Capítulo 2 (Segundo día del Viaje de Estudios)

182 15 2
                                    

Me desperté cansada y con ganas de tirar el teléfono de Lucía por la ventana (¿Porqué coño tarda cinco putos minutos en apagar la alarma? Joder, que la tiene al lado).

La noche anterior me dormí pensando en cómo sería besar a Ángel. No se me ocurría ninguna situación realista en la que eso fuera a pasar. Pero por suerte, el estado aún no cobra por soñar.

No me gustó despertarme.

No me considero una persona violenta por las mañanas, a no ser que me pongas una jodida alarma a las ¡¡7!! y tardes cinco puñeteros minutos en apagarla.

Jurado. Las niñas y yo despiertas y Lucía con el móvil al lado no se despertaba ni a voces. Me cago en su suerte.

[La ropa siempre es algo difícil de elegir cuando no te gusta ni una parte de tu cuerpo. Por mucho que me cueste admitirlo, me jodió mucho que ese viejo me dijera "¿Eso es una pierna, o son dos?" Unas horas después cuando estábamos en el barco. Me sentó como una mierda, aunque yo ya sabía que estoy gorda. Me dieron ganas de volver al hotel, meterme en la cama y quedarme allí el resto del viaje llorando. Así de baja es mi autoestima. Pero me he adelantado... volvamos a mi elección de vestuario.]

Tras unos minutos mirando la ropa con la mirada perdida como una completa retrasada, decidí ponerme un bañador negro y unos shorts del mismo color. Por último una chaqueta por si me daba frío en algún momento. ¿Adivináis de que color era la chaqueta? Pues sí, el negro es el único color que me gusta como me queda.

〰✴〰

La actividad del día consistía en montarnos en un pequeño barco que nos daría una vuelta bordeando la isla. Además podríamos bañarnos en el mar.

Cuando zarpamos, nuestro maestro comenzó a cantar la ola a todos los trabajadores y mis compañeros lo siguieron imitando sus berridos.

Lo típico de... -Periquito como mola se merece una ola. Hee!!

Pues eso unas ocho veces. 20 personas gritando a pleno pulmón como si pensaran que están diciendo algo inteligente.

¡QUE VERGUENZA!

Si, mi maestro es muy raro pero cae bien a todos (menos a mi que al parecer soy la única a la que no le gusta hacer el ridículo).

Las vistas eran preciosas y el día estaba despejado, pero en cuanto el barco se puso en marcha el viento frío empezó a molestarnos.

Todo el mundo iba con poca ropa, así que estábamos todos helados. Probablemente era la única que llebaba manga larga y aun así tenía un puto frío impresionante. Las chicas y yo nos tapamos las piernas con mi toalla.

Cuando el barco hizo una parada para comer sentí al instante el sol en la piel. Era agradable y hacía calor.

Yo no comí. No porque pensara que me podía marear, solo no había forma que yo comiera nada sabiendo que iba a tener que quedarme en bañador ese día. Pero mientras todos lo hacían, me levanté.

Salí corriendo tropezando con tres personas diferentes y tirando la bandeja de comida de alguien. Todo para ir a buscar a Ángel.

No era coña. No estoy tan loca.

Lo que más me apetecía era ir a verle, pero no iba a salir corriendo. Sobre todo después de que el bromeara diciendo que quiero rabo, en serio es idiota. Pero en realidad si quiero liarme con él. -Me doy cuenta de lo estúpida que sueno.

Encontré a Ángel que como siempre estaba con sus dos amigos, fumando en la parte de atrás del barco porque sabía que el maestro no lo vería allí.

Diario 17 (Sin Terminar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora