Epílogo

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Gunter Snow

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Gunter Snow

— ¡EVEREST! —Vuelvo a gritar. Mi cuerpo envía grandes sacudidas por el llanto, ella... Ella se sacrificó.

No... Ella no puede estar muerta, no puede estarlo.

Es como si fuera de nuevo aquel niño de diez años frente a sus padres muertos, sintiéndose vacío, con una sensación de soledad a pesar de que tenía a Gracie no desaparecía.

¿Por qué? ¿Por qué cuando obtengo felicidad me es arrebatada?

No le dije, no se lo dije.

No le dije que la amaba, corrección, la amo, no le dije que estoy irremediablemente enamorado de ella, que a pesar de que me costó, me di cuenta, quizás muy tarde.

Mis manos se apoyan en el suelo mientras las lágrimas se deslizan por mi nariz cayendo al suelo, siento unos brazos abrazarme y por un segundo pienso que es ella, pero es Gracie, ella también llora descontroladamente, creo que en realidad todos están llorando.

North se ha vuelto loco, y han tenido que calmarlo, ahora llora en silencio, pero eso no quita que este llorando desconsoladamente. Abrazo a Gracie, ella es mi único pilar, ella es quien siempre me ha sostenido.

Los refuerzos que habían llegado siguen peleando con los desterrados que nos habían capturado.

—Ella...—Empiezo pero no puedo terminar, Gracie solloza y me aprieta

—Ella murió por nosotros—Dice ella, mi corazón se detiene, dejo de abrazarla para mirarla fijamente

—Ella no está muerta—Digo con brusquedad

—Gunter...

— ¡No! ¡No digas eso! ¡Ella no está muerta! —Exclamo, los ojos irritados de North me observan

—Gun...

— ¡No, Gracie! ¡No...—Mi voz se quiebra—. Digas eso...—Digo casi en un susurro, siento que mi corazón duele, siento una presión en mi pecho y nudos en mi estómago.

Ella no murió, me niego a aceptarlo

La amo, la amo tanto, ella no puede estar muerta, ella es mi mate... Ella era... Ella es... Mi todo, no puede estar muerta, no.

— ¡¿Dónde está ella?! —Grita la reina Destiny, quien luce algo golpeada y débil, atrás viene el rey Noel, Gracie la mira negando con la cabeza.

— ¡No!—Exclama el rey

—Mi pequeña niña... No...—La reina empieza a llorar desconsoladamente.

Hemos perdido, pero este no es el final de esta guerra, este no es el final de esta historia, me levanto tomando una espada, dispuesto a pelear, convencido de que habrá más por contar.



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Everest: La elegida [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora