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Tercer recuerdo

El cielo estrellado encima de mi me prometía que todo estaría bien. Se aproximaba la media noche y mis pies descalzos en el césped eran victimas del ligero cosquilleo que este provocaba.

Encendí un cigarrillo aunque me prometí dejarlo, el estrés me estaba consumiendo y necesitaba calmarlo con algo a pesar de que sabía que, en el momento en el que Jimin me olfatease, se daría cuenta que he roto mi palabra.

El trabajo se había vuelto pesado, hacía apenas un año de haberme graduado de la universidad y aunque ascender rápidamente me vino como caído del cielo, era demasiada carga lo que estaba adjudicándome día con día. Finalmente, el colapso general y la crisis nerviosa habían arribado y pasarían un par de horas para que pudiese calmarme. Para ese momento de la noche, mi único deseo era mantenerme lo más estable que mi cerebro y cuerpo pudiesen resistir. Había gente que dependía de mi y en este momento me tenía rotundamente prohibido quebrarme. -<¿Qué sería de ellos si yo no soy su soporte?> Pensé y me reprendí pues mi vista se estaba nublando y sabía que por dirigir el camino de los demás probablemente perdería el mío.

Di una calada profunda a mi cigarrillo y expulse el humo de mi sistema lentamente, como si con él me fuese liberando una a una de mis responsabilidades y se marchasen lejos para ser tomadas por alguien más. Sin embargo, la realidad seguía siendo otra.

-¿Yoonie?- Su dulce y adormilada voz me distrajo de mis pensamientos. Caminaba vestido con su pijama que consistía en un pantalón flojo de lana y una sudadera que anteriormente era mía, por lo cuál cubría todo su torso y gran parte de sus caderas. Por último, una manta por encima de la cabeza que era sujetada por sus pequeñas manos a la altura de su pecho y terminaba por cubrirle hasta la altura de las pantorrillas. - ¿Sucede algo malo? -Preguntó con el ceño fruncido mientras liberaba una de sus manos y la dirigía a uno de sus ojitos para tallarlo e intentar liberarse del sueño.

-No, Jiminnie. Todo en orden.- Mentí achatando el cilindro de tabaco contra la superficie de mármol en la que estaba sentado, no me molestaría en negarle que había estado fumando, sin embargo me parecía una falta de respeto hacerlo delante de él, era mi deber cuidarle de cualquier daño, eso, incluyendo a sus bonitos pulmones que suficiente tenían ya con el smog y contaminación del ambiente.

-No se te da mentirme.- Terminó por sentarse a un lado de mi, recargando su cabeza sobre mi hombro y acurrucándose contra mi cuerpo. -Puedo sentirlo, sé que algo no va bien. Nuestro lazo vibra en desesperación y no sé qué hacer. -Sentí como olfateó el ambiente y mis ropas intentando calmarse para poder calmarme después a mi, era una manía que había detectado en él desde hace ya algunos años. -¿Alguna vez te he dicho que me gusta como huele tu aroma combinado con el olor del cigarro?- Cerró los ojos de manera tranquila, logrando su cometido, transmitirme calma. Para ser sinceros esperaba su regaño, ansiaba de alguna manera que me retara y me pusiera los pies sobre la tierra.

-¿Ah si?- Me permití liberar una risa apaciguada mientras enterraba mi nariz entre sus cabellos y absorbía su dulzor. -Sólo estoy cansado, cariño. No tienes que preocuparte.

Sus labios se juntaron en un puchero y sus ojitos se apretaron indicándome su disgusto,

-¿Por qué siempre te guardas los problemas para ti?

-Porque no quiero afectarte con todo esto.- Contesté al instante rodeando su cintura en uno de mis brazos y acercándole más a mi. Él pasó ambas piernas sobre mis muslos y con mi mano libre me dediqué a sostenerle, meciéndole suavemente de atrás hacia delante, arrullándole para hacerle más fácil la tarea de volver a dormir.

-Eres un tonto.- Murmuró.- Al final las cosas terminan afectándome de igual manera y no hablo sólo del lazo. Sueles comportarte distante y pones tantas barreras que es imposible llegar a ti sin tu ayuda. Me pone muy triste...-Suspiró pesado.