Capítulo 13: LA TUMBA SIN NOMBRE

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"Aquí reposa el hijo de Menesaicmos, el bello Kleoltes; al pasar detente y llora su destino: la muerte lo encontró cuando apenas comenzaba a amar."

EPITAFIO GRIEGO, siglo VI ac.

A Remus Lupin le incomodaba mirar aquellos ojos azules, tan parecidos a los del antiguo director de Hogwarts, pero que pertenecían a alguien tan distinto. Dudas no existían respecto a la fidelidad de Aberford Dumbledore a la causa, y era cierto también que, a su manera, los había estado ayudando todo ese tiempo e incluso protegiendo al "Elegido" a la distancia. Pero cierto resentimiento existía en el anciano que le impedía tener en estima a cualquiera que hubiese admirado al que fuera su hermano. Lupin podía adivinar ya una historia detrás de aquella mueca de desagrado que se formaba en su rostro cada vez que se invocaba con nostalgia el nombre de Albus, pero en tiempos como aquel, era una historia que no tenía tiempo de explorar.

El silencio entre ambos se había prolongado ya por bastante tiempo, cuando la encapuchada figura de Snape hizo su aparición por detrás del cuadro encantado. Un frío intercambio de miradas fue todo lo que hubo entre él y el viejo, antes que Aberford saliera del lugar en silencio, como acostumbraba hacerlo cada vez que una reunión entre aquellos personajes se había dado en el escondido salón de su casa. No había mucho que decir cuando los tres estaban concientes de que, aunque ninguno de ellos agradaba al otro, era solo entre ellos que podían confiar, porque los unía algo más grande que sus diferencias: el firme deseo de destruir a Lord Voldemort.

- Asumo que el mensaje fue recibido...- dijo Snape con la voz más fría que nunca, clavando sus ojos negros en Lupin, quien asintió en silencio. El reproche era evidente en sus palabras y Remus sintió la necesidad de decir algo, lo que fuera, de disculparse, pues sabía que Theodore Nott había muerto por su culpa; sabía que de haber puesto al descubierto a Percy como Snape le pidió que lo hiciera, o de tan solo haber previsto que Hermione intentaría liberarlo, quizá entonces Severus Snape podría haber llegado a él antes que los otros mortífagos y el chico seguiría con vida.- Entiendes que Weasley no parará, ¿verdad?

- No dejaré que ocurra otra vez.- Snape bufó con sarcasmo.

- ¿Y cómo se supone que lo harás? Dijiste que necesitabas tiempo para descubrirlo ante los otros, y le ha costado la vida a Theodore Nott.

- No es tan fácil como...

- Estás seguro que no expondrá a Potter ni a sus preciados amigos, ¿verdad? Por eso no te importa...

- No tengo pruebas, Snape...- su rostro reflejaba su impotencia.

- ¿Quién más debe morir para que las encuentres?- Rabia. Eso era lo que había en su voz.- Crees que entregará a Draco antes que al resto, ¿no es así?

- Tú sabes que yo...

- Supongo que no es una pérdida tan terrible para ustedes. De todos modos, si esto termina, lo enviarán de regreso a Azkaban...

- Snape, yo no...

- Pero déjame recordarte que el Señor Oscuro está al tanto de por qué no pudo matar a Draco esa noche... Sabe que él es el verdadero dueño de la Varita de Sauco, y sabe también, que matándolo a él la varita acabará en sus manos tarde o temprano y que entonces, tu querido Harry Potter no tendrá ninguna oportunidad.- un largo silencio siguió a aquellas palabras, y la mirada de Lupin viajó a algún punto inexistente en el piso.

Oblivion ∆Dramione∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora