"Podrán cortar todas las flores, pero nunca podrán detener la primavera"
Pablo Neruda
Así fue como las cosas siguieron su curso.
Alison contemplo durante muchas tardes aquel espejo de su habitación. Memorizo cada línea de su rostro y de su cuerpo, esperando.
Esas tardes se le hicieron largas, la ventana que iluminaba su cuarto la dejaba abierta y las cortinas flameaban suavemente hacia adentro. El calor había llegado de a poco, llevándose las nubes.
A Alison le gustaba la brisa que entraba y jugaba por el lugar, se sentía acompañada en ese solitario vaivén de esperanzas dudosas.
Las tardes eternas frente al espejo pronto se convirtieron en solo ratos silenciosos, y a medida que pasaban los días se comenzaron a volver momentos fugaces para finalmente terminar en una pasada rápida, consciente de que él ya no volvería.
El viento, que trae la lluvia, luego se la llevó mudando la estación, trayendo consigo días más largos y de mejor pasar. Eso hizo que llenara el nuevo tiempo libre de actividades.
En un breve repaso del tiempo transcurrido, dos semanas después de lo ocurrido, la joven se presentó un día muy temprano frente a su jefa, diciendo que ya no podía seguir trabajando allí, al menos por algún tiempo.
Ana era la dueña, estricta pero justa.
Estaba en completo conocimiento que la chica era buena trabajadora, así que la dejó ir con el dolor de sus finanzas.
A pesar de todo le ofreció la oportunidad de volver si lo deseaba.
Saliendo del lugar miro al cielo y algo en su interior se removió, algo le indicaba que eso debió haberlo hecho hace tiempo.
El día anterior a ese ella se paró por última vez frente al espejo; llevaba tiempo haciendo las mismas cosas, durante mucho estuvo bien con eso, estaba cómoda en su pequeño mundo, pero ahora, ahora quería cambiar.
El sol bajaba bañando la habitación en sombras y luces juguetonas. Uno de los rayos de sol tocó sus ojos, estos brillaron frente a su reflejo, avisando que algo nuevo florecía en la muchacha.
Atrapada en la vida que ella misma había montado para sí, contemplo sus cabellos que ahora estaba mucho más largo, casi llegando a la cintura. Tenía suaves ondas que se derramaban por su espalda como un mar negro y profundo y que junto a su rostro; un poco más delgado, la hacía parecer una muchacha con expresión melancólica. El cabello enmarcaba aquel sentimiento intensificándolo.
Al fin estaba comprendiendo muchas cosas. Descubrió que estaba molesta, molesta consigo misma por haberse permitido ser así; aceptar algo que alguna vez ella no quiso, haberse callado más de una vez en su vida, ser correcta cuando no quería serlo.
Ahora había renunciado a su trabajo y tenía el frente libre.
Tomo varios bolsos y comenzó a guardar ropa, se movía rápido por la habitación impulsada por una determinación regenerada. El día estaba fresco y hermoso y las flores ya brotaban. Alison comenzó a tapar con mantas los muebles y guardó algunos objetos. El cuadro del hombre a medio terminar sobre el atril de madera lo dejo tal y como estaba.
La habitación que la había visto dormir y crecer por más de dos años ahora la veía irse, ella le dio un último vistazo a su cuarto, despidiéndose.
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Rin: El precio de la eternidad
FantasiLa vida vuelve a ser normal, Alison pasa pagina y las cosas se mantienen como están. Ella se ve a si misma caminando entre calles con edificios que parecen ser casas hechas de cartas, el viento sopla y las derriba dejando una lluvia de naipes a su a...