Pasado

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Si, el trabajo que menciono si existe y no, no es prostitución.




-Entonces la luz intercepta las partículas de agua generando todo el color…- todo el equipo estaba reunido un fin de semana en la casa de Derek para celebrar el cumpleaños del pequeño Hank y mientras esperaban a que Rossi termine de asar la carne Spencer le explicaba al gran hombre con piel de chocolate y a su hijo en brazos sobre como se creaba un arcoíris.

-Esta bien tío pero… ¿Y donde viven los duendes que están al final del arcoíris?- Hank estaba realmente curioso sobre el hogar de los diminutos amigos que vienen impresos en su lonchera.

-Bueno…-

-Ellos utilizan el arcoíris como resbaladilla para llegar a nuestro mundo, es por eso que nadie sabe donde viven- Penélope intervino al ver a Spencer en problemas al no poder darle una respuesta al niño sin romperle sus ilusiones.

-Si… eso iba a decir también…-  Savannah soltó una carcajada junto a Derek y Penélope, el celular del orgulloso papá sonó y pasó a Hank a los brazos de su madre para salir de la habitación para hablar.

-Derek Morgan-

-Derek, necesito que me ayudes con algo- la voz femenina sonaba pausada al otro lado del fono, pero Derek sólo podía tener un enredo en su cabeza.

-¿Hilal?, ¿Hilal eres tú?-

-Oh vamos, ni siquiera fue tanto tiempo- una joven con el cabello rubio que rozaba sus hombros acomodaba su cabello detrás de sus orejas de forma nerviosa por hablar con Derek, sus ojos negros brillaban por emoción de escuchar a su amigo después de tanto tiempo.

-Han pasado cinco años niña, ¡¿cómo quieres que me tome el que hayas desaparecido y ni siquiera te dignes a mandar una postal?!- el fornido moreno había perdido la paciencia. El rostro de Hilal se tornó rojo por la vergüenza de la razón de Derek, sus pecas sobre la nariz se tornaron más oscuras dándole una apariencia inocente para su edad. Aclaró su garganta con un leve sonido, se irguió  y cruzó sus piernas haciendo sonar sus tacones contra el suelo.

-Ok papá, lo lamento ¿si?,  ayúdame en esto y prometo contarte todo-

-¿Qué rayos necesitas?- la risa de la chica sonó altanera al otro lado.

-Unas chicas mías fueron intervenidas injustamente, ellos planeaban que sean encarceladas hasta que averigüen lo suyo-

-Hilal… pensé que habías salido de ese negocio… oye hija yo te puedo ayudar…-

-Ya no me prostituyo mas, así que tranquilízate- terminó lo que dijo y Hilal soltó un suspiro, en algún rincón de su ser, el hecho  de que Derek pensara que seguía en malos pasos y que no valoró lo que él hizo por ella le dolió y mucho.

-No quise ofenderte- Derek había notado ese tono de voz de Hilal que decía “Me siento una mierda”.

-Nunca lo harías…-

-Necesito que me cuentes toda la situación, no puedo salir ahora así que mandaré mi dirección, te espero-

-Derek, ¿estas ocupado?, no quiero molestarte sabes, puedo ir mañana-

-¿Me estás diciendo que dejarás a un grupo de chicas inocentes en la cárcel?-

-¡Claro que no!, pero no quiero interrumpir en tu casa así como así ¿qué celebras?-

-Mientras tú jugabas a la fugitiva yo me casé y tuve un bebé, vamos ven, aquí hay un par de personas que quisieran ver tu cara- la respiración de Hilal se cortó por un instante.

-¿Están los chicos ahí... está Spencer?- sus manos sudaban y su ansiedad se reflejaba en el movimiento constante de su pierna.

-Si, el niño estuvo muy triste cuando te fuiste ¿lo sabes no?- Derek sabía de los sentimientos de ese par, pensó que ambos terminarían casados con un montón de geniecillos extrovertidos corriendo alrededor de ellos pero no fue así, de un día para otro Hilal desapareció y Spencer se sumió en un profundo silencio respecto a sus sentimientos.

-Lo nuestro no funcionaría, aparte tuve mis razones para dejar todo tal y como estaba. Estaré ahí mas tarde- ella colgó rápidamente escondiendo su tono de voz triste, dejar a Spencer le había apagado una parte de ella, lo amaba tanto, no lo había visto en cinco años pero su amor por él seguía tan vivo como el día en que lo besó la primera vez o cuando le quitó la virginidad al pequeño genio sobre el sillón de la casa de Penélope, Hilal agitó su cabeza para esfumar los recuerdos y ponerse en marcha.

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>Derek no dijo nada de la llamada y la fiesta siguió, ya entrada la noche el pequeño Hank se había rendido a Morfeo, sus tres años de vitalidad no fueron suficientes para quedarse despierto hasta que ‘papi y mami también tengan sueñito’, Savannah lo había acostado en su cuna hace unos minutos y todos estaban reunidos en la sala, sentados en los grandes y afelpados sillones mientras reían y bebían vino hasta que el timbre sonó.

-Necesito que se tomen esto con calma- todos se miraron confundidos al escuchar a Derek decir eso, él se levantó a la puerta y todos lo siguieron con la mirada, una exhalación de sorpresa a la vez se escuchó en la sala, Hilal, la rebelde chica que llegó a la unidad por un asesino que le quitaba la piel a jóvenes prostitutas de alto nivel, la joven que había aceptado la ayuda de Derek, el apoyo de todos y decidió salirse de ese mundo, la misma Hilal que logró que Spencer tenga amor en los ojos. La sorpresa fue más grande para Spencer, él fue el único que se levantó he hizo el ademán de ir hacía ella pero pareció pensarlo mejor y se detuvo en su lugar.

-Hace un frío de mierda allá afuera- la chica entró rápidamente a la casa frotando sus brazos -hace unas horas todo estaba tan cálido- Hilal trataba de desviar la atención de todos a otro tema, pero podía sentir sus miradas clavada en ella, casi podía escuchar las preguntas de Spencer sobre porque lo abandonó…

-¿Niña?- Rossi se levantó y caminó rápido hacia ella, un cálido abrazo calentó el corazón de Hilal pero se rompió a los segundos dando paso a una Penélope con lágrimas en los ojos.

-¿Cómo es posible que te fueras de esa manera?, ¿te aprovechaste de la promesa de nunca investigarte cierto?-  la rubia posó sus manos sobre las mejillas de Hilal -estás tan bonita- después de observarla unos segundos más la abrazó.

>JJ, Emily, Hotch, William y Savannah no eran muy cercanos a Hilal por el hecho de que no compartieron mucho tiempo con ella, ellos tan sólo se acercaron a saludarla y tratar de descifrar el porque de su huida hace unos años, pero el genio estaba en una especie de shock, sus manos estaban húmedas por el sudor frío y sus ojos estaban totalmente abiertos permitiéndose parpadear de vez en cuando, no se atrevió a acercársele,  ese niño asustado que se le escapaba en ocasiones de presión tomó control de él y lo llevó a escabullirse a una esquina de la sala mientras todos hablaban. Hilal no había quitado su atención de Spencer, sabía que estaba cohibido, lo había seguido de reojo desde que llegó, vio cómo esquivaba a todos y se sentaba en la esquina de la sala sobre un pequeño mueble, giraba sus dedos y tragaba saliva constantemente, no quería que todo fuera peor para él así que decidió que mientras más rápido les explicara el caso más pronto se iría y dejaría a Spencer en paz.

-Derek, realmente necesito que me ayudes en esto…-

-En-En que, dime ¿yo también puedo ayudar?, ¿es grave verdad?, ¿alguien te quiere hacer daño?- Penélope se había encariñado tanto con Hilal cuando llegó, salían juntas y se quedaban a dormir en casa de la otra solo para poder charlar y reír toda la noche, se convirtió en su pequeña hermana.

-No Penny, si me quieren dañar pero ahora es mi responsabilidad proteger lo que quiero-

-Ven bonita, necesito detalles- Derek se dirigió a su estudio con Hilal siguiéndolo de cerca, la oficina quedaba a espaldas de la sala, tenía que pasar justo por el lado de Spencer para poder llegar, Derek pasó y Hilal se quedó a pensar un minuto si estaba bien o no acercarse tanto al genio, tomó aire y a paso ligero siguió el camino que había tomado Derek, Spencer la miró de reojo mientras mordía su labio inferior y acomodaba su cabello tras su oreja izquierda.

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-Ahora dímelo todo-

-Cuando terminó el caso la agencia me ofreció brindarme una nueva identidad, ustedes no sabían nada ni había forma de que lo supiera, así que la tomé, sólo conservé mi nombre y mis apellidos fueron cambiados, con el dinero que había reunido en todos los años que… trabajé, funde una empresa de anfitrionaje para discotecas y marcas privilegiadas en Inglaterra, el negocio sube como la espuma Derek, juro que es una empresa limpia y que la prostitución ya no es parte de mi mundo, hace una semana mandé con una representante a diez chicas a Dubái, todo bien, fueron a un par de discotecas de alto valor, hicieron su trabajo como modelos y sirvieron los tragos para los empresarios sobresalientes, el contrato terminó y cada acuerdo viene con un país en donde ellas pueden hacer escala para su descanso, ellas llegaron a EEUU y vinieron a Quántico pero las detuvieron en el aeropuerto alegando que eran prostitutas sólo porque unas señoras “conservadoras” las difamaron, ¡ellas no han hecho nada Derek, varias de ellas vinieron a pedirme que las ayude porque tienen que mantener a sus hijos!, ¡inclusive una de ellas estudia becada en la mejor universidad de Inglaterra y otra de ellas es virgen! No te pido que me ayudes a mi, ayúdalas a ellas por favor-

-Yo arreglare todo esto, pero a cambio te quedarás cerca, donde pueda verte mientras esto se soluciona, ¿estamos de acuerdo?- Derek tenía esa mirada que decía que él está al mando.

-Lo que tú digas-

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>Todos se retiraron esa noche sin hacer más preguntas, Savannah y Derek le dijeron a Hilal que podía quedarse en su casa pero ella rechazó la oferta escudándose con que tenía un cuarto de hotel, el gran hombre aceptó a regañadientes y dejó que se marchara, lo que ella no sabía es que un, aún consternado, genio la esperaba tras el árbol que quedaba frente a la casa.

-No te gustan los hoteles ¿Dónde piensas pasar la noche?- la voz de Spencer sonó tras ella e hizo que fuera un pequeño salto del susto.

-Ha pasado un par de años de eso, ¿No crees que ya pude superarlo?-  Hilal trató de sonar despreocupada pero su mirada sólo ponía en evidencia su nerviosismo.

-No…, puedes quedarte en mi casa, digo… tengo espacio libre- Spencer bajó su vista encontrando interesante el pequeño cerdito de tierra que intentaba cruzar una rama -sé que no es de tu agrado pero también se de que aún te tensas al hablar de hoteles…- Spencer la conocía tan bien, después de lo que pasó nunca volvió a pisar un hotel, el sólo hecho de saber que en uno de esos la amarraron a una camilla y casi le quitan la piel estando viva, era ligeramente traumático, Hilal sabía que sino aceptaba terminaría durmiendo en la calle.

-Esta bien… pero dormiré en el sillón-

-Como quieras- Spencer río bajito, metió su mano a su bolsillo buscando las llaves de la camioneta que había decidido comprar hace un par de años.

-¿Tienes un auto? Espera ¡¿manejas, como demonios?! Siempre dijiste que manejar no era lo tuyo-  el genio dio un respingo por los gritos que daba la chica.

-Ha pasado un par de años, ¿no crees que ya pude superarlo?-

-Touché-

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>El viaje a la casa de Spencer fue acompañado de un silencio incómodo, Hilal se entretenía viendo el perfil de Spencer reflejado en el vidrio de su ventanilla, el modo que frunce su ceño siempre que esta concentrado en algo, como muerde su labio inferior al hacer una maniobra difícil con el timón y el sube y baja de su manzana de Adán por el hecho de que él también esté nervioso por la situación, ella podía apostar que Spencer se estaba debatiendo ahora mismo si es que fue una buena o mala idea el de invitarla a pasar la noche. En unos minutos más el auto estaba estacionado en la cochera de Spencer, el lugar no había cambiado nada, todo estaba tal y como lo había dejado hace cinco años, inclusive estaba esa vieja mesa donde sentó al genio para hacerle su primer oral, él se cayó de lado luego de llegar al clímax dejándole un moretón en su cadera, Hilal sonrió de lado recordando aquello, Spencer cerró la puerta del armario donde buscaba algunas mantas para Hilal, la buscó con la mirada y la encontró sonriendo viendo algo, buscó que es lo que miraba y encontró esa vieja mesa, su cara se tornó de un rojo intenso al darse cuenta del porque de su risa, acomodó su cabello tras la oreja y siguió su camino hasta el sillón colocando las mantas y la almohada limpia sobre este.

-Todo está limpio y la almohada es esponjosa, ya sabes… te gustan de esas- el pecho de la chica se calentó al recordar el porque ama tanto a Spencer, él siempre es tan dulce y considerado, merecía a una chica buena como él y formar una linda familia.

-Gracias Spencie, oye yo… yo quería explicarte lo que pasó en ese entonces-

-No hay necesidad, sé que estás acostumbrada a otro tipo de vida y a otro tipo de hombres, no hace falta que me des explicaciones, sé que no soy del agrado de todo el mundo y que no soy el tipo de chico que le quisieras presentar a tus amigas, entiendo eso yo…-

-¿Puedes dejarme hablar? Hay cosas que nunca cambian- Hilal interrumpió a Spencer, a veces él podía hacerse una telaraña en la cabeza.

-Si, claro-

-Sé que el que me fuera te hizo mucho daño, no quería, nunca fue mi intención ¿lo sabes cierto? Spencer, eres lo mejor que me pasaste en mucho, mucho tiempo, el amor que siento por ti-

-¿Sientes?, ¿tiempo presente?- el genio tuvo que interrumpir para aclarar aquello, ¿ella aún seguía enamorada de él?

-No me interrumpas genio, deja de pensar un poco ¿ok?- Hilal tomó aire y siguió con su pequeño monólogo -Lo siento mucho Spencie, te lastimé y nunca podré perdonármelo pero compréndeme, en ese tiempo era una prostituta e inclusive ahora soy la exprostituta, no soy ni seré alguien a quién puedas presentar a nadie, no quiero hacerte pasar por algo así, me moriría si llegaras a sentir vergüenza de mi ¿sabes?- los ojos de Hilal ya se habían convertido en dos lagunas, sus largas pestañas estaban mojadas con sus lágrimas y lo único que podía hacer era parpadear constantemente para poder enfocar la  imagen de Spencer, se sentía patética pero eso para el genio era lo más tierno que había visto, una sonrisa amplia no tardó en tatuarse en su rostro, sabía que ella lo seguía amando, sabía que su amor sería eterno.

-Te amo tanto- Spencer se levantó del sillón donde había tomado asiento y acortó la distancia que había entre ellos, no tardó en fundir su boca con la de Hilal, gimió al volver a sentir el sabor dulce que pertenecía sólo a ella, Hilal tardó un poco en hacer clic con lo que sucedía,  pero no demoró en responder a Spencer, el genio tomó con un poco más de fuerza los antebrazos de Hilal mientras que con su lengua pedía permiso para acceder al contacto con la de su, otra vez, novia, aquel beso estuvo cargado de todos esos sentimientos que guardaron durante esos cinco años, el amor y el deseo que sentían mutuamente pero que habían guardado.

-Eres lo primero  que quiero ver al despertar y lo último que besar al dormir- la voz ahogada de Hilal sonó en un susurro mientras apoyaban sus frentes juntas, Spencer sonrió aún más.

-Me alegra que por fin estemos de acuerdo en algo, nunca podría avergonzarme de tener a la mujer más perfecta el mundo conmigo, gracias por dejarme ser otra vez parte de tu vida-

-Nunca dejaste de serlo- ella jugaba con los pequeños risos del cabello dorado de Spencer -pero… ¿cómo es que has mejorado tanto en tus habilidades para besar?, ¿debería preocuparme?- ella frunció el ceño y lo jaló de la corbata -tus días de diversión acabaron pequeño genio, quien iba a pensar que mientras yo me guardaba para ti, tú ibas a ir por la vida metiéndote bajo las faldas de mis excolegas- él sabía a que se refería con ese término, “zorras”, eso es lo que le explicó alguna vez.

-Dejémoslo en que Derek quiso animarme- ambos rieron pero fueron interrumpidos por el sonido del teléfono de Hilal.

-¿Derek?-

~Las chicas ya están sanas y salvas en su hotel~

-Muchas gracias Derek, te lo agradezco tanto-

~Todo por la niña de mis ojos~ el moreno rio pero su burla se apagó cuando escuchó un gruñidos por parte de Hilal ~¿qué sucede?~

-¿Se puede saber que te sucede?, ¿Cómo se te ocurre llevar a mi dulce y virginal genio a conocer zorras?, ¡no te lo perdonare!-

~¿Tu genio? Los dejo solos un segundo y ya se están manoseando, ¿pueden comportarse?~ la alegría se podía escuchar en el tono de voz de Derek,  él amaba a esos chicos, recibiría una bala por ellos, estaba feliz de que sus caminos se unieran de nuevo y  esta vez para siempre.

-¡Yo le di su primer oral, le descorche el champán! No puedes venir y hacer que le enseñen más cosas, ¡pervertido!- Spencer comenzó a toser de la vergüenza mientras se tornaba rojo, demasiada información innecesaria -Ahora te colgaré porque necesito revisar su aprendizaje- Hilal apagó el teléfono y lo posó sobre la mesa -entonces…- ella desabrocho su blusa mientras se acercaba al genio -mientras me enseñas lo tuyo, ¿me mudo contigo? ¿compramos una casa? ¿tenemos sexo en el balcón?- las pupilas de Spencer se dilataron al pensar en todas esas opciones.

-Tenemos toda una vida para decidir, ahora recuperemos el tiempo perdido-


Spencer Reid  》Oneshot's《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora