Carta 19: Mi primera vez.

27 13 2
                                    

1 Junio del  2018
De mi sinceridad; para tu escepticismo.

Desconozco del que y el cómo valerme para sopesar la trascendencia de tu accionar en mi, que ha sido apoteósico, pero siento la duda en tus pulgares, esos con los que redactas textos y respuestas inconclusas sobre un existir nulo, imaginado, vano, nada es importante...

Aquí lo mucho que se expresa de a poco; un poema sucinto y caótico, que ronda sobre lo confuso e anárquico, pero que esta noche de inesperada Lira, surgiera este tema de primacía de tu personalidad misteriosa sobre mi.

Eres mi primera mirada intensa y perdida, la cual he recordado con atención puesta sobre las retinas cafés muy oscuras que juegan con el alma y dulcifican mentiras y verdades, intensa por esencia de ser, penetrante y transmisora.

Eres mi primera espera, por la que aguardo con paciencia, por la que cayó mis silencios, por la que reparo mis angustias, por la que sólida mis anhelos, por la que escribo con demencia, por la que me desvelo sin remordimiento, por la que aguardo sin chantaje, por la que sueño y suspiro, por la que creo aunque sea un poco, por la que caigo ante el rechazo que no se dice.

Eres mi primer miedo, el miedo a perder tu ser, el que tu ausencia me obstruya el discernimiento, mi miedo a dañar con mis acciones enmarañadas, miedo a tu olvido y desplante, miedo a mi cobardía con tu ser ansioso de respuestas, miedo a mis faltas contigo porque suelo ser el reflejo de mi desorden mental, miedo a no tomar tu manos, miedo a que mis paranoias felices se desplomen por las escaleras de unos sueños pincelados en tu nombre.

Eres mi primera confusión, porque juegas con mi mente, porque creo que me quiere y luego no, porque creo en que puedes llegar a sentir y luego no, porque puedo llegar a sostener tu mano, tu sonrisa, tu mirada, tu palabra y luego no, porque te creo y luego no, porque dices y luego no, porque este sentimiento tan palpitante y abrazador no puede ser más que amor e intensamente corro y desespero,  por encontrar una respuesta que permita pensar que puedes tu, musa de estas palabras, sentir en algún cosmos lo mismo, de este confuso pero ameno sentimiento que a pesar de su etérea belleza produce desasosiego a mi ser por causas de tus respuestas.

Eres mi primera música, repetitiva y constante en mi cerebro,  con una melodía diferente en cada reproducción, inexplicable, con sus días de música melancólica y luego alegre, con acordes  de esperanza y luego unos bajos de desamor, con encantamiento romántico en esos tiempos de palabras tiernas, y con frialdad acústica en esos día de ahora que falta la expresión musical que me trajo hasta aquí, el estribillo repetitivo de un enamoramiento que consume mis más profusos encajes de cabeza, que si loca o cuerda, que si tonta o necia.

Eres mi primera cursilería, mi primera bebe, mi primer cielo, mi primer Harry, mi primera pequeña, mi primer chiquita, mi primera ñoñería, mi primera caja, mi primera pieza, mi primer principio, mi primer creer, mi primera prueba, mi primera curiosidad, mi primera carta, mi primera flor, mi primer regalo, mi primera princesa, mi primera niña, mi primera preocupación, mi primer locura, mi primer consejo, mi primer corazón roto, mi primera sinceridad, mi primer chocolate, mi primer abrazo, mi primer romper de rutina, mi primera y única Onai.

Eres mi primera intento, intento de buscar el significado  a algo tan desconocido,  intento de impulsar mi idiosincrasia, intentar verme a travez  de tus esferas de café, intento de él sincero querer y lograr.

Eres mi primer desequilibrio psicológico.

Eres mi primera lágrima de amor; esa que me era difícil sacar, esa que por sentenares de segundos, decenas días y semanas no quiso salir, porque desconocía el camino.

Mi primera respuesta, cuando me cuestionaba si merezco felicidad, afecto, atención, consejo, compañía.

Mi primera sorpresa, por lo descabellado de la historia de una chica ajena a tu existencia a la cual vislumbrabas, ¿imaginarlo? Jamás, porque sorpresa de que podía causar sentimientos era lejana.

Mi primera esperanza... de que todo puede ser diferente; Mi primera desesperanza... de que todo puede resultar igual que siempre.

Mi primer amor, al que puedo confesarle que la amo, aunque el miedo me domine impetuosamente, aunque no creas en ello, aunque sea probablemente inútil y aunque sea  inocuo mi sentir y no lo creas, aunque quizás nunca pueda lograr que tu, mi pequeña que no me pertenece, sentir lo mismo... aunque no, mi primera, serás tú.


De los besos que no te puedo dar;
Hermione.

Cartas a OnaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora