Elliot

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—¡Merrer! Habías prometido ayudarme antes de mi examen, y mi examen es mañana. Te comprometiste y ya no aceptaré un no como respuesta, te esperaré a la hora de la salida—

Aquel diálogo...
¡¿Qué digo?! Aquello no fue un diálogo, Gardner se plantó en frente de mí, y prácticamente me ordenó vernos después de clases.

Recuerdo perfectamente decir que le ayudaría para su examen, pero en ese entonces mis sentimientos no estaban hechos el lío que eran ahora (por esa misma razón evitaba el contacto con él)

El pelirrojo aprovecho mi lenta reacción a su comentario y se fue antes de que pudiera inventarle alguna excusa.

Estoy en problemas...

El reloj estaba en mi contra, mientras más lento deseará que pasase las manecillas tendían a moverse más rápido, y con el movimiento de ellas pareciera que el nudo de mi corbata se fuera apretando dejándome sin aire

El primer plan era actuar como un buen Merrer... Y huir.

Traté de instalarme entre la multitud de adolescentes esperando tras la gran reja de la entrada, para así pasar desapercibido entre el tumulto. Pero cuando la puerta se abrió y la gente comenzó a empujar para poder salir, vi claramente como todo el alumnado me arrastraba directamente hacia la cabellera roja.

Mi corazón volvió a acelerarse

Ni siquiera fue posible esquivar su mirada, el era lo más llamativo en mi campo de visión.

Un chico un poco más alto de lo normal, con un tono anaranjado en su cabello que es muy difícil de ignorar, el destello de todos los aretes de su oreja que golpeaba justo en mis ojos. Y como no mencionar que estaba sentado en el espaldar de una banca, por lo que era la única persona que se veía por completo.

Al llegar a su lado ya había aceptado mi muerte, él me respondió con una sonrisa y yo comencé a andar por delante con la esperanza de que mi corazón tranquilizara su bombeo.

Ni siquiera estoy en las mismas clases que Caden, muy probablemente me confundiré con las materias, tal vez las resuelva de forma errónea, tal vez utilice una fórmula distinta.

Fórmulas...
Caden...

Tal vez no estaba intentando resolver la ecuación que Caden proponía, solamente me estaba aterrado al ver su magnitud. Tal vez si dejo de tener miedo... Encuentré finalmente su respuesta.

Elliot... Esta no es la biblioteca—

Mierda, caminé directo a casa.

Tres más tres es igual a cincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora