Capítulo 1

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Dicen que las cosas buenas nunca se olvidan, que aunque pasen los años, siempre volverán a ti cada vez que viajes hacia algún sitio, cada vez que huelas un perfume, el aroma de una comida o cuando escuchas una canción.

Harry Styles volvió a mi mente cuando abrí un gastado libro y sus páginas desprendieron ese olor que indica que fueron impresas hace muchos años y que fueron leídas por muchos pares de ojos.

Por un momento lo recordé exactamente como la primera vez que lo vi, pero se me desvaneció y se mezcló con otros recuerdos. Pero aún así, seguía siendo Harry. Su imagen no se despegó de mi mente por muchos días, deseaba hablar nuevamente con él, pero ya no éramos los jóvenes que prometían dejarlo todo por el otro y desde luego, yo no era tan inmaduro como en aquellas épocas.

Me comenzaba a sentir un tonto porque cada noche antes de dormir, Harry aparecía muy latente en mi mente. Y yo no había pensado en él ni una vez durante seis o siete años y de repente ¡Pum! Abro un libro de Stephen King con olor a viejo y no puedo dejar de pensarlo.

Maldito libro.

¿A que estará dedicando su vida? Me preguntaba. ¿Será verdad aquello que dicen que cuando pensamos en alguien, esa persona también piensa en nosotros? ¿Estará pensando en mí?

Una tarde pasé horas metido en la biblioteca de Holmes Chapel para ver si encontraba alguna señal del socio 3075. Nada, y tenía sentido; Harry se había mudado de la ciudad hacia diez años.

El bibliotecario se asombró al verme y yo, efectivamente, también. Casi dejo escapar un "¿Aún sigue con vida? Si cuando veníamos con Harry parecía de quinientos años". Pero viéndolo a mis veintiocho años, el señor Jorgan no parecía tan viejo, quizás de unos cincuenta y ocho.

—¿Aún quedan libros que no hayas leído?

—Buscaré algo, a lo mejor hay alguno que no me haya llamado la atención cuando era joven —mentí, no iba a decirle que en realidad había ido para buscar algo que sabía de ante mano, no iba a encontrar.

—Y estoy seguro que te sorprenderás al releer algo y entender otras cosas. Tu visión de la vida habrá cambiado.

—Me llevaré éste —dije finalmente, poniendo sobre el escritorio Poco Convencional.

Sabía lo que estaba pensando el señor Jorgan cuando sonrió.

—¿Aún sigues hablando con él?

—No. Era inevitable perder el contacto.

El señor Jorgan buscó en una pequeña caja que tenía a su izquierda, mi carnet de socio, lo que me sorprendió mucho.

—¿Aún no me han dado de baja?

—No podía hacerlo, para mí significaba dejarte en el olvido. También conservo el de Harry.

Me carcajeé al ver mi foto del carnet.

—Creo que debería renovarla.

Él me miró y noté en su rostro que le entusiasmaba la idea.

—Será un gusto.

Quería pedirle el carnet de Harry, pero me daba pena porque no quería que se notara que estaba extrañándolo. ¿Nueve años y aun no lo superas, Louis? temía que dijera. Esperé con ansias que él mismo me lo quisiera dar pero no pasó. Así que me fui a mi casa sin nada de información, solamente con el libro que nos había conectado a mí y a Harry. ¿Cómo es que un libro nos conectó?

Parece de película, pero Harry era nuevo (en la biblioteca) y se interesó en mí al percatarse de que los libros que él se llevaba, ya los había leído un socio. A nadie le importa quién carajos son los demás lectores, pero a Harry le pareció interesante saber quién era yo, porque compartíamos los mismos gustos. Yo nunca se lo quise decir, pero la verdad es que yo leía absolutamente todos los libros de la biblioteca, no iba por gustos, solamente los tomaba. Y daba la casualidad que luego también se los llevaba Harry. Así que... no fue tan de película.

Camino a Casa || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora