Oportunidades

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Con la llegada de la primavera, los pétalos de los arboles de Cerezo se esparcían por las calles dándole a Yagi una sensación de paz. La primavera y el verano lo hacían sentirse feliz, en este tiempo su jardín volvería a florecer, llenando nuevamente de color su casa.

Miro con cariño los girasoles de su patio, estaban floreciendo en todo su esplendor. Amaba a todas sus flores pero sin duda amaba quizás un poco más sus girasoles.

Se paso la mano por la frente cuando termino de plantar el ultimo tulipán. Mirándolo de reojo, el color amarillo le hacia acordar a Yamada.

"Los tulipanes son símbolos de amistad si no me equivoco" La voz de Aizawa hizo que el rubio alzara su cabeza, viendo al pelinegro en la entrada a su patio.

Toshinori no pudo evitar sonreír, sus ojos brillando de curiosidad al ver que el pelinegro sabia de jardinería. También vio la bolsa con comida que traía en su mano, entonces hoy cenarían juntos.

Era una buena forma de empezar el sábado.

"Así que sabes de flores, estoy sorprendido" Dándole una leve sonrisa Aizawa avanzo hasta donde estaba él, observando los tulipanes con interés.

"Me contabas mucho sobre flores, sus nombres, significados, como crecían, eras todo un viejo" Toshinori solo suspiro divertido pero sin interrumpir al pelinegro, le gustaba que le contara sobre el pasado "Aunque en ese entonces no tenias un jardín, siempre quisiste uno y veo que lo obtuviste"

"Imagino que tener que ser el héroe numero uno no daba tiempo para cuidar pacientemente de las plantas"

"Eso decías, pero aun así, tenias un par en dentro de tú casa"

Y así quedaron, en un silencio pacifico, sentados en el bien cuidado pasto. El viento corría suavemente dando una sensación de frescura. En ese momento Yagi se tomo la libertad de mirar a Aizawa, sus mejillas estaban rosadas por la frescura del día, la piel blanca contrastando con el negro de sus cabellos y sus ojos, normalmente cansados, contenían una chispa de alegría que a Toshinori le gustaría conservar para siempre.

Entonces fue que amplio un poco más su vista, detrás de el pelinegro se asomaban sus violetas. Aquellas que había plantado con dedicación, eran una de las primeras flores que había conseguido. Se había emocionado tanto con ellas que una generosa parte de su jardín estaba lleno de ellas.

Podían crecer en casi cualquier parte, mucho más en la sombra. Eran un tipo de flor medicinal, siendo un excelente té para conciliar el sueño. Y a penas el invierno se iba, florecían como si nada hubiese pasado.

Eran flores hermosas y eficientes.

Y ahora viendo al pelinegro junto con ellas no pudo evitar verlos como iguales.

"¿Qué tanto miras Yagi?" Con una ceja alzada, Aizawa no pudo evitar soltar un bufido divertido al ver la cara del rubio. Los ojos azules miraban más allá de su rostro, estaba totalmente perdido en sus pensamientos.

"Oh, lo siento, no era mi intención incomodar, simplemente pienso que tú y las violetas se parecen" Dando un vistazo a las violetas y a los ojos oscuros de Aizawa, Toshinori no pudo más que asentir con energía, confirmando lo dicho "Me recuerdan a ti"

"¿Me comparas con las flores que se suponen representan la sangre derramada de soldados en batalla? Vaya manera de recodarme, y yo que pensaba que por fin alguien me compararía con rosa roja o un tulipán" Con el sarcasmo e ironía derramándose en cada palabra de el pelinegro, Yagi solo rio ligeramente.

"Me sorprende jardinero Aizawa, su conocimiento sobre las flores es casi impecable pero..." Recostándose en el pasto el rubio miro las nubes pasar frente a sus ojos, disfrutando del intenso celeste que el cielo le estaba regalando ese día "No es lo quiero decir"

Leyenda de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora