Capitulo 2: Lo Inesperado

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Saqué una caja de zapatos roja y usada que llevaba adentro mis botas negras de caza junto con un atuendo casual negro y gris. Me quedé mirando el atuendo por un rato hasta que di un suspiro y me acomodé para cambiarme, dejé los zapatos hacia otra parte y con ambas manos extendí el cuello de la camisa para meter mi cabeza adentro.

La noche ya ha caído aquí en el pueblo y Papá me estaba esperando parado enfrente de la entrada de nuestra casa cubierto con una capa negra grande y gruesa que abrazaba todo su cuerpo, para ocultar su identidad y evitar que nos fuimos sin permiso, porque una de las reglas que nos impusieron es NO salir de casa después de las siete. Personas como mi padre y hasta Philip cree que es una de las reglas más mediocres que han escuchado en toda su vida debido al hecho de que aunque la gente tiene que encerrarse a esa hora, todavía hay algunos que necesitan cumplir con sus respectivas tareas. Pero lo único que entiendo de todo esto es que si en algún momento los soldados encuentran a alguien afuera intentando hacer algo que va en contra del poder de Amalric como otro intento de rebelión o escapar, es muy probable que te arresten o en casos extremos; te darán una sentencia de muerte en la horca, enfrente de todo el mundo como si pertenecemos en los tiempos de la Edad Media.

Al terminar de cambiarme, escuché a Papá llamándome por enésima vez desde la entrada de nuestra casa, esta vez llamándome por mi apellido. "¡Flincher es hora de partir!" Me puse con prisa mis botines para ir inmediatamente con él y al acercarme con él me miró de nuevo para checar si me veía presentable hasta que en silencio sacó otra capa negro largo y grueso que escondió dentro del bolsillo de su pantalón y me lo extendió hacia mi diciéndome con impaciencia.

"Ponte esto. Tápate la cabeza y el cuerpo para evitar que los militares no nos vea salir de aquí sin permiso."

Obedecí a sus órdenes y puse mi mochila de caza en el hombro derecho. Después cogí la capa que él estaba sosteniendo en su mano y la abrí para cubrirme todo, excepto mi rostro. "Damian..." me dijo. Cuando voltee la vista vi que se acercaba hacia mi para acomodarlo por encima de la cabeza y me advirtió: "No muestres tu cabeza en cualquier momento, y más cuando vamos a salir afuera porque nos pueden detener. Tenemos que ser sigilosos como los ninjas." Cuando terminó de hablar dio la vuelta y agarró la perilla de la puerta para abrirla con lentitud mientras miraba por ambos lados vigilando que no haya nadie alrededor de nosotros, sobre todo en la casa de Ilesha que es donde a veces los soldados se detienen en la entrada con sus caballos para hacer guardia nocturna.

Yo me puse detrás de su espalda intentando asomarme para poder ver con claridad si hay alguien cerca de nosotros, pero retrocedí cuando él se dio la vuelta para decirme:

"No hay nadie." susurró.

Y en silencio salimos del lugar pasando por la entrada de las cosechas de nuestra casa y caminamos hacia el centro del pueblo que se encontraba vacío, tan vacío que lo único que lo iluminaba eran unos faroles de fuego que brillaba muy tenue toda la manzana.

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Elementaria 1: La Última LlamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora