Capítulo Nº24: "Abriendo Los Ojos"

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#NARRA Francesco#

Si...

Si...

Finalmente.

- Aceptaron el acuerdo. — Confirmó nuevamente mi secretaria, Karla. — El intercambio.

- Si... — Una sonrisa retorcida se formó en mis labios. — ¡Perfecto! — Solté de golpe el vaso de whisky haciendo que caiga al suelo y se rompa en pedazos, asustando a Karla.— Lo siento, es la emoción.

- No tiene porque disculparse, señor. — Dijo profesionalmente. Tiene que aparentar ya que la habitación está llena de mis hombres.

Quien diría de que gimes como una perra cuando te pongo en el escritorio.

- Fuera de aquí. Y no quiero molestias. — Les ordené a mis hombres los cuales asistieron y se fueron dejándome sólo con Karla. — ¿Celebramos? — La miré con picardía. Sé levantó y se sentó sobre mi.

Lo mejor...

#NARRA Gianluca#

- No tenemos otra opción. Ya está hecho. — Afirmó Piero.

Solté un largo suspiro apoyando mis manos sobre el escritorio. — Lo sé.

- Te dije que era una mala idea, ¡Y tú lo sabías! — Me reprochó Ignazio.

- Ya sabemos que están bien. — Más que decírselo a ellos, intentaba convencerme a mi mismo.

- Ignazio tiene razón, esto fue una mala idea. — Piero pasó una mano por su cara, estresado. — Ya deberías decirlo, ¿Por qué a ellas?

Mantuve mi boca cerrada. Era una razón sumamente ridícula, por eso no quería decirlo.

Sólo quería verla. Y no es que pueda acercarme como una persona normal por la gran fama que he sembrado.

- ¿No lo dirás, cierto? — Preguntó Ignazio viéndome directamente a los ojos. Yo simplemente miraba al suelo.

- Ya lo hicimos, no importa el porque.

- ¡Hicimos algo que no tenemos ni la más mínima idea del porque sabiendo que las consecuencia serían increíblemente graves! — Colocó las fotografías que Francesco había mandado de Mariagrazia, Ernesto y Nina para amenazarnos sobre el escritorio.

- ¡Pero le sacaron provecho! — Grité. — ¡Tu te acostaste con Gabriela! — Señalé a Piero. — ¡Y tu te acostaste con Sofía y se enamoraron! — Ahora señalé a Ignazio. — ¡Y no me vengan con una mierda de Atenna porque no he hecho nada! — Intenté relajarme, pero no podía. Las palabras salían por sí solas de mi boca. — ¡Se quejan de que fue una mala idea pero le sacaron provecho a la situación, cuando según ustedes no hubo nada bueno! ¡No p—

- Gianluca, por favor. — La voz suave de Atenna me interrumpió. Agradezco que me lograran callar, especialmente que sea ella.

Ignazio y Piero miraban detrás de mi, la estaban viendo. Después de un par de segundos me volteé. Allí estaba ella, parada en el marco de la puerta. Se veía hermosa.

- Necesitas relajarte. — Se acercó a mi, me tomó ambas manos y me jaló saliendo de la habitación. Ahora estábamos en el pasillo. — ¿Mejor? — Me miró directamente a los ojos.

¿Secuestrada? - Gianluca GinobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora