Capítulo 18.

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Vio a Jong In sentarse frente a él, su hermano a penas se había despertado, y él creía que fue más un milagro que no hubiese chocado con los muebles antes de llegar al comedor, en donde se había dejado caer como un peso muerto, esperando a que su madre le sirviera el desayuno, y en esos momentos era cuando creía que sus padres tenían un hijo preferido, porque su madre, le había servido una taza con café, sin quejarse siquiera, mientras que con él sí solía hacerlo cuando se despertaba más tarde que todos, aunque su mamá era "buena" con él, ya que su papá, no terminaba de perdonarle el pasado.

Hubiera querido escuchar a sus padres reclamándole a su hermano por haber llegado ebrio la noche anterior, pero lo que éste obtuvo fue su desayuno frente a él, y un trozo de tarta de manzana, horneado por su mamá y del que él había querido probar desde que se levantó, y si no lo hizo, fue porque su madre no le permitió tener una rebanada, argumentando que todavía estaba muy caliente para que lo comiera.

—¿Por qué Jong In sí puede comer tarta de manzana y yo no? —inquirió con un mohín en sus labios.

Su papá bajó el periódico que estaba leyendo y lo miró como diciéndole que su reclamo era infundamentado y que le hizo descender la mirada a su taza de chocolate, porque de aquella manera le fue recordado que su padre no lo perdonaba todavía por lo sucedido con Ji Min, ¿cuánto tiempo iba a pasar hasta que fuera perdonado? ¿tendría que ser como Jong In y llevar a una chica a casa?, la sola idea le desagradaba, a él no le gustaban las mujeres, no se involucraría con una solo para ser aceptado en su familia otra vez.

—Porque la tarta ya se enfrió —dijo su madre.

Ella dejó una rebanada de tarta frente a él, mirándolo como si fuera un bebé haciendo un berrinche, uno al que debía consentir, porque a pesar de los errores Yu Ri había perdonado a su hijo, creía fielmente que estar alrededor del sacerdote y ayudando en todo lo que podía en la iglesia le había hecho bien, que lo curó, incluso el permitir aquella amistad con Ki Bum, el joven que no le gustaba para nada a su esposo porque él creía que con todos los pensamientos libertinos que debió llegar desde la ciudad, podía destruir lo poco que el sacerdote lograba con su hijo.

—No deberías de consentirlo tanto —habló Dong Hae volviendo a levantar el periódico para continuar leyendo.

—Dong Hae... —el tono de ella le pedía que se detuviera de lo que fuera a decir.

—Taemin debería de comportarse como un hombre —el rubio bajó la mirada cuando notó la de su hermano sobre él —debería de ser como Jong In, un hombre de verdad.

—Papá, Taemin ha rectificado su mal camino.

—Es amigo de ese... de quien todos sabemos que está en un mal camino.

Creía saber las palabras que seguirían, ni siquiera le sorprendió que su padre hablara de esa manera, incluso su deseo de comer tarta de manzana se fueron, sin embargo no se levantó de la mesa para no demostrarle cuánto le afectaba todo lo que le decía, porque si lo hacía, su papá seguiría creyendo que eso era una debilidad, que era un "marica" como lo había llamado varias veces por su gusto diferente, aunque él ahora se empeñara en ocultarlos y hacer creer a todos que "se curó".

—Yo creo que Taemin le hace bien a Ki Bum —intervino su madre —lo he visto en la misa varias veces.

Porque Ki Bum a pesar de decir que se quemaría vivo, iba a misa al menos una vez al mes, e incluso comulgaba, aunque Taemin no estaba seguro de que su amigo estuviera confesándose, no lo había visto hacerlo, y cuando se lo preguntó, el chico había sonreído diciendo, "Dios conoce mis pecados y me los perdona, y claro, también el padre Min Ho como intermediario", así que imaginaba que se confesaba en algún momento.

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