Capitulo 3

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Hoy me había levantado a las 6 de la mañana, me duché, me vestí, desayuné, me lavé los dientes y preparé la mochila, fuí a clase, estuve toda la mañana dibujando en mi bloc y cuando volví a casa eran las 4, fuí directa al baño, me lavé la cara y los dientes, y me puse unos vaqueros negros, una camisa de rayas azules y blancas, unas zapatillas azul clarito y una cazadora de cuero en la mano por si hacia frío, también cogí un bolso negro y metí la cartera, el móvil y un boli que en realidad disparaba dardos tranquilizantes, nunca vienen mal
Tocaron el timbre y salí, allí estaba Lea, le di dos besos y fuimos andando hasta el centro comercial, había un montón de tiendas, demasiadas para contarlas

- Te llevaré a las que más me gustan

Me llevó por muchas tiendas, ella se compró mucha ropa, pero yo apenas unas cosas, pero justo en la última tienda vi una cosa preciosa, un vestido de flores con escote palabra de honor y hasta un poco más arriba de las rodillas, en la tienda me regalaron junto al vestido unos tacones de aguja negros abiertos con tiras
Después fuimos a tomar un café, estuvimos un rato juntas, cuando aparecieron unos chicos de nuestra edad, vi como Lea miraba hacia el suelo y evitaba hablarles, me giré sin levantarme para verlos

-¿Queréis algo?- les miré con mal humor, uno tenía una sonrisa burlona y Lea no hablaba, algo daba mala espina
- ¿Eres nueva verdad?
- Si, ¿que pasa?- me levanté para enfrentarles
-Que necesito un regalo para mi novia
-¿Y que tenemos que ver nosotras?
-¿Que habéis comprado?
-¿Perdón?- sin dirigirme la palabra cogió nuestras bolsas y empezó a sacar ropa, hasta que sacó el vestido-¡Eh!¡¿Que coño haces?!- se lo intenté quitar, pero no pude- ¡Dámelo imbecil!- se quedó parado mirándome
- Yo a ti te conozco, eres la estirada de ayer...- me miró burlón y yo recordé
- Tu eres el gilipollas del coche...- me quedé mirándolo- ¡Dame mi vestido!
-Ah... ¿Es tuyo? Te querría ver con esta preciosidad, una pena que ya no sea tuyo- abrí los ojos perpleja y me disponía a quitárselo cuando Lea habló
- ¡Tess!, déjalos- la miré, estaba mirando desafiante al gilipollas que me había quitado mi vestido
Estos se fueron riéndose y a mi me entró una rabia que me recorría todo el cuerpo y me giré hacia Lea
-¿Y a ti que te pasa?- la miré cabreada
- ¡Estoy evitando que te arruinen la vida a ti también!- por primera vez la vi alterada y enfadada
- Nadie me iba a arruinar mi vida, y mucho menos esos
- Créeme, lo habrían echo- cambie de estar enfadada a preocupada
-¿Cómo estás tan segura?- Lea se notaba incómoda
-Porque a mi me lo hicieron-agacho la cabeza
-Lea, ¿que te hicieron?- sus ojos se empezaron a cristalizar y se levantó de golpe y empezó a caminar rápido con sus bolsas, yo cogí la mía y la seguí antes de que se fuera- ¡Lea! ¡Espera!- me puse a su altura y la paré, estaba llorando, le sequé las lágrimas
-Me quiero ir de aquí...
-Vámonos, te acompaño- fuimos andando hasta mi casa y allí se derrumbó sobre el sofá, yo no sabía qué hacer
-Dame un abrazo- dijo leyendo mis pensamientos, me acerqué a ella y eso hice, la abracé, esto era extraño, que alguien me mostrara sus debilidades, era nuevo para mí- Ellos, me...- empezó a relatar entre sollozos la historia- Un día estaba con mis amigas en el centro comercial y estábamos riendo y haciendo el tonto, cuando ellos llegaron y nos pidieron que fuéramos a sus casas, yo me negué, aún que ellos eran los niños ricos y populares, a mi no me asustaban, y mucho menos porque quisieran echar un polvo, todas nos negamos, pero nos amenazaron con hacernos daño y que todo el instituto se enterará de nuestros secretos, todas menos yo cedieron, hace ya unos años, pero nunca lo olvidaré- agachó la cabeza y cerró la boca
-¿Puedo preguntarte cuáles eran esos secretos?- fuí algo brusca, pero tal y como estaba, Lea no debía notarlo
-Me dejarás de hablar... Y no quiero perder a otra amiga- yo la abracé otra vez
- No lo haría, eres la primera amiga que tengo, además, créeme no hay muchas cosas que me puedan impresionar
-Era stripper, pero sólo en el escenario, jamás me acosté con nadie y todo era por mi madre, ella estaba enferma de cáncer de mama, estaba muy mal, y necesitábamos el dinero para el tratamiento, mi padre se largó cuando yo tenía 9 años y mi hermana 4, a los 16 empecé en el bar, mis compañeras me trataban bien, cada una tenía su historia, pero ninguna lo hacía por pasión, hace apenas 1 año lo dejé y me busqué otro trabajo, pero mi jefe me sigue mandando dinero de vez en cuando, él era una buena persona, siento si no soy lo que creías, entenderé que no me quieras tener como amiga- ni siquiera me miró, se levantó y cogió su bolso para irse
-¡Lea!- se giró aún con lágrimas- siento que tuvieras que hacer eso, pero yo también lo habría hecho de haber sido tú, eres valiente afrontando esa situación y estoy orgullosa de tener una amiga así, de verdad- ella me miró y sonrió, después me derribó con un abrazo, yo sólo podía abrazarla más fuerte reír mientras ella lloraba de felicidad y no dejaba de darme las gracias
-Nunca pensé que existiera gente como tú
-¿Y quieres ver algo más?- ella asintió y yo saqué una cartera que no era mía
- ¿De quién es eso?
- Del tío del centro comercial
-¡¿Estás loca?!, ¡Te va a matar!- yo me reí
- No puede
-Si, lo hará, tiene denuncias de todo y por todo lo que te puedas imaginar, ¡te hará lo mismo que a mí!
-Pues me gustaría saber cómo... No tengo pasado, ni redes sociales ni nada con lo que pueda arruinarme la vida, de echo, eso es justo lo que yo le voy a hacer a él, mañana va a flipar
-No hagas nada de lo que te puedas arrepentir, es gente muy peligrosa
-No, se va a arrepentir él, ya lo verás, por hacértelo pasar mal, y yo recuperaré mi vestido, ese gilipollas no se saldrá con la suya













Al día siguiente al entrar al instituto vi a Lea y me acerqué a ella
- Hola- dije alegre- buenos días- la di un abrazo-¿qué tal estás?
- Preocupada, quiero saber qué vas a hacer, estoy nerviosa- oí una risa a mi espalda, era conocida
- Pues ahora lo descubrirás- sonreí orgullosamente y me giré, me dirigí al imbécil-¡Hola!- dije con entusiasmo- oye, de verdad que te tengo que dar las gracias de corazón, me hicistes un favor...
-¿Perdón?- dijo con cara de no entender absolutamente nada
- ¿No te acuerdas? Me dejaste dinero para comprarme este conjunto después de robarme el vestido...
-¿Qué dinero?¿Que dices?
- ¡Ay!, si, perdón, se me olvidaba darte tu cartera, que despiste- la saqué de mi bolsillo y se la dí, la cogió con sorpresa y comprobó que no había dinero dentro- ¡chao!- me fuí sonriente junto a Lea, la cual estaba con la boca abierta, cuando llegamos a la clase de historia el profesor nos dijo que haríamos un trabajo por parejas, él las pondría
-Señorita Rians, con el señor Ortiz- no sabía quién era, pero miré la cara de preocupación de Lea y ella al entender mi situación señaló a alguien
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CONTINUARÁ...

Terrores del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora