Capítulo 8.

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Sentir culpa por estar atraído hacia cierto adolescente fue algo que no sucedió durante un tiempo, mucho en realidad, pero cuando reflexionaba sobre sus acciones o pensamientos lo hacía, se sentía culpable porque él no debía estar atraído por aquel adolescente, y no importaba el número de veces que pidiera perdón, o rezara pidiendo ayuda a Dios para no caer en la tentación, porque cada vez que tenía a Taemin cerca de él se sentía más atraído y empezaba a creer que de verdad estaba siendo probado por Dios, y que Satanás lo estaba tentando porque parecía que el adolescente cada día se volvía más bonito.

No creía que ningún pecado de los feligreses fuera tan grave como el suyo, él era un hombre casado con Dios, no podía pensar de esa manera hacia un adolescente, pero no podía evitarlo, cada vez que Taemin estaba cerca de él no podía quitarle los ojos de encima, era como ser llamado a pecar y había tenido que tener mucha fuerza de voluntad para no acudir a sus impulsos, además de castigos por tener pensamientos impuros, él más que nadie podía tenerlos.

—Acúseme padre, porque he mentido a mis padres —escuchó un susurro al otro lado de la rejilla —sé que no es correcto hacerlo, pero ellos me castigarían si se enteraban de que reprobé una materia y que...

Por un momento le había parecido haber estado escuchando a Taemin confesarse, pero el pecado de la joven que ahora se confesaba no eran nada en comparación a cada vez que los del otro adolescente llegaban, los cuales siempre estuvieron acompañados de esas mentiras que decía por su novio, por dejarse llevar por la lujuria, y en la última confesión porque sus padres creyeron que se "curó" de la homosexualidad, pero él no lo había hecho, tampoco era una enfermedad para ser tratada como tal, pero había personas que lo creían así.

La confesión de los secretos era en anonimato, y él lo tenía muy claro, la única persona con la que se había perdido eso era con Taemin, porque su voz la podía reconocer con gran facilidad, pero no pudo evitar acercarse un poco más a la rejilla cuando le pareció reconocer la voz al otro lado.

—No me puedo justificar por mis acciones, pero creo que he sido tentado por el diablo, no veo otra manera de haber sido infiel a mi esposa.

Min Ho intentó no hacer muecas mientras escuchaba, había muchas personas que se justificaban de esa manera y él no era quién para juzgarlos, pero creía que ser infiel a alguien era una opción, y no pudo evitar pensar en Taemin, en como el hombre al otro lado de la rejilla lo había juzgado tan duramente cuando él tampoco era un santo, y quizás por sus creencias Taemin cometió un error muy grande, y más si lo encontraron teniendo sexo con Ji Min, pero el hombre no era mejor, él engañaba a su esposa que también tenía defectos, pero al menos no le había sido infiel, y sabía que esa confesión no significaba que dejaría de hacerlo, de engañar a su esposa, sino que sólo era una forma de sentirse más tranquilo consigo mismo.

El sacerdote no era nadie para juzgar pero creía que estaba haciéndolo, más cuando el pensamiento de que el hombre no tenía derecho a recriminarle nada a Taemin llegaba, sí, el adolescente se equivocó, él no debió de haberse dejado llevar por sus bajas pasiones si sabía que podía ser descubierto, pero a su parecer fue suficiente con lo que hizo a Ji Min, ya no más.

No pudo negarle ser perdonado, y tampoco preguntarle cómo seguía Taemin que le había avisado que no podría ayudarle en esa semana porque estaba enfermo, no era nada grave, sólo un resfriado pero que el adolescente dijo que prefería quedarse en casa ya que no quería contagiar a nadie, además de que "su trabajo" no lo requería mucho ahí, sólo en pocas ocasiones.

Cuando las confesiones terminaron, Min Ho se salió del confesionario y se dirigió a la sacristía, vistiéndose con la ropa adecuada para la misa, esa noche no habría monaguillos, en realidad a pocos niños les gustaba ejercer ese papel, y no podía obligarlos a hacerlo, si alguien deseaba ser monaguillo debía ser por voluntad propia como había sido hace una semana con Taemin, que fue el joven quién le pidió acompañarlo en la misa.

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