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-Entonces le dije que no quería salir con él.-Mi compañero de trabajo y amigo de la infancia se recargaba en el mostrador de cristal, poniendo ambos codos encima para después descansar su mentón sobre sus manos. A pesar de que no estaba prestando demasiada atención a su plática, mis oídos habían podido resaltar las palabras "alfa", "pasar el celo", "maldito enfermo".

-Si continuas diciéndole que no a cualquier alfa que se te insnua terminarás por quedarte solo.- Reí por lo bajo mientras terminaba de recortar las pequeñas espinas de un ramo de rosas que había sido encargado el día anterior.

-¡Tu tampoco tienes pareja!- Refutó al instante con un puchero en los labios.

-Tienes razón pero yo no me voy quejando cada que veo una pareja en la calle.- Le sonreí e indiqué con mi dedo índice que me acercara un lazo y papel selofán para poder adornar las rosas.

-Yah, me estoy guardando para mi pareja destinada.- Soltó un suspiro soñador y el ambiente comenzó a oler a canela hervida y toques de cerezas frescas.

-Estás apestando la florería con tu hormonas, contrólate por favor.- Cubrí mi nariz con afán de molestarle mientras una mueca de disguto era fingida en mis labios a pesar de que su olor era realmente agradable.- Además esas son historias para cachorros, deja de soñar y mejor mete las cajas de tierra que llegaron esta mañana, no he tenido tiempo de ir por ellas a la bodega. Desquita tu sueldo antes de que me den ganas de despedirte.- Reí mientras terminaba por amarrar el moño que unía todos los tallos.

Dirigió sus pasos hacia la parte trasera del local refunfuñando un par de cosas que ni siquiera pude entender y en un encogimiento de hombros exhalé un suave suspiro con una sonrisa en los labios. Si bien creía en las parejas destinadas también pensaba en que era sumamente difícil encontrarla y que sólo pocos casos podían ser bendecidos con nacer en la misma línea de tiempo que su otra mitad. Sacudí mi cabeza para evaporar el tema de ella pues debía prestar atención a las cosas que estaban a mi alrededor, la temporada de graduaciones estaba llegando y había bastantes pedidos que atender, el teléfono no paraba de sonar en horas y mi empleado-mejor amigo y yo ya no eramos suficientes para dar abasto a los encargos.

Se trataba de un negocio familiar, una pequeña cadena de florerías que comenzó en Busan como una semilla que necesitó mucho cuidado y riego para crecer, convirtiéndose con mucho esfuerzo lo que sería la herencia de generación en generación de mi ascendencia. Cuando mis padres vieron la oportunidad de rentar un local en el centro de Seúl no dudaron en enviarme para hacerme cargo y para ser honesto, lo encontraba favorable. Pronto mis estudios comenzarían en la misma ciudad y era una buena manera de adapatarme a ella, parte de las ganancias se quedaban conmigo y me ayudaban con mis gastos mientras que la parte restante era enviada a mis progenitores que se encargaban de mantener a, como me gustaba llamar a mis hermanos, toda una manada de cachorros descarrilados quiénes apenas perdían sus dientes de leche.

Mi vida en Seúl apenas llevaba unos cinco meses de haber comenzado, debo admitir que en un comienzo fue abrumador. Demasiado tráfico, demasiadas personas, demasiados domicilios que memorizar, demasiadas rutas de transporte, demasiadas opciones y nada parecía disminuir con el tiempo sino todo lo contrario. Mi omega y yo nos removíamos nerviosos y con incertudumbre abríamos todos los días la cortina de la florería esperando que al menos una sola persona decidiera darnos una oportunidad, cuando el primer mes pasó y las ganancias no estaban siendo suficientes para solventar los gastos estuve a punto de tomar mis maletas y regresar a mi manada, al menos lo habría intentado. Pero fue entonces cuando mi mejor amigo arrivó la ciudad y se ofreció a ayudarme, incluso cuando le aclaré que no tendría dinero para ofrecerle un sueldo o incluso un espacio amplio donde dormir, él simplemente se encogió de hombros y me sonrió confiado. Afortunadamente con el paso de los meses el negocio floreció y ambos nos vimos recompensados por tanto esfuerzo y dedicación, la satisfacción de haber sobrevivido a esos duros meses y haber llegado hasta donde estábamos jamás se iba de nuestros pechos.

I don't like cats ‹ ✨ Yoonmin ✨ › ×Omegaverse×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora