Amore [Paul Lahote]

Capítulo 13

Día 5 : Aroma extraño.

La noche era silenciosa, pero la tensión en el aire era palpable. Paul se encontraba en la cumbre de una colina, observando el territorio.

Amore se acercó, sus ojos brillando en la oscuridad.«Siento que algo no está bien, Paul. Hay una presencia extraña en el bosque.»

Paul asintió, su instinto de lobo afilándose.«Lo he notado. Hay sombras que no encajan. No podemos bajar la guardia.»

Ella frunció el ceño, preocupada.«No quiero que la manada corra peligro. No podemos permitir que nos sorprendan.»

Paul se acercó, colocando una mano en su hombro.«Juntos, somos más fuertes. Cualquier amenaza que venga, la enfrentaremos.»

Amore le sonrió, pero la preocupación aún reflejaba en su mirada.«Confío en ti, pero debo proteger a los nuestros. »

Día 6 : Intrusos

La mañana llegó con un aire renovado. Paul y Amore se encontraban patrullando el territorio, sintiendo el sol en su piel.

Amore olfateó el aire, su expresión cambió.«¿Sientes eso? Hay un aroma... extraño. »

Paul se detuvo, frunciendo el ceño.«Sí, lo percibo. Es... no sé cómo describirlo, pero hay algo más allá de nuestra frontera.»

Amore se volvió hacia él, determinada.«Debemos investigar. No podemos permitir que una amenaza se asome sin saberlo.»

Paul tomó una respiración profunda, sintiendo la necesidad de protegerla.«Amore, no quiero que corras riesgos. Deja que yo me acerque primero.»

Ella lo miró, su determinación inquebrantable.«No estoy detrás de ti como una simple sombra. Soy tu compañera. Vamos juntos.»

Asintiendo, se dirigieron hacia la dirección del aroma. La tensión crecía a medida que se adentraban en el bosque.

[...]

Al llegar a un claro, vieron a la loba, ahora transformada, con ojos rojos brillantes. Paul se quedó paralizado.

Amore dio un paso adelante, furiosa.«¡Te lo dije, Paul! ¡Es un vampiro! ¡Debemos actuar ahora!»

Paul, tratando de calmarla, respondió. «Espera, Amore. No podemos atacar sin saber qué busca. No hagamos algo de lo que luego podamos arrepentirnos.»

Ella lo miró, desbordando frustración.«¿Y qué más necesitas? ¡Está claro que no tiene buenas intenciones! »

Paul sintió la presión en su pecho.«No puedo dejar que mis emociones nublen mi juicio. Debemos ser estratégicos.»

La loba vampiro se acercó, mostrando sus colmillos. Amore se tensó aún más.«¿Ves? ¡Ya está atacando!»

En ese momento, Paul decidió dar un paso adelante, aún sin atacar.«Lo único que quiero es protegerte. Pero no quiero perderte en el proceso.»

Amore, moviéndose rápidamente, se interpuso entre Paul y la loba.«¡No! ¡No te muevas! Debo hacerlo por nosotros, por la manada.»

Antes de que Paul pudiera protestar, Amore se lanzó al ataque.

Paul observó con horror cómo la pelea se desataba, implicándose en la batalla para aplicar sus propios conocimientos de batalla contra esas criaturas, arrancandole la cabeza a la intrusa mientras que su loba con sus colmillos y adrenalina sobrenatural mística se había presente a través de esos ojos iluminados: ojos ambar y ojos azul celestes, arrancando con ferocidad los brazos de la vampira. Cuando la loba vampiro fue derrotada, Amore regresó en sí, su respiración entrecortada y su mirada cargada de emociones.

Ella gruñó, su furia latente.«¿Ves? No podía arriesgarme. Hice lo que debía.»

«Paul, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación, respondió.»Lo hiciste, pero a un alto costo. No quiero que te pongas en peligro por impulsos.

Amore lo miró, con rabia en sus ojos.«¿Impulsos? Estaba defendiendo a nuestra manada. ¡No entiendes!»

La tensión entre ellos era palpable.«Entiendo que quieres protegernos, pero necesito que confíes en mí también. »

Amore se giró, frustrada.«Si no puedo confiar en ti para actuar, ¿cómo puedo saber que serás un buen líder?»

Paul sintió el golpe de sus palabras, el peso de la responsabilidad en su pecho.«Debo demostrarte que puedo serlo. Pero no puedo hacerlo si no estamos en la misma página.»

Mientras la noche caía, Paul se encontraba solo en el claro, con el eco de sus palabras resonando en su mente.«¿Realmente puedo proteger a todos?»Miró hacia el bosque, sintiendo la soledad. Su mente estaba llena de pensamientos sobre Amore y su propia lucha interna.«La lealtad de nuestra manada, la relación con Amore... Todo está en juego.»

Al final, Paul se sentó, sintiendo que las decisiones que debía tomar pronto definirían no solo su destino, sino también el de su manada y el futuro de su relación con Amore.

Una semana después...

Una ardilla había notificado que una vampiresa de cabello corto, negro y ojos ámbar se había acercado a ella para preguntar por Paul, causando que Amore se tensionara y lo mirara extrañada.

«Te juro que no tengo idea de por qué una chupasangre me necesita», pensó Paul, defendiéndose.

Lo que realmente le preocupaba no era esa situación; sabía que Alice no le haría nada. Pero… ¿para qué lo requerían?

«Amore, me iré a ver por qué han pedido por mí, pero necesito que vengas conmigo. No podré dejarte...»

«Ni yo, pero no sé si sea bueno abandonar a mi manada. No sabemos cuándo volverán a atacar los vampiros», pensó Amore.

Paul gruñó con molestia, pero sabía que tenía razón. La situación se reducía a dejarla por unos días y volver tan rápido como terminara de averiguar por qué lo llamaban.

A regañadientes, se despidieron. Al dirigirse al territorio de los Cullen, Paul se sintió extraño y su corazón latía dolorosamente por la lejanía de su loba. Aún no era un dolor fuerte, ya que no la había marcado. Al llegar, Alice y Jake lo recibieron.

Poco después, Edward apareció, sorprendido al verlo más maduro que la última vez. Pero Paul se asustó al ver a una pequeña niña pálida que parecía poder escuchar sus latidos.

—Necesitamos tu ayuda, Paul —dijo Jake con expresión seria.

En ese momento, Paul supo que no volvería tan rápido como pensaba junto a su amada. Edward había sido de ayuda al pedirle ropa, aunque no sabía mucho, se podría acostumbrar de nuevo a ser… humano.