27-10-2016

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   Diario, solo voy a decirte una cosa: ¡sálvese quien pueda! Los profesores ya nos están empezando a hablar acerca de los exámenes, no quiero ni pensarlo. Me da tanta pereza tener que estudiar... Sí, porque los chicos también estudiamos, aunque no lo creas. Es un absurdo cliché ese de que no lo hacemos, ya sea porque no lo necesitamos porque somos súper inteligentes o, por otra parte, porque somos demasiado estúpidos y nos conformamos con un aprobado raspado. ¿Qué será lo siguiente que invente la gente?

   Bueno, para empezar, voy a resumirte mi conversación con Blair. La verdad es que acordamos muchas cosas para el trabajo, ella tiene ideas geniales y muy creativas, pero el tiempo se nos está echando encima y necesitamos tenerlo acabado esta semana. Nos desquiciamos un poco al principio, haciendo cuentas y viendo que era demasiado trabajo para muy poco tiempo. Pero ella, con su dulce sonrisa, consiguió elaborar un plan de acción infalible que consta de tres sencillos pasos:

   1. Nos repartimos el trabajo de forma equitativa. Por primera vez, alguien no piensa que soy un desastre y me confía medio trabajo.

   2. Nos comprometimos a que cada día tendríamos que avanzar un poco el trabajo, como mínimo, dedicándole media hora diaria.

   3. Estaríamos en contacto, y si ocurriera algo, teníamos el deber de comunicárselo al otro de inmediato.

   Y por supuesto que yo estuve de acuerdo en cada uno de los puntos que ella propuso. ¿Cómo no estarlo cuando parece un plan con tanto rango de acierto? Además, era lo mejor que teníamos, por mucho que me fastidiara perder media hora diaria en el tema.

   Eso fue todo. No creo que te parezca interesante que te redacte el resto de nuestra tarde. Simplemente nos vimos al salir de clase y comentamos aquello, luego la invité a unos chicles, pero como mi querido hermano Zed me había robado el último, le propuse ir a tomar algo para no quedarnos con las ganas del chicle. Fuimos a una cafetería y pasamos un rato hablando. Me di cuenta de lo realmente divertida que puede llegar a ser Blair. Nos despedimos y nos marchamos, poco más hay que contar.

   Ahora, centrémonos en hoy y en como se presenta este maldito jueves. Odio el jueves, después del lunes, creo que es el día que más detesto. Es que, tan solo piénsalo. Es el maldito día de la semana que más interminable parece, porque no paramos de pensar en el viernes y en todas las cosas que queremos hacer el fin de semana, y encima a veces no hacemos ni la mitad de ellas. El jueves es el día que más me toca las narices, y nadie puede negarme eso. 

   Bueno, ¿por dónde iba? Ah, sí, que es jueves. Por favor, no me hagas hablarte acerca de las clases que tuve hoy, sinceramente porque me parece algo estúpido. Eres un diario, no mi cuaderno de clase, así que esos detalles escolares me los ahorrare, sobretodo porque en algunas partes de las lecciones me acabé por aburrir. ¡Tengo mis motivos! Aunque la verdad es que no, pero siempre queda bien como excusa. Pues eso, el día fue como uno cualquiera, normalito. Gracias a los cielos, los chicos de aquella vez no se han vuelto a meter con Willow, por lo menos no delante de mis narices, y dudo que lo hicieran frente a algún profesor en clase. 

   Aunque el día parecía ser uno como cualquier otro, te puedo asegurar que la tarde no lo fue. ¿Se ha notado mucho que he resumido el día con prisas para poder escribir lo que me ha ocurrido esta tarde? Bueno, la verdad es que eso me da igual, quiero contarlo y punto. Eres mi diario. Soy tu amo. ¡WUAJAJAJA! Vale... hagamos que eso no ha ocurrido, ¿sí? Bien. Pues como te iba diciendo, esta tarde ocurrió algo que voy a guardar en mi memoria hasta el día en que me muera. Verás, estaba saliendo del instituto con Kendal, mientras hablábamos cuando Blair se me acercó, apareciendo de la nada.

   "Hola, Connor" sonrió ella alegremente, como siempre la veo hacer. "Quería hacerte una pregunta..." comentó en voz baja, lo que me pareció extraño en ella. Después, giró su cabeza hacia atrás como si buscara a alguien con la mirada y volvió a verme, quizás porque no encontró a esa persona. 

Diario de un pervertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora