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Las horas pasaron inexorablemente, como tenía que ser. El tiempo para estas personas no se detiene. Su angustia, su dolor, su desesperación están latentes, siempre. En cada respirar la vida se les escapa, Jade lo sabía, ella estaba mal herida en el desierto intentando esconderse de Aurelia y Corino. Por otra parte, Rollo aun no lograba tener algún grado de misericordia por parte de Áaron quien no cesaba de apuntarle. Ya habían pasado tres horas y media desde que Cooper se comunicó con Mael y quedaron en que Riff lo ayudaría, pero el teléfono de Rollo no sonaba, era a aquel número que Mael tenía que llamar y aun no pasaba nada.
A 70 kilómetros del punto donde Áaron y Rollo comenzaron el litigio, Mael esperaba por la supervisora encargada del aeropuerto, la misma que había puesto a Jade y Cooper en el autobús acusándolos de traficantes o mulas. Hasta que finalmente la mujer se pronunció despidiéndose de un hombre de traje elegante en la puerta de su despacho.
— ¿Señora Mann?—preguntó Riff al verla— ¡Soy Mael Riff, vengo de...!
— ¡Ya sé de donde viene oficial! ¡Adelante!—instó la mujer, haciéndolo pasar a la habitación.
—Bueno directora. Si sabe de dónde vengo y quien soy, también sabrá a que vengo, no es así.
—Hace unas horas recibí el llamado de un agente de la PDI un tal Víctor Ferreira quien estaba buscando a este tipo, Áaron Cooper. Cuando se enteró de que lo detuvimos me dijo que mandaría a un oficial Mael Riff también agente de la entidad. ¿Supongo que es usted?
—Si señora.
—Bueno, dígame ¿Qué es lo que busca y que quiere conmigo?
—Necesito la evidencia, toda la que tenga para encarcelar a este tipo.
La mujer no le quitaba los ojos de encima a Mael y éste ya comenzaba a ponerse nervioso. Intuía, la directora, que este muchacho tenía algo entre manos y no sabía aun lo que era, incluso sentía que lo había visto antes pero no recordaba donde.
—Como primera evidencia señor Riff—dijo haciendo una señal para que Mael fuera a su lado y enseñándole la computadora prosiguió—Este es un pequeño altercado que tuvo el señor Cooper con un oficial en el aeropuerto. Como puede ver, el oficial lo retuvo puesto que un minuto antes había tenido un conato con dos pasajeros del mismo vuelo de los cuales ninguno denuncio nada. Segundo, tengo el relato de otro oficial que escucho cuando un policía dejo a la familia en el aeropuerto y los trato de narcotraficantes.
Súbitamente a Mael se le detuvo el corazón, sabía que lo que decía la mujer era verdad pero el contexto de las cosas fueron totalmente distintas. Se sentía atrapado, con ganas de contar todo pero su carrera, su trabajo estaban en juego y no podía meter las patas puesto que si la mujer lo descubría podría fácilmente acusarlo de complicidad.
Mael, al ver las imágenes vio con horror como su rostro aparecía en las imágenes cosa que no se dio cuenta la mujer y como pudo trato de tapar su rostro poniendo su mano izquierda en la mejilla ocultándose un poco, lo que no cavilaba era lo ridículo que se veía haciendo lo que hacía.
La mujer quedo extrañada ante el cambio del muchacho pero prosiguió mostrándole las imágenes de la cinta de equipaje y luego en la oficina de reclusión donde mostro lo que Áaron hacía con la maleta. Al final, volvió al video donde mostraban a Áaron bajando las maletas del auto policial de Mael obviamente sin que ella se diera cuenta.
— ¿Y la evidencia?—preguntó Riff intentando contenerse de los nervios.
—Espere un segundo—solicitó la mujer.
Tensa, preocupada, intrigada la directora se levantó de su asiento, caminó hacia una puerta que estaba cerca de su escritorio, la abrió con delicadeza aunque titubeo al hacerlo, intuyendo algo, mas, continuó. Encendió la luz, puesto que esta pequeña oficina no tenía ventana y después de 10 segundos interminables de búsqueda para Mael, donde contuvo su respirar, la mujer salió con una bolsa plástica trasparente que en su interior contenía los 3 ladrillos perfectamente armado aun y varios papeles de droga sin desarmar.
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LA BESTIA EN MI INTERIOR #wattys2018
Mysterie / ThrillerLa ira. Todos sabemos lo que es la ira, todos la hemos sentido alguna vez. Ya sea pasajera como una molestia en el estómago o como tal, cólera, en su máxima expresión. Este pecado capital es tan normal como una sensación de placer, de deseo, de mied...