Capítulo 5.

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Le había costado mucho que el llanto de Taemin se detuviera, y en realidad cuando lo hizo llegó a pensar que era porque se había desmayado de tanto llorar, una imagen que no le gustó en absoluto y que hubiera preferido no ver nunca, de hecho, era la razón de que él nunca hubiera delatado al adolescente frente a sus padres, porque no quería verlo llorar de la manera en la que lo hizo; conocía a los padres del rubio y sabía que las consecuencias iban a ser como lo que había sucedido, aunque la furia no había sido dirigida hacia él porque de acuerdo a las palabras de Taemin, la peor parte se la llevó Ji Min.

Observó los ojos parpados hinchados y rojos del joven que todavía estaba abrazado a él, su rostro en ese momento no lucía tan bonito como él amaba verlo, y era de entender si había llorado toda la tarde hasta quedarse dormido, y el sacerdote no tuvo otra opción que llevarlo hasta uno de los sillones de la sacristía porque dejarlo en una de las bancas de la iglesia no era una opción, en ningún momento.

Luego de que lo acomodó en uno de los sillones lo cubrió con una manta, asegurándose de que seguía dormido cuando tomó el teléfono de la iglesia y marcó a la casa de los Lee, esperando pacientemente a que el teléfono fuera respondido y pensaba que si no lo hacían, podría caminar las pocas cuadras que separaba la iglesia de la casa de los Lee para poder hablar con ellos, aunque la idea de dejar a Taemin solo en la iglesia no le gustaba, pero si era necesario lo haría.

Cuando estaba a punto de colgar una voz al otro lado lo detuvo, podía reconocerla como la de Jong In, quien parecía irritado pero en cuanto escuchó al sacerdote su tono cambió a uno más suave, obedeciendo cuando Min Ho le dijo que quería hablar con sus padres, y casi de inmediato estuvo al teléfono Yu Ri, de quien el clérigo pudo reconocer su voz rota, parecía que ese había sido un día muy difícil para la familia Lee, y tal vez también para la de Ji Min.

Min Ho fue cordial cuando saludó queriendo saber cuán malo era que Taemin estuviera en ese momento en la iglesia, sin embargo le pareció haber escuchado un poco de alivio en la voz de Yu Ri al decirle que su hijo estaba ahí, y no tuvo que pedirles que fueran por él cuando la mujer ya estaba diciéndole que irían, y el sacerdote buscó las mejores palabras que pudo para que el castigo del rubio no fuera tan grande, porque éste lo había buscado pidiendo su ayuda y era algo que no podía negarle, ayudarlo con su familia, tampoco quería que fuera castigado y parecía que el adolescente fue consciente de cuál era el lugar más seguro para pedir ayuda.

Al llegar los señores Lee pudo notar los ojo rojos de Yu Ri debido al llanto, así como aquel rostro que le decía que convencer a Dong Hae no sería nada sencillo, pero el sacerdote tenía claro que debía de ser paciente, no dejaría que Taemin se fuera hasta no estar seguro que su destino no sería tan malo como lo había sido para Ji Min, porque lo último que quería ver era al joven golpeado, no creía que pudiera soportarlo.

—Yu Ri, hija...

El sacerdote no pudo seguir hablando cuando vio a la mujer arrodillarse frente a él, sus lágrimas comenzaron a fluir y Dong Hae no hizo nada, sólo observó a su esposa todavía sintiendo molestia, porque ellos habían tenido una discusión antes, porque él no dejaba de culparla a ella por no criar bien a sus hijos, ya que él era el hombre de la casa y ella no tenía nada más que hacer que enseñarles las cosas correctas, ¿pero qué había hecho Taemin?, había estado con otro hombre y toda la culpa la tenía ella, creía que ella les había dado muchas libertades, y todo era por eso.

—Yu Ri, por favor —el párroco se inclinó tomando las manos de la mujer —hija, levántate.

—Padre —ella negó con la cabeza sin levantarse —no sé que hice mal —sollozó —yo... le enseñé a Taemin a ser un buen niño, hemos venido a la iglesia cada domingo y él... creí que él sabía lo que estaba mal.

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