"Llegará el día que podrás liberarte del sufrimiento, cuando te deshagas de las ataduras de tu pasado".
Me despertó Isis, a la misma hora de siempre. No había pausa ni descanso. Me duche. Me vestí con la ropa que me indico mi asistente, unos degastados pantalones tejanos y una camisa de rayas. Desayune barritas proteicas y café con leche. Lo único distinto fue que me condujo a la sala de operaciones. Winn seguía en su puesto, tan fresco como una rosa. ¿No sería un ordenador? Y así se lo dije y se rió.
- He dormido las horas necesarias.- Y me soltó un rollo sobre teorías del sueño. Lo importante era la calidad de las horas de dormir.- ¿Tienes curiosidad como ha vivido Nathional City el suceso del Hotel Lila Green?
- ¿He creado alarma social? Un fantasma se ha cargado a un respetable ejecutivo...- Ironice inspirada. Oculte lo podrida que me sentía por dentro.
- Ja, ja... Aunque, están buscando la hermosa mujer con la cual ceno el Señor Pringado. No próspera la cacera porque su viuda pagará el silencio de la policía.- No me extraño, la gente multimillonaria tapaba sus miserias, refugiándose en su particular paraíso. Incluso, mi familia me pidió que ocultara mi bisexualidad. Se justificaban que para la sociedad aquello era irrelevante.- No te preocupes, todo está controlado. Te he borrado de las grabaciones de seguridad del alojamiento. La mafia Chilena será la única culpable del altercado. Eso ya nos vale, porque hace tiempo que tratamos de terminar con ella.
- ¿Pero es ético otorgarles crímenes que no han cometido?- le cuestione.
- ¿Es justo que roben a chicas y las obligan a prostituirse? ¿Y qué trafiquen con drogas y financien a grupos terroristas?- me miro muy serio. Su convencimiento me hizo reflexionar.- Son tan fatigosamente poderosos, apoyados por algunas elites, que les conviertan en intocables. ¿Cómo te sientes tras escuchar eso? ¿No te arde la sangre?
- ¿Y no se puede recolectar pruebas para denunciarlos? ¡No lo entiendo!- alucinando por tener de recorrer a recursos indirectos para terminar con las mafias. Movió la cabeza y se tapo los ojos brevemente.
- En razón Lena dice que eres ingenua. ¿En qué mundo vives? Despierta por favor.- Me indicó que me acercara y sentara a su lado.- No sabes que el dinero corrompe a los humanos.- Y empezó a enseñarme noticias y datos que abalaban su tesis. Era desalentador.- ¿No hemos cambiado mucho de nuestros antecesores, no te parece?
- No. Eso es la ley de la selva.- Me calle, sobrepasada por la impotencia. Consiguió paliar mi malestar interno. Quizás, estaba juzgando muy severamente la finalidad de la Sección. Se me hacía raro estar allí, vagueando y comentando asuntos de misiones que el informático controlaba. Podría haber absorbido todo el manjar que dominaba, exigirle información sobre mi familia pero me reprimí. Ya había comprobado que mis actos no eran invisibles.
- No entiendo porque Isis me ha llevado aquí. ¿No debería de estar entrando?
- La instrucción oficial se ha terminado. Deberá curtirse en el campo de batalla.- Su sentencia me helo.- Pronto llegará la agente Luthor para informarte de la siguiente misión. Aquí no hay espacio para el recreo.
Su cambio de conducta me irrito. Me mordí la lengua. Exploré el entorno. Decían que a veces había detonantes de nuestras reacciones. Aquel submundo no era natural. Astra estaba espiándonos desde su trono. Su mirada era una mezcla de lúgubre y calidez. ¿Sería tan autoritaria como aparentaba? Por suerte no me reclamo. La llegada de la encargada de la sección puso suspensivos a nuestro escrutinio mutuo.
El rostro de Lena era radiante. Iba con el pelo suelto y lucía un vestido informal. Nos saludo impersonalmente. Rehuyó mirarme. Hablo en exclusiva al informático. Me sentí desplazada. Tontearon descaradamente. Envidie su relación distendida. ¿Por qué no era tan amable conmigo?
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Hermosa y letal
FanfictionKara Danvers tiene una vida perfecta. Buen empleo en una empresa. El novio ideal. La familia mejor del mundo. Profesional incansable. Es una chica feliz, alegre e ingenua. Sus padres la educaron para ser una señorita de bien y le mostraron un mundo...