17: Body shots

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Persephone tenía la teoría de que su hermana, de no ser humana, no tenía mucha tolerancia a la luz del sol. Las dos veces que supo de ella, fueron durante la noche: primero en su casa y luego el gato en casa de Brooke. Desde entonces apenas había visto rastro de Sera por el pueblo. El sentimiento de la hipervigilancia estaba presente en su ser, logrando que se asustara por el más mínimo ruido que la rodeaba.

Sus sentidos estaban agudizados todo el tiempo porque no pensaba dejar que volviera a repetirse el hecho de que Sera la tomara por sorpresa. Si iba a atacarla, quería estar preparada para defenderse. Ya no estaría presa del pánico ni de la sorpresa porque sabía que su hermana venía por ella. Tarde o temprano lo haría, de eso estaba segura.

Sin embargo, su teoría se deshizo con la rapidez de la luz cuando la vio de pie frente al bar, envuelta en un abrigo negro que le llegaba hasta las rodillas y unas gafas oscuras que cubrían casi la mitad de su perfilado rostro. Se observaron mutuamente durante unos segundos antes de que un auto pasara frente a Sera, y desapareció por completo del campo de visión de Persephone.

Su estómago se retorció dolorosamente, casi provocando que quisiera vomitar de la mala sensación, pero se recompuso con rapidez, convenciéndose de que no iba a dejarse vencer por el temor de su adolescencia. Dejando salir una exhalación, negó con su cabeza y se agachó para reorganizar las botellas de alcohol que se encontraban bajo la barra. Eran las que más se vendían, por eso las tenía en un lugar más accesible y no se le daba la espalda al cliente a menos que prefiriera algún trago que no se vendía tanto.

—Persa.

Persephone se sobresaltó y dejó caer una botella al suelo, el cristal haciéndose añicos. Levantó su mirada enfurecida hacia los ojos verdes de Derek, quien no lucía arrepentido en lo más mínimo.

—Esa era una botella de Crystal Head Vodka de cincuenta dólares y estaba nueva —masculló entre dientes—. Más vale que cuando vuelva de buscar una escoba y un recogedor estés sacando los cincuenta dólares de tu billetera, Hale.

Se sentó sobre la barra, pasando sus piernas sobre la superficie para caer al otro lado, y buscó una escoba. Quería ignorar su presencia, pero se le hizo imposible. En especial cuando podía escuchar otro corazón palpitando que le pertenecía a alguien desconocido. Dejando la escoba de lado, volvió a la zona de la barra donde pudo observar a la pequeña adolescente de cabellos rubios que lucía indefensa en una bata de hospital.

Persephone elevó sus cejas.

—¿Quién demonios es? —escupió de la nada, sin animarse en sonar más agradable o menos temeraria. La adolescente casi se refugió detrás de Derek, murmurando un: «Dijiste que ayudaría»—. Estoy esperando una explicación.

Cruzó los brazos sobre su diafragma, sin importarle que esa posición hacía que sus pechos se realzaran, detalle que solía poner a Derek loco. «Si llego a ganar tu confianza de nuevo, ¿podríamos darnos una oportunidad?», el recuerdo de sus palabras invadió la mente de Persephone y tuvo que luchar para apartarlas. Necesitaba concentrarse. Además, ¿qué diablos hacía con una niña a su lado? No quería lucir como una persona molesta, pero no encontraba la forma de no serlo.

UNDERWORLD ♛ DEREK HALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora