Cuarto recuerdo

365 50 10
                                    

Los calores del celo siempre se han conocido por ser motivo de incapacidad tanto en escuelas como en trabajos y es que vamos, a nadie le gustaría salir y regresar con un lazo que nació por mero impulso. De un omega rogando por ser reclamado por cualquiera o de algún alfa queriendo clavar los colmillos al primer ser humano con olor bonito que se le atravesase.

Hace algún tiempo escuché por ahí que las parejas predestinadas solían sincronizarse en sus celos, pero para aquel tiempo me mantenía escéptico con cualquier tema que tuviese que ver con un omega hecho a mi medida y traído a la vida para complementar la mía. Gracioso ¿no es así? Me burlaba de mi mismo con frecuencia desde que Jimin había llegado para cambiar la forma en la que veía el mundo.

-¿En qué piensas, Yoonie?- Dijo mirándome a los ojos, sacándome de mis pensamientos para prestarle atención a la forma en la que sus pupilas se dilataban debido al intenso calor de su celo. Relamió sus labios y mostró su bonito cuello en señal de sumisión. Era una imagen tan lasciva pero a la vez tan artística que incluso pensé en que debería existir un museo en honor a mi omega para admirar su belleza, sin embargo di por caso cerrado a la idea pues me negaba a compartir tan sólo una mirada de Jimin con alguien más.

-En lo bonito que eres.- Sonreí de lado mientras depositaba múltiples y suaves besos sobre sus labios, prologando uno tras otro cada vez más hasta que mi lengua fue intrusa en su boca y mis manos comenzaron a acariciar nuevamente su vientre plano y marcado por las duras rutinas de baile que solía practicar.- Todo tu eres arte.- Solté al tiempo que bajaba en un camino de besos húmedos por su barbilla, pasando después a su cuello, donde dejé varios chupetones y mordidas traviesas, para finalizar en sus clavículas. Quité de su cuerpo la camisa de botones que portaba y la boté en algún lado de la habitación. Para ese momento me estaba costando trabajo llevarlo con calma, mi lobo me gruñía por tomar de una vez por todas a mi omega y hacerle portador de mi lazo. Pero yo quería ir lento, hacerle saber a Jimin por medio de este acto que mis intenciones con él siempre serían cuidarle, que jamás haría nada que él no quisiera.

Rodeó mi cuello con sus brazos y me acercó más a él, la habitación comenzaba a oler a nosotros, cualquiera que entrase se daría cuenta que era un momento equivocado para interrumpir, que sólo existimos él y yo. No es nuestra primer vez intimando con alguien, entre Jimin y yo no hay secretos, además, algo tan banal como lo es la virginidad no es inconveniente entre nosotros. Lo que es realmente importante es el hecho de que es nuestra primera vez juntos, el primer celo en el que accedemos a atendernos mutuamente, la primera vez en la que tanto nuestros lobos como nuestros humanos están de acuerdo en dar el siguiente paso.

Mis manos sudaban y quemaban cada que rozaban con la suave piel de mi novio, los nervios me invadían y me sentía primerizo. Continué besando su pecho hasta detenerme en uno de sus pequeños y rosados botones, atendí uno con mis labios y dientes mientras que una de mis manos igualaba el placer en el otro. Le escuché suspirar mi nombre y le sentí abrazar mis caderas con una de sus piernas. Sus manos se colocaron sobre mis cabellos y tiraron de él con suavidad, cada ciertos segundos pedía por más y sus mejillas se coloreaban de un tono de rojo más intenso que el anterior.

Con sus pequeñas y temblorosas manos subió mi playera por sus extremos hasta tenerla por debajo de mis axilas, pidiéndome mediante gemidos bajitos y respiraciones agitadas que levantara mis brazos para retirarla completamente. Obedecí de inmediato y quedé con el torso desnudo delante de él. Me incliné para besar sus parpados y dejar que sus pestañas me hicieran cosquillas en los labios, dejé un beso sobre la punta de su nariz y uno más sobre sus labios.

Tomé a tientas el botón de su pantalón y bajé el cierre con delicadeza sin desatender sus labios, terminé por bajar hasta sus muslos la tela que le cubría y me vi ayudado por su cuerpo para sacarlos completamente. Admiré sus bonitas piernas que eran firmes pero finas, trabajadas perfectamente. Detuve mi vista en su creciente erección que me saludaba por debajo de sus bóxers y sonreí enternecido. El sentimiento que se instalaba en mi para ese momento iba mucho más allá de la lujuria o del calor propiciado por mi celo, iba mas allá de las atrayentes feromonas que mi omega desprendía para mi llamándome a tomarle, iba más allá del deseo carnal.

I don't like cats ‹ ✨ Yoonmin ✨ › ×Omegaverse×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora