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Y ahí vio Áaron, entre el polvo y el alboroto de cuerpos abatidos, tumbado en el suelo amarillo del desierto, sintiendo ese vacío en su pecho, esa angustia interminable. Corrió para llegar al lugar donde se impactó el tiro de Amador, pero sus piernas no le respondían, intuía que su hijo estaba mal, lo que no se imaginaba era que al llegar a él, la muerte lo recibiría con la noticia. Júlian, quien no tenía nada que ver en este asunto de intereses maléficos, donde el orgullo venció sobre la cordura, se encontró con una bala en su espalda en un abrir y cerrar de ojos, en una expiración de vida y un suspiro de muerte.
Áaron, completamente destrozado lo tomó entre sus brazos. Los gritos del muchacho eran desgarradores. Mientras que Juliette pidió que los focos lo alumbrasen.
El muchacho movía el cuerpo de su hijo para que reaccionara pero lo inexorable estaba a la vista y aun Cooper seguía rugiendo con su llanto, exhalando la poca bestia que tenía en su interior con cada grito de dolor.
Los médicos llegaron al lugar y quitaron el padre del hijo hacia un lado, mas, este no se separaba de él. Mientras tanto Jade en un acto de locura, tomó una piedra más grande que su mano y corrió al cuerpo inerte del Mero mero para golpearle la cabeza hasta destruirla. Ella sabía que su hijo no sobreviviría a tal impacto y su bestia las emprendió con el sujeto que jaló del gatillo.
Por su parte, Mael hundía, enterraba su rostro sobre la arena del desierto, cubriendo las lágrimas pero no su sollozo. Su cerebro no sentía dolor por las heridas de su cuerpo, en el tiroteo lo habían alcanzado dos balas pero no quiso decir nada, no obstante, si exudaba sufrimiento por perder a su pequeño ahijado y Juliette se tomaba la cabeza largándose a llorar al ver a la criatura, a su padre, a su madre, a su abuelo, a su tío, a una familia completa torturada por la avaricia, por la inmunda droga. Hasta dónde puede llegar el ser humano con tal de satisfacer sus bolsillos, pensó.
No podría encontrar otra palabra para definir la tortura de Áaron, pensó Darius su padre. El muchacho estaba arrodillado a unos dos metros de su Júlian, echado sobre sus piernas esperando por un milagro que no llegaba. Los paramédicos seguían presionando la bomba de oxigeno sobre el pequeño rostro del muchachito, los ejercicios cardiacos no cesaban y Cooper no perdía mirada pidiendo a su Dios que le devolviera la vida a su hijo, mas este Dios lo había abandonado hace mucho tiempo y ahora Jade, con su ropa, sus manos, su rostro ensangrentado, volvía su mirada a su hijo e intentaba incorporarse para hacerle compañía a su esposo.
Hasta que después de 3 minutos interminables, los paramédicos dejaron los ejercicios cardiacos y todo el procedimiento, dando cuenta el sujeto que bombeaba oxígeno, la hora del deceso. Áaron quedó silente, observando sin poder reaccionar, sin embargo, al ver a Jade caer nuevamente de rodillas, asumiendo la muerte de su hijo, Áaron dio un grito interminable, un "no" extirpado desde lo más profundo de su alma, desgarrando sus cuerdas vocales, un rugido envuelto en desesperación acompañado de una tortura interna agobiante.
— ¡Noooooo, mi puta vida!—gritaba Cooper hijo, golpeándose el rostro a puñetazos, rasgándose la piel de su pecho con las uñas de sus manos.
La desesperación era brutal. Sus gritos no cesaban, pero nadie acudió a él, sabían que la culpa le estaba recayendo y lo mejor que podían hacer era que la bestia que llevaba dentro saliera por fin y no dejara ningún indicio en su interior.
Jade no podía moverse, su adrenalina de a poco estaba bajando y con ella ese vacío que te deja. Pero no era por esa razón que no coordinaba movimiento, era por qué parte de su corazón que la dejaba. Uno de los policías intentó ayudarla pero esta no se dejó, intentó levantarse, mas perdió su equilibrio en su intento, hasta que Juliette, al verla desplomarse nuevamente, corrió hacia ella y la incorporó hasta llegar a un lado de su hijo que ya estaba a punto de ingresar a esa bolsa plástica negra y tener mejor suelo que el mortal polvo del desierto.
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LA BESTIA EN MI INTERIOR #wattys2018
Tajemnica / ThrillerLa ira. Todos sabemos lo que es la ira, todos la hemos sentido alguna vez. Ya sea pasajera como una molestia en el estómago o como tal, cólera, en su máxima expresión. Este pecado capital es tan normal como una sensación de placer, de deseo, de mied...