Capitulo 4: AMNESIA

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No recuerdo nada de anoche. Solo me acuerdo que entramos a la discoteca, que Raoul no me dejó pagar la copa, ya que me invitó él y que estuvimos bailando, pero a partir de ahí la imagen se vuelve difusa.
Era Sábado, tenía que ir a la Escuela de Moda, para algo de las clases y las matrículas.
Salí un poco desorientado. Fui a la cocina para desayunar y allí me encontré con Nerea y Glenda.
- Buenos días chicas. Dios que resaca.
- Buenos días mi niño, ¿cómo estás?- Me dijo Glenda.
- Me duele un montón la cabeza y no me acuerdo de nada de lo de anoche.
- Mejor que no te acuerdes de nada Ago.- contestó Nerea.
- ¿Cómo? ¿Qué pasó anoche?
- Alvaro, le han roto el tabique nasal por defenderte.- prosiguió Nerea.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué a Alvaro le han roto la nariz por mi culpa?
- ¿Qué me estás contando? ¿Pero porque?
- Estabais bailando Raoul y tú, y sin querer pisaste a un tipo. Este se giró con ganas de pelea y Alvaro, tranquilo, intentó separar a su hermano del otro muchacho porque se iban a pegar, y cuando lo intentó separar, otro le pegó por detrás. Ahí fue cuando ya Alvaro le pegó una hostia al otro, Raoul se metió, Ricky, Juan Antonio. En fin...- Me explicó Glenda.
O sea, que Alvaro, ha recibido una paliza, por separar a Raoul, que intentó defenderme. ¿Raoul? ¿Defenderme? ¿A mi? Esto es un poco surrealista, no admite que me miró el culo y va y ¿me defiende? Intento no crearme ilusiones, pero me las estoy creando y me están quedando preciosas.
Nerea y Glenda me siguieron contando todo nrespecto a anoche.
- Voy a vestirme y voy a la Escola para ver lo que hay que hacer.
Me duché, me vestí, cogí la carpeta donde llevaba todos los papeles con la matrícula y tal, y fui dirección a la Escola de Moda.
Según Nerea y Glenda, estaba al final de la Avenida, pero al final, casi llegando a la plaza. Así que, nada más salir, me puse mis gafas de sol, y empecé a andar.
Al dar el primer paso me acordé de todo lo que Nerea y mi hermana me habían contado. Así que cogí el móvil, busqué el número de Raoul y lo llamé.
     - ¿Hola?- dijo Raoul.
     - Buenos días, soy Agoney, ¿Cómo estáis? Nerea y Glenda me han contado así por encima lo que ha pasado.
     - Ahh, ¡Hola Ago! Bueno, todavía estamos en el hospital. Mañana le dan el alta probablemente.
     - ¿En qué hospital estáis?
     - En el Hospital General. ¿Por?
     - Vale, es por que ahora cuando salga de la Escola para ver si puedo acercarme a verte. O sea, a tu hermano, ver a tu hermano.
     - No te molestes Ago. Él ya sabe que te estás preocupando, no hace falta que vengas. Además, hay mucha gente, vaya a ser que pilles algo.
     - Bueno, luego ya te llamo y te digo.
     - Vale cabezón. Oye, ¿has visto...? Bueno, nada, luego te lo enseño. ¡Adiós!
Raoul colgó. Yo seguí mi camino. Justo cuando saliera de ahí, iba a ir al hospital a ver a Alvaro.
Poco tiempo seguí andando. Un imponente edificio vanguardista, blanco, que rompía un poco con la estética de los edificios de su alrededor, se alzaba ante mi con un cartel rojo y negro justo delante de el, que ponía 'Escola de Moda de Catalunya: Barcelona'.
Entré y, si la fachada me había encantado, el interior me había cautivado.
Fui a una ventanilla de información. La muchacha joven que había me indicó, muy amablemente, a donde tenía que ir y que tenía que hacer.
Lo primero que me dijo era ir a la ventanilla de inscripción para entregar un papel y allí me darían el horario del curso, el papel con todos los profesores y las asignaturas y me dirían el aula para hacer el resto.
Me dijo que atravesase un pasillo para llegar allí, así que fui hacia allí. Para entrar en el pasillo debías abrir una puerta, y justo ahí, una chica alta, con el pelo rizado, corría con la intención de pasar. No era plan de darle con la puerta en las narices, y muy generosamente, sostuve la puerta unos segundos hasta que ella llegó.
     - Ay, muchas gracias primor. Muy amable- dijo la muchacha, la cual tenía un acento un tanto raro.
     - De nada.
     - Yo soy Miriam, encantada. Y tú, ¿Cómo te llamas?
     - Agoney, Agoney Hernández.
     - Uy, tu no eres de aquí, ¿verdad?
     - No, soy de Canarias, ¿Como lo supo?
     - El acento, el nombre, muy catalán no es la verdad.
     - Jajajaja, ¿tú si eres de aquí?
     - No, yo soy de Galicia, de un pueblecito de A Coruña.
     - Allí veraneaba yo cuando era pequeño, en Galicia.
     - Es que Galicia es calidad, digo. ¿Por que estás aquí?
    - Mi hermana trabaja aquí en una tienda y se está sacando el grado de Periodismo y bueno, me dijo que me viniese acá, ya que en mi ciudad no iba a tener mucho futuro en lo que me gusta.-Miriam me miró con cara de querer saber lo que quería estudiar.- Y me vine a estudiar aquí, un grado de Moda y Diseño.
Ella se paró en seco y me agarró del brazo, haciendo que yo también parase.
     - ¿En serio? ¿Tú también vas a hacer Moda y Diseño?- Yo asentí con la cabeza.- Ay que ilusión. Creía que iba a estar sola. Que bien, yo también voy a hacer Moda. Así que estaremos juntos.
     - Una amiga en clase. Eso es lo mejor.
     - Lo más. Yasss.
Llegamos a la ventanilla. Dimos nuestros papeles y esperamos a que nos diesen todo.
Miriam y yo habíamos caído en la misma clase y teníamos el mismo horario y las mismas asignaturas. Al menos conozco a alguien de la clase.
Subimos al aula, ya que debíamos rellenar unos papeles que eran obligatorios para que el profesor supiera nuestro nombre y nuestras asignaturas y tal.

Miriam y yo salimos por la puerta. Me había contado que ella había venido a Barcelona por amor. Su novio, Pablo, era médico y le habían dado la plaza fija en un Hospital de Barcelona. Entonces ella, con la intención de buscar un futuro y de estar cerca de su novio, se trasladó a Barcelona.
     - Bueno, pues el lunes nos vemos. Ha sido un placer Miriam.
     - Igualmente Agoney. Oye, ¿quieres que te lleve a tu casa? Tengo el coche en ese parking.
     - Te lo agradezco pero no. Además tengo que ir a otro sitio antes.
     - Venga, te llevo, así hago hora para recoger a Pablo. ¡Y no acepto un no por respuesta ehh!
     - Vale, lo malo es que debo ir al hospital.
     - ¿Y eso?
     - Nada, el hermano de un amigo mío. Que anoche estábamos de fiesta y bueno, pues por unas cosas y otras le han roto el tabique nasal.
     - Vaya, ¿y ya está bien?
     - Si si, mañana le dan el alta.
Llegamos al coche, nos montamos y Miriam me miró.
     - ¿A donde vamos?
     - Hospital General.
     - Vaya, que casualidad, allí es donde trabaja Pablo.

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