Diario

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Día Uno
Iniciando el primer día de clases en la universidad, Kariya Masaki se encaminaba por la acera rumbo a su nueva "carcel" como pensaba. Suspiro, lo había pensado desde preparatoria, cuando el trabajo y escuela empezaron a ser más importantes que su propia vida.

La vida constaba de: estudios, trabajo y familia, lo que había escuchado y le habían dicho desde pequeño, y que no había comprendido hasta el día en que enfermo. En la blanca estancia, conectado a la máquina que monitoreaba sus signos vitales, la intravenosa suministrándole vitaminas e hidratándolo, comenzó a pensar en él, a sus dieciséis años se pagaba sus estudios en un trabajo de medio tiempo, estudiaba dentro y fuera de sus horarios escolares, lo que le hizo entrar en ese shock y caer en una crisis.

Pétalos de cerezo se desprendían de las ramas y revoloteaban por los aires danzantes, cayendo unas en el suelo o sobre alguien o algo.

Charlas y risas escuchaba al acercarse cada vez más aquella gran estructura compuesta de cinco edificios con amplio espacios verdes y recreativos.

Diario: día uno.
Después de mi rutina diaria en el departamento y tomar el tren para después caminar, e llegado a mi nueva "carcel", veamos qué tal nos va juntos.

Escribió de manera legible y letra media con detalles en las vocales, se comprometió a si mismo al iniciar la universidad de escribir un diario donde relataría su nueva "vida".

No pudo evitar mirar hacia el chico de cabello azul alzado que era seguido "discretamente" por un grupo de chicas.

Sus ojos ámbares deleitaban la lectura de un libro de pasta púrpura, su paso lento y firme. Alzó la ceja, pocas personas llamaban su atención.

Continuo su camino hasta toparse con su buen amigo Hikaru, a quien conoció cuando su madre y él se mudaron del campo a la ciudad. Kariya había pasado su infancia e inicio de pubertad en las afueras de la ciudad, aprendiendo cosas básicas como cacería, el saber identificar una baya buena como los hongos o hierbas curativas.

—¡Kariya! –se lanzó a sus brazos el otro con euforia causando que casi cayeran de no ser por la fuerza de sus pies al suelo.

—Hikaru... –molesto, le separó y vio. El otro sonrío feliz, animado, alegre de estar en también en el mismo instituto que su amigo de secundaria —eres molesto.

—Lo se –respondió Hikaru alejándose un poco y verlo mejor, ante las vacaciones anteriores, ambos se miraban un poco diferente —creciste.

Kariya se miro ante aquel comentario, no se había dado cuenta de ello y era cierto, no creció exageradamente, pero si algo considerado. En cambio Hikaru se miraba más "masculino", en preparatoria era alguien acosado por tener un estilo algo "feminista" en su forma de ser por lo que Masaki intervenía por él.

—Bueno... ¡vamos! –le jaló hacia delante para encaminarse a la ceremonia de nuevo ingreso.
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Pasando la hora de ceremonia cada uno fue a su respectiva clase, Hikaru y Kariya quedaron en diferente clase, pero con dos materias en común, por lo que podrían verse en ellas y en sus horas libres.

Constituida por varios alumnos, se unió a un grupo de tres chicos y una chica: uno de gran altura, el más alto de todos ahí al parecer, de cabello blanco y orbes magenta de nombre Munemasa Ibuki, a lado de este y muy animada Nozaki Sakura, cabello rosado y orbes azules. El tercero de estatura menor que Hikaru de piel oscura y cabello trenzado con orbes azules: Shin Tetsukado y el ultimo de cabello anaranjado con una mirada muy misteriosa: Kazuto Minaho.

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