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Narra Junior:

-Hola Juan!-Blas entro con una bolsa en cada mano-Traje gaseosas.

-Dale, pasa-Me volteé para dejarlo pasar

-Tu vieja?-Se arrojó en el sillón, tomo el control y comenzó a cambiar canales-

-Por ahí-Dije y fui ligeramente a la cocina, miré la pizza-Ya está terminandose

-Qué rico olor-Se asomó y sonrió-

*NO LE MIRES LOS LABIOS*

Carraspeé y me quede viendo como un boludo la puerta del horno.

Luego de 10 minutos aproximadamente después nos encontrábamos en la sala comiendo.

Más tarde salimos a caminar, Blas iba hablando sobre nuestra recepción y la ropa que deberíamos usar.

-Yo no me pienso presentar-Dije mirando al suelo-

Caminabamos sin destino, estábamos bastante alejados de todo, el ambiente estaba pacífico, además de que escasa gente circulaba.

-Por qué?-Su profunda mirada me hizo poner la piel de gallina-

-Porque no-Me encogí de hombros

-Da!-Agito las manos haciendo que yo riera-Eso no tiene sentido.

-No tengo ni ropa y menos ganas de presentarme.

-Podemos ir a comprar y te pruebas-Sonrió-

*Lo único que quiero probar es a vos*

Agite mi cabeza, mi mente era traicionera.

-Me acompañarías?

*Di que sí, vamos, di que sí*

-Por supuesto que sí, Ju-Me miró y sonrió-

*Genial!*

-Gracias-Dije emocionado

-No tienes por qué agradecerme...

Salteando el pesado domingo, llegó el detestable lunes y como todas las madrugadas me alisté y salí rumbo al colegio. Blas no me sacó un ojo de encima en todo el camino y eso me ponía realmente nervioso.

Entramos a la escuela y vi a los mellizos.

No quería ni registrarlos y solo evite el encuentro visual.

La clase de Botánica paso lentísima, Blas escuchaba con atención, está era la última semana de clases.

Todo el mundo hablaba de la dichosa recepción, yo por mi parte tenía ganas de agarrar una escopeta y tirotear a todos los que hablaban de eso.

El martes mi amigo casi no me habló.
Iba caminando por el patio y me senté a leer un poco.
Escuché unos murmullos detrás de mí pero les resté importancia. GRAVE ERROR.
Sentí un fuerte impulso en mi espalda que me llevo a caer de espaldas sobre el suelo de cemento.

Jadeé y mis pulmones quedaron sin aire, luchaba por respirar, comencé a agitarme, el golpe me había dejado sin aliento.

Te quiero así, como eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora