Epilogo: Carta 27, Memorable.

28 13 4
                                    


Día 308, de 10 meses, en el pasado.  

Para que quede grabado en mis memorias y escritos; 


Quizás te parezca inaceptable, inaudito e inadmisible. Una falta de respeto al tiempo y a tu olvido, ese mismo olvido que yo misma provoque. Puede que sea atrevido, invasiva la forma en la que me aparezco con un verso incapaz, otra vez y de la nada, después de tanto tiempo,  cuando ya todo estaba diluido entre las lagrimas que ya se secaron, de las lluvias que ya borraron los manuscritos del papel de nuestra historia, de la que solo tal vez  queden recuerdos difuminados de una efímera felicidad llena de pesares y ausencias vacías de corazón, que dolían y ardían como el infierno al querer tenernos en brazos sin poder, de las agridulces luchas, del evadir mentalmente el golpe que tarde o temprano azotaría nuestros destinos para que soltáramos nuestras manos. 

Desde mis pensares inquietos tengo que escribir que he tocado tus labios, y la sensación esta plasmada en ellos desde hace cero años, diez meses,  cuatro días, siete mil trecientos noventa y dos horas, y aproximadamente cuatrocientos mil minutos. Ese mismo tiempo en el que no he encontrado ningún otro beso que haga temblar mis entrañas, que queme mis labios con su roce, que haya tocado otra piel tan suave, ninguna fémina, ningún varón, puede igualar tu toque, mi musa. Y he de hacerlo saber, aunque no tenga caso ni derecho. 

Con mis escritos repentinos no quiero hacer eco en tu vida, una vida que ya ha de estar reparada de mi ausencia. Quizás otros besos han encendido tu liviandad, tus huesos, tu piel. Es tan posible que de otra boca escuches poemas mejores, tanto que de otras manos tiembles y de tu boca ya se haya escapado ese susurro que aquella noche en la bocina y con voz temblorosa me dijiste ''te amo'', corriente que aun circula en mi, siendo tan doloroso que ya no me pertenezca. 

No podíamos estar, aun bajo el tortuoso anhelo de poseernos de por vida, de despertar una al lado de la otra y hablarnos con los ojos. No fue suficiente querer, desear, luchar... y ahora quema. 

Espero encontrarte en otra vida en la que pueda sostener tu sonrisa sobre mis labios como aquella noche, que no sea ni primera y ultima, que sea eterno tu sabor, que ineludible sea el deseo y el amor que obviamente nació de esta casualidad extraña.

En esta vida no fue, aunque en esta vida duele. Es mas pausando, lento y frió, pero  igual punza en el corazón saber que ya no volveré, a partir de ahora, a contar los días, horas y minutos desde el momento exacto en donde se me quedo grabado el calor y sabor de tu ultimo y único. 

Sé que me perseguirá el sentimiento hasta la vejez, cuando ya senil mirando cualquier objeto y perdiéndome en su figura, realizando ese viaje de ojos perdidos recordare con melancolía que no te tuve para siempre, y con melancolía que te ame, o también en el lecho de mi muerte puede que seas el ultimo recuerdo de un logro inalcanzable, una meta tronchada de vida, un deseo que no tuvo vela ni estrella y se escape una lagrima sabiendo que no cumplí un propósito egoísta de mi corazón, pero que si te ame hasta la muerte, y mi ultimo suspiro se reproducirá con tu aliento cálido diciendo ''te amo'' una vez mas, lo repetirás como lo recuerdo, temblare,  y esa sera mi agonizante y feliz partida. 

Es posible.

Desconozco tus sentires actuales  hacia esta atrevida, puede que nulos, pero te escribo porque te siento muy dentro y ardiente, amor que no cesa aunque no vuelva a tenerte, ni quiero, ni debo. Y el total de mi existencia siempre que escriba en uno que otro verso  aparecerás, aunque sea disfrazada de nube metafórica, siempre seras musa, haz pisado fuerte sobre el suelo de mi fortaleza, quebrando cristales gruesos que para ti no he vuelto a reparar. 

 No tengo certeza si aun continué amándote en un tiempo o hasta mañana y no sé si pueda reescribir una historia, si pueda olvidar,  si pueda volver a temblar, o si un beso marque mi vida como tu sola marcaste con solo un gesto. Por el momento, con mucha pena, confieso que te amo, sin ganas de mover tus sentimientos, solo por expresarte. 



De un beso memorable; 

a una boca que nunca sera mía.

Srta. Castidad

Cartas a OnaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora