Capitulo 5.

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Poché:

Abrí los ojos y el sol ya entraba por la ventana, me levanté y fui hacia el baño, tenía un dolor de cabeza de la puta madre, me lave la cara y baje a la sala.

Calle hacia el desayuno, la mire y en eso apareció Vale, me tomo de la mano y me llevo hacia su estudio.

- Poché, mira – mostrándome la pantalla de su computador – Mañana lunes tenemos un evento a las tres de la tarde.

- Si, es en el hotel Millennium Biltmore.

- ¿Vamos en tu auto o en el mío? – lo pensé unos segundo y en verdad daba igual.

- Vamos en el tuyo – Respondí, y nuevamente me dirigí a la sala.

Llegue a la sala y la mesa estaba lista para que nos sentáramos.

- ¿Quieres café o jugo? – me pregunto calle.

- Jugo, por favor.

- Yo quiero café – se adelantó a responder Vale – Gracias.

- Bien, espero les guste – dijo Calle mientras tomaba asiento frente a mí y al lado de Vale.

- Gracias prima, eres la mejor – dijo Vale.

- Si Calle, gracias – la mire con una sonrisa, que ella me devolvió.

Desayunamos y hablamos otro poco, sentía que Calle me miraba mucho, pero no entendía cuál era la razón, quizás anoche había pasado algo que no recordaba, pero tenía mis dudas.

Luego de comer, hablé un rato con Vale y al terminar la conversación le dije que ya debía irme. Subí a mi auto y fui hacia mi apartamento, tenía que ver a Ramon, nunca lo dejaba tanto tiempo solo.

Vale:

Cuando se fue Poché, no aguante la curiosidad de que había pasado la noche anterior, ya que, en el desayuno note a Poché un poco nerviosa y Calle la miraba mucho. Siempre supe que a Calle le atraía un poquito Poché, pero que no se animaba a hacer algo porque Poché siempre dijo que era heterosexual y la verdad yo no lo creía mucho.

- Puedes decirme, ¿por qué mirabas tanto poché? Uuyyy – Le pregunte en modo de burla.

- ¡Idiota! – soltó una risa nerviosa, mientras se sonrojaba – acaso ¿no puedo mirarla?

- Si puedes, pero yo te conozco, sé que siempre te ha atraído un poquito – le dije con una sonrisa pícara – ¿qué paso anoche?

- No paso nada – respondió rápido, con la mirada perdida, tomo una pausa, volvió los ojos hacia mí y dijo – bueno si paso algo, pero...

- ¿¡Qué paso!? ¡Cuéntame ahora! – la interrumpí.

- Está bien – volteo los ojos - paso que en un momento me miro y me pregunto "¿Qué harías si te besara?".

- ¿Y qué le dijiste? ¿La besaste? Dimee! – ya me estaba alterando, necesitaba saber.

- Le pregunte "¿Me quieres besar?", pero luego se puso rara, creo que ya estaba ebria, se paró y se fue a acostar, dejándome con la duda – me conto eso y note un poco de pena en sus palabras, creo que se quedó con las ganas.

- Poché es muy bobita, yo sabía que no era tan hetero como decía – yo sentía risa y ternura a la vez, conocía muy bien a Poché y estaría feliz de que estuviera con mi prima.

- No sé, prefiero no pensar en eso – luego de decir eso, se paró y salió al patio trasero

- Estaré en mi estudio Calle. – le dije, antes de que saliera al patio y no me pudiera escuchar.

Fui al estudio y me senté en la computadora para empezar a organizar mi semana, en ese momento me mire el brazo y levante la camisa manga larga que usaba, vi todos esos cortes y fue inevitable que dejara escapar unas cuantas lágrimas. Hace unos años atrás yo usaba la auto-lesión para desahogarme, creí que ya lo había superado, pero ayer luego de beber y de desesperarme al ver que Rosio no me contestaba los mensajes, fui a mi cuarto y la llamé un par de veces, pero ella me desviaba la llamada y eso me dio tanta rabia, como podía ser así. Abrí los ojos y estaba en el baño de mi habitación, sentada en un rincón, tenía mucha sangre en los brazos, lo había hecho otra vez y ni recordaba cómo.

Trabaje un rato, organice los eventos en mi calendario, respondí uno que otro correo y me dispuse a organizar las carpetas de mi escritorio, no sé porque tenía que abrir la puta carpeta con las fotos que tenía junto a Rosio, vi un par de fotos, recordé un par de momento, sentí esos momentos en mi piel y no pude evitar llorar otra vez.

Jamás entenderé porque tenía que ser así, porque todo tenía que ser difícil o porque tenía que ser tan débil, si no era lo uno, era lo otro, pero siempre encontraba una razón para odiarme.

Eran las 3:00 pm y seguía ahí frente a la computadora, tenía un dolor tan grande en mi pecho, el nudo en mi garganta no se iba nunca, ya había llorado mares, pero el nudo seguía ahí, no entiendo porque el amor tiene que ser así.

- ¡Odio el puto amor! – grite y pase mi mano barriendo el escritorio, dejando todo tirado en el suelo.

Llore otro poco, pero me trate de calmar, no quería que Calle me escuchar y me viera así, no quería que volvieran a sentir lastima de mí o que me miraran con pena, como ya había sucedido en el pasado, quería que me vieran como a alguien feliz, alguien fuerte y normal. Limpié mis lágrimas y empecé a ordenar el desastre que había dejado hace unos minutos en mi estudio.


Calle:

Vale estaba en su estudio trabajando y yo decidí salir al patio para poder disfrutar del sol y la piscina, me recosté en una reposera, cerré mis ojos. Pasaron unos minutos y me metí a la piscina, en eso sale Poché al patio y me mira desde arriba, cuando la vi quede impresionada porque ella se había ido a su apartamento.

- ¿Y tú? – pregunte sorprendida – no que te ibas?

- Regrese por ti – me respondió de una manera decidida y al mismo tiempo se sacaba la ropa para saltar a la piscina.

Todo pasa por algo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora