El gato de Jimin se paseaba entre mis piernas manteniendo un caminar zigsagueado mientras yo intentaba no tropezar con él. Le podía escuchar ronronear y en algún momento me perdí en ese sonido. Me recordaba hasta cierto punto a los ronroneos que Jimin solía regalarme cuando acariciaba su cabello hasta quedase dormido o cuando proporcionaba mimos a la piel de su vientre deseando el momento en el que ambos pudiesemos ser lo suficientemente estables en todos los sentidos posibles para comenzar a tener cachorros.
Pero ahora todo se veía tan lejano. Tan vacío.
Me tiré rendido en el sillón colocando mi rostro sobre uno de los cojines que lo adornaban, olfateando con mucha determinación el aroma que ellos desprendían. Recordé las veces en las que Jimin se quedaba dormido sobre ellos intentando mirar las películas que pasaban por televisión a altas horas de la noche, también cuando mi pequeño se hacía un ovillo envuelto en cobijas y se quedaba aquí esperando a que su alfa volviera del trabajo. Incluso recordé las veces que le hice el amor en este sillón, pero ningún recuerdo me golpeó tan fuerte como el momento en el que Jimin llorando me pedía que jamás le dejase. Que era todo lo que necesitaba para estar bien. "¿Por qué tuviste que dejarme tu?" Al instante me reprendí por mi egoísta pensamiento.
Jimin no subió al avión sabiendo que jamás bajaría con vida de él, definitivamente no sabía que una tormenta azotaria con suma brutalidad, derribando los motores del medio de transporte. Mi cachorro no sabía que ese beso que nos dimos antes de partir por la puerta de abordaje sería el último. No sabía el enorme silencio que sentiría yo cuando su corazón dejó de latir. Unidos por un lazo conectando nuestras mentes y latidos, tantos años acostumbrado a tenerle tan cerca de mi incluso si estaba lejos, tanto tiempo sus hermosas risas seguían resonando en mi mente, volviéndolas un himno para mi.
Ahora sólo era silencio.
Un horrible silencio.
Minnie subió al sillón, me di cuenta cuando el mullido mueble se hundió ligeramente. Acto seguido sus patas comenzaron a subir por mi espalda para después comenzar a entetarrar sutilmente sus pequeñas garritas sobre la piel de esa zona, que si bien era cubierta por mi camisa eran lo suficientemente afiladas para causarme un malestar sin embargo decidí no moverme, ni siquiera protestar. Me sentía tan fuera de mí que ni siquiera me importó el momento en el qué terminó por echarse sobre la curvatura de mi espalda baja.
Me di por vencido al cerrar los ojos, dejándome envolver por el suave y bajo aroma a rocío de amanecer y fresas frescas que apenas podía distinguir de la tela de los afelpados cojines.
-Llámame cuando llegues. - Le pedí nuevamente mientras tomaba su rostro con ambas manos y acariciaba sus pómulos con ambos pulgares. Admirando la belleza tan pura e inocente de mi pareja.
-Creí que estabas molesto.- Replicó sonriéndome como sólo el sabía hacerlo, encogiendo sus mejillas para convertir sus ojos en dos finas líneas adornadas por sus bonitas pestañas.
-No puedo estar molesto contigo, va contra mi sistema. - Le respondí al instante mientras plantaba un par de consentidores picos sobre sus labios y su nariz.
-¿Y cuál es tu sistema? -Me preguntó correspondiendo como podía a mis labios y riendo como tanto me gustaba.
-"Amarás tanto a Jimin que tus molestias se verán opacadas con sólo poderle mirar a los ojos". -Respondí fácil y sencillo.
-Es un gran sistema.- Rodeó mi cintura con sus brazos y los entrelazó en mi espalda mientras escondía su rostro en la curvatura de mi cuello, frotándose suavemente en él para impregnarse de mi aroma.
-Te aseguro que si.- Le abracé tan fuerte como pude, escondiéndome también en su cuello olisqueando a lo largo de este, llevándome su aroma y dándole más del mío.
Le repetí una infinidad de veces que lo amaba, que era lo mejor que me había pasado y que le extrañaría mucho. Le repetí otro sin fin de veces que llamara en cuanto tocara suelo, le supliqué que usara nuestro lazo para comunicarme si algo iba mal. Recibí risitas pequeñas y tímidas como respuestas, manos cálidas tomando las mías, palabras de amor y añoranza y sus esponjosos labios despidiéndose de los míos.
Quise ser positivo, quise que el dolor en mi pecho, ese mal presentimiento sólo fuese un ataque de posesión y nervios por la idea de tener lejos a mi compañero de vida. Quise no soltar su mano cuando la voz que anunciaba que el avión estaba listo para ser abordado sonó, pero también quise ser el mejor para él. Quise ir con él, abandonar o posponer las citas de la empresa que tenía para ese fin de semana y simplemente seguirle pero también quise ser responsable por el bien de nuestro futuro próspero.
Quise desaparecer cuando el silencio invadió mis oídos después de haber recibido un llamado de mi omega a través de nuestra conexión especial.
"Yoonie... Te amo, muchísimo Yoonie".
Sus palabras aún resuenan en mi mente, taladrando sin parar haciendo aún más grande la herida de mi pobre corazón. Quería dejar de culparme pero para cualquier lado que mirara, no había otro culpable además de este irresponsable y estúpido alfa que dejó partir a su amado.
Quería desaparecer, de verdad lo necesitaba. Seguir respirando se convertía en una tortura, sin él a mi lado sentía mis pulmones flaquear y a mi corazón andar con desgane. ¿Qué caso tenía continuar si Jimin ya no estaba?
Terminé por caer en un ligero sueño, tan ligero que fui consciente de mi alrededor, de los ronroneos y respiraciones lentas del felino sobre mi, del ruido que venía del refrigerador indicando que trabajaba bien, del aire frío que entraba por las ventanas pues el invierno se avecinaba y, después de meditarlo durante lo que para mi agotado cerebro fueron unos minutos, me percaté que incluso el sillón se sentía bastante grande sin él.
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I don't like cats ‹ ✨ Yoonmin ✨ › ×Omegaverse×
Fanfiction"Su esponjosa extremidad se meneaba de un lado a otro sobre mi cara, con esta noche era la cuarta seguida que ocurría. Abrí mis ojos refunfuñando, no había conseguido conciliar el sueño hasta hace un par de horas y ahora, me encontraba siendo levant...