Capítulo 3 (Tercer día del Viaje de Estudios)

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El 7 fue el día elegido por las niñas como día de la mala suerte. ¿Por qué?

Bueno, a Ash y Jess las sentaron en asientos con el número 7 en el avión. Además que nuestra habitación era la 707. Empezamos a bromear con que el 7 nos perseguía y que traía mala suerte.

En realidad yo no participaba en esa broma. Ni siquiera creo en la mala suerte, pero mis amigas no tenían nada más interesante de lo que hablar que un número.

Ese fue un mal día. Casualidad...

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Fuimos al Teide. Yo caminaba por el sendero marcado escuchando a Ángel hablar sobre el lagarto que estába buscando para su venganza.

El Teide... Bueno. Una montaña muy alta, con unas vistas bonitas. En lo personal me gustaron mucho más las vistas desde la ventana del autobus que lo que pudimos ver cuando este alfin se detuvo. Aún a riesgo de parecer una cateta, aquello no era al final más que rocas. Muy bonito, eso sí.

Es que... apenas pudimos disfrutarlo porque lo que se dice andar tan solo fue media hora. El resto de la mañana la pasamos metidos en un autobús (o como le dicen ahí, guagua) así que no hicimos gran cosa.

Seré estúpida o algo pero ya que vamos podríamos dedicarnos a caminar por allí.

En lugar de, perseguir a una guía con la boca abierta como si nos estuviera explicando algo la ostia de interesante; y sacarnos fotos al lado de cada pedazo de tierra porque cada uno tiene una forma diferente.

Probablemente solo esté siento tan jodidamente optimista porque salgo fatal en todas las fotos.

Para mi, las cosas hay que verlas con calma. No siguiendo a una guía tratando de escuchar una información que a los cinco minutos se te va a olvidar. Preferiría que nos hubieran dejado algo de tiempo para ver el lugar por nuestra cuenta.

Compré algunos recuerdos en una tienda (Una prueba más de como hago para tirar el dinero).

〰✴〰

Por la tarde fuimos a la Laguna, un pueblo de la isla. Yo algunas veces soy una persona inteligente, por ello me hiba a llebar una chaqueta, pero el maestro nos dijo unas que nos iba a dar calor. Asi que como soy subnormal (porque soy lista a ratos y subnormal el resto de la vida) le hize caso.

Posteriormente salimos en las noticias con el titular de: 20 niños sufren hipotermia y mueren de frío en Tenerife.

Fin

Era broms. Los maestros nos dejaron sueltos por el pueblo tan pronto como pudieron, así que las nenas y yo nos metimos en un café y nos pasamos más de una hora disfrutando de sentir los dedos de los pies.

Nota. No pedir NUNCA más batidos de Oreo. Los trozos de galleta no suben por la pajita y se ven jodidamente asquerosos.

Cada una nos pedimos un batido para hacer tiempo y no congelarnos de frío fuera. Entonces, mientras mis amigas provechaban para usar el baño, yo llegué a una importante conclusión: el que inventó los batidos de oreo no solo no se hizo millonario, sino que probablemente sufriera una demanda por convertir algo tan bueno como un batido o una oreo en una porquería. Le tengo incluso más asco que al que invento los gusanitos de cacahuete.

***

Se nos hizo bastante tarde caminando por aquel pueblo, así que los maestros pensaron que no llegábamos a tiempo a cenar al hotel ni de milagro. Nos tuvieron esperando media hora en la puerta de un restaurante, y cuando todos nos habíamos convertido en Polo-Flash, pudimos pasar y sentarnos a cenar.

Diario 17 (Sin Terminar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora