Capitulo 7: Bienvenidos a Elementaria

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Pasamos entre un pasillo con cuartos especiales llenos de soldados tomando su descanso hasta detenernos delante de una puerta color rojo ladrillo que se encontraba en el medio.

"Espérame aquí muchacho." el hombre me detuvo para después dirigirse a tocar la puerta.

Toc Toc...

"¿Quién es?" Leon preguntó allá adentro.
"Collins, traje al chico conmigo."
"Que pase por favor."

El hombre retrocedió para abrirme la puerta y me hizo un gesto de cortesía como motivo de decir que entrara. Con pasos lentos me acerqué a la oficina de León incierto en lo que iba a decirle, pero mis pensamientos se vieron distraídos por las decoraciones de la pequeña oficina en donde él se encontraba: muebles de tela cara, mesas rojas talladas a la perfección, un juego de té hecho con oro puro y un gran cartel que incluye el logo del ejército extendido en toda la gran ventana para cubrir el clima soleado del día.

Y ahí estaba sentado Leon en medio de su escritorio concentrado en sus propios asuntos. Andaba escribiendo una carta con una pluma mientras tenía sus lentes de lectura puestos sin conciencia de que lo estaba viendo desde la entrada, pero cuando subió la vista para verme dijo muy complacido mostrando la silla que se encontraba enfrente de él:

"¡Ah eres tú! Pasa y toma asiento."

Me acerqué lentamente aún pensando en que clase de mentira iba a decirle y cuando me senté sobre la colcha roja del mueble este se quitó los lentes y analizó mi aspecto con detenimiento sin parpadear o hacer algún movimiento inusual desde su lugar, mientras que yo mantenía cabeza abajo para no mirar su reacción. Poco tiempo después se retrocedió y junto sus manos.

"Sabes que tú me recuerdas a alguien especial ¿verdad?" Leon empezó a decirme.

Aún estaba mudo al oír la manera en cómo me lo preguntó y se levantó de su silla para acercarse hacia mí. Después me inspeccionó la cara levantándolo hacia arriba por el mentón para observar mis ojos que brillaban con la luz del candelabro de cristal que colgaba en medio de su oficina.

"Esos ojos verdes..." dijo. "Nunca he visto a alguien que porta ese color en toda mi vida."

Al final supe que eso era cierto porque de todas las personas que he conocido en el reino Ignis casi la mayoría eran de ojos cafés oscuros o negro, bueno, eso depende en qué tierra estás. En lugares como Aqua y Aeris las personas portan ojos azules y hasta grises mientras que en Terra eran avellana; pero es muy raro ver a alguien portar un tono más claro en el reino de León, y nosotros dos éramos los únicos. Cuando terminó de verme soltó su mano y cruzó los brazos.

"Verás." empezó él. "Formar parte de los Leones requiere de mucha disciplina, y creo que tu forma de ser dice lo correcto."
"¿Me estás invitando a unirme con ellos o simplemente empezaste la conversación porque eres parte de ese grupo?" dudé yo.

Dando un profundo suspiro Leon me respondió esta vez con más calma.

"No muchacho." Y puso su mano en mi hombro izquierdo. "Quiero que pienses bien en cambiar tu vida de mendigo para que te conviertas en aprendiz."
"¿Aprendiz? Pero no tengo ni siquiera experiencia en manejar armas como espadas o arcos, solo sé hacer artes marciales."

Tras oír esas últimas palabras, Leon cruzó los brazos y frunció el ceño preguntándome:

"¿Artes marciales? ¿De quién?"

"No digas que tu padre o te dejarán de creerte." decía mi mente a cada minuto como un recordatorio de que NO DEBO revelar mi nombre real o en otros casos, decirle enfrente de él que en realidad soy el hijo de su compañero de toda la vida. En vez de eso le respondí nervioso:

Elementaria 1: La Última LlamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora