Capítulo 7: Llegada a la isla Greattree

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Anais no se lo podía creer. Ante ella, apacible, verde y llena de vida como la recordaba, estaba Greattree*. 

Habían pasado dos días desde que se despidieron de Shanks, y nada más marcharse habían partido hacia la isal natal de Anais. Habían echado el ancla en una pequeña bahía al este de la isla. Era la costa más cercana al pueblo donde vivían su tío y su primo, Greentree**, y, además, Anais no quería ver la costa sur. La costa sur era completamente una playa de arena dorada, que brillaba como el oro cuando el sol le daba de golpe, y brillaba como fuego en los atardeceres. Por eso, a esa playa y al pueblo donde Anais había nacido, que estaba al lado, le llamaban Firesand***. En aquella playa se habían despedido su madre y Shanks años atrás, en esa playa había pasado la mayoría de los atardeceres de su vida, en esa playa habían atracado los piratas que se habían llevado a su madre y a los demás. Desde esa playa, se podían ver los restos carbonizados de lo que había sido su hogar. 

La costa este daba a un profundo bosque, y en el interior estaba Greentree, el pueblo más grande de la isla y, desde hacía cinco años, el único con habitantes. El bosque estaba en silencio, solo se oían los silbidos de los pájaros que lo habitaban. Zoro echó el ancla, y los demás se dispusieron a bajar a tierra firme, pero Anais los detuvo. 

- Esperad -todos la miraron confundidos-. Aunque no los veaís, en los árboles hay guardias que no dudarán en atacarnos si bajamos. 

- Pues lucharemos contra ellos -respondió Luffy, crujiendo sus nudillos, mientras una sonrisa desafiante aparecía en su cara. 

- La lucha se puede evitar facilmente. Además, no hemos venido para herir a mis vecinos -Anais bufó y se subió a la borda. Se puso las manos alrededor de la boca, tomó aire y gritó-. ¡¡¡QUE LA LUZ DEL SOL ILUMINE TUS DÍAS!!!

Todos la miraron extrañados, probablemente pensando que se había vuelto completamente loca. De pronto, un voz respondió del bosque, también gritando:

- ¡¡¡Y QUE LA LUZ DE LAS ESTRELLAS TE GUÍE EN LA OSCURIDAD!!!

Anais los miró a todos y dijo:

- Ahora sí que podemos bajar. 

Mientras bajaban, al menos cinco personas salieron de entre los árboles, todos armados con lanzas y arcos. Al principio parecieron confusos y desconfiados, pero nada más mirar a Anais, comenzaron a gritar de júbilo y a reír. La mujer más cercana la abrazó con fuerza.

- ¡La pequeña Anais ha vuelto hecha toda una mujer! ¡Y se ha traído amigos!

A Anais le costó muchísimo no sonreir. Al fin y al cabo, todos lo hacían. Además los habitante de Greattree eran conocidos en la zona por ser extremadamente risueños, y ella también había solido serlo. Todos la abrazaron felices, excepto uno de ellos, que se quedó un poco aparte, con los ojos inéxpresivos y los brazos cruzados. Era un chico alto, de unos dieciocho años, con el pelo largo, liso y rubio y los ojos verdes. Era delgado aunque musculoso, y aunque su rostro era demasiado alargado, tenía algo atractivo. 

Nada más mirarlo, Anais se quedó de piedra. Se le había olvidado que cuando se marchó Nick acababa de ser nombrado guardián de la isla. 

- Nick -susurró, con la voz ahogada. No solo era su primo, había sido como un hermano mayor para ella durante toda su vida, de la misma manera que ella había sido como una hermana mayor para Lucy antes de que se la llevaran. 

- Tienes dos opciones -dijo Nick, con voz profunda. Se le había vuelto más grave tras tres años-. O te mato yo ahora o sobrevives una semana y te mata mi padre cuando vuelva de hacer negocios. Te aviso que no será agradable morir de asfixia en uno de sus abrazos. 

La chica de la sonrisa pintada (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora