como psicológica, Gilgamesh cansado de todo lo que le rodea decide li...