Inopacable Amor (¿Cómo llegamos tan lejos? 2) (t.A.T.u. fanfic)

Capítulo 8 Yulia Vive

Por: mel_katina

Lena se encontraba ya, camino a casa, pensando en la "alucinación" que acababa de tener. Fue algo real...Yulia hasta la había abrazado ¿y si era verdad? ¿y si en realidad su Yulia seguía viva? Larissa y Sergey tendrían mucho que explicar...demasiado que explicar. De pronto, se encontró con que estaba en la calle, de rumbo a casa de su padre y al llegar, suspiró y tocó la puerta.

Marie la atendió y se sorprendió de verla allí, casi nunca iba y cuando iba, era para quedarse largos ratos en el cuarto de Yulia, llorando por su amor perdido.

Claro, Lena no sabía que Marie y Dona sabían de esto, pero sí que lo sabían. Sólo ellas dos.

¿qué haría? Si Lena entraba a la casa e iba al cuarto...verías las cosas de Yulia. Lo mejor sería disimular.

-¡hola Lena! Que...sorpresa
-Marie...¿puedo pasar? Vengo a corroborar algo importante, es una emergencia-dijo la pelirroja
-¿estás bien? ¿el bebé?-dijo Marie preocupada viendo el vientre de Lena
-el bebé está bien, sólo es que tengo algo que hacer-dijo Lena suplicante y Marie le dio paso-gracias

Lena caminó hacia el ya tan conocido cuarto y lo abrió rápidamente. Casi se desmaya allí mismo al ver que estaba lleno de cosas y al recibir el inconfundible aroma a Yulia que invadía la habitación.

No conforme, pensando que era una coincidencia, Lena corrió hacia el clóset y lo abrió sólo para descubrir ropas desconocidas, ninguna que conociera ya. Rápidamente se metió al baño y de nuevo la invadió aún con más intensidad el aroma y sintió un fuerte vuelco en su corazón al ver todos los productos para el cabello favoritos de Yulia sobre el tocador. **no, esto no es posible** pensó la pecosa mientras salía del baño y observó con rapidez el cuarto. Estaba desesperada, tendría que buscar más pruebas...Su mirada dio con una cómoda y, tras dirigirse a ella, empezó a esculcar uno a uno los cajones hasta que llegó al último y lo que vio en él despejó cualquier duda posible. Habían cartas, la playera rosa que le regaló el día de su cumple, un álbum de fotos, dos libretas, una cinta de video y una cajita, entre otras cosas. Lena, con el corazón en la mano, abrió el álbum y casi se muere de la impresión al ver las primeras fotos: habían unas de ella y Yulia besándose, otras de ella nada más, otras de Yulia nada más, otras de ellas dos con su familia, con sus amigos, ellas dos en el cumpleaños de Yulia, ellas dos en la cabaña, ellas dos en la escuela, ellas dos...ellas dos. En ese álbum se plasmaba el amor que existió entre ellas y Lena ya lloraba al llegar al final del álbum, donde salían las dos abrazadas, mostrando sus tatuajes. Lena pasó su mano por una foto de Yulia, tocando sus labios, aquellos labios que noche a noche deseaba volver a besar, aquellos labios que la conocían tan bien y la hacían llegar al cielo y conocer lo desconocido.

Luego de ver eso, aun llorando, recorrió las libretas, donde se encontraban los poemas, poemas que Yulia no le había mostrado nunca, y otra libretita era el diario de Yulia, el diario que escribía cuando eran novias, y allí expresaba el 99% lo que sentía por Lena, describía todo y la pelirroja sonrió ruborizada al encontrar una página que empezaba con ¡ya lo hicimos! Ha sido la mejor noche que he tenido en mi vida...y así, Lena seguía leyendo y leyendo. Cuando se dio cuenta de dónde estaba, se encontró así misma con la cara empapada por las lágrimas y sonriendo a la vez, su corazón palpitaba más de lo normal y un hormigueo que no experimentaba hacía años recorría su cuerpo entero: Yulia estaba viva y estaba allí, en Moscú.

**Debo verla, necesito verla y tocarla...MI YULIA ESTA VIVA** pensaba Lena mientras guardaba todo y, pensándolo, agarró una foto donde estaban las dos besándose abrazadas (Kyle les tomó la foto) y abajo estaba firmada Te amaré por siempre Elena, jamás te olvidaré.

Lena salió casi corriendo, con dificultad a causa de su crecido vientre, del cuarto y, mientras recorría ansiosamente los pasillos de la mansión buscando a Marie, se percató que afuera llovía. No le importó y siguió buscando a Marie.