Capitulo 14

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Alter no sentía dolor, no podía, el sufrimiento y la agonía de Angra Mainju habían sido mil veces peor que una simple flecha clavada en su abdomen, por ende, esta no representaba gran amenaza para ella, pudo haber esquivado dicho ataque fácilmente de no haber estado tan concentrada en su objetivo. Sin inmutarse se sacó la flecha y la lanzó al piso quebrándola con un pisotón. Silenciosamente la mujer de porte serio examinó su situación, siete contra uno no era una pelea justa pero tampoco era algo que ella no pudiera afrontar.

Era cierto que estaba debilitada por haber batallado todo el dia sin descanso pero la ira acrecentaba el fuego de su interior y ya solo la mantenia en pie su deseo de venganza. Los ancianos lamentarian haber condenado a Arturia a un pozo sin fin de sufrimiento.

Yagyu e Ivan ayudaron a una herida Lizrich a levantarse del suelo, era bastante obvio que no estaba en condiciones de pelear. Lo concejales desaparecieron de la vista de Saber llevándose consigo a la mujer de ojos rojos. Manteniendo una expresión fría, Alter ignoró a los ancianos que la rodeaban dirigiéndose a atacar directamente a la bruja de ojos rojos y sus aliados. Salieri y Edmon detuvieron su ataque a medio metro de su objetivo y los tres concejales restantes la atacaron por detrás. Gracias a sus reflejos e increíble velocidad Alter logró esquivar a James, Christopher y Solomon recibiendo solo el roce de una flecha lanzada por Moriarty.

Manteniendo la calma se limpió la mejilla, desde que había salido del pozo de las maldiciones no había tenido un solo descanso pero aquello no ameritaba una distracción momentanea. Batallar con Gilgamesh había mermado gran parte de sus fuerzas, pero no las suficientes como para darse media vuelta y huir de un enfrentamiento. Su objetivo principal era eliminar a Lizrich. Se estaba sobre exigiendo demasiado y si continuaba peleando su cuerpo no lo soportaría, pero eso poco importaba. Con ira contenida, Saber se lanzó al ataque tratando de atravesar la barrera defensiva que los concejales habían formado, si era necesario tendría que matarlos antes de agotar la poca energía que le quedaba.

Alter era muy orgullosa, aun al límite de sus fuerzas seguía combatiendo con un porte digno de una reina.

Desde la capital de Nilonia aún se podían sentir los impactos de energía que la espadachín liberaba con cada ataque. Los murmullos de la ciudad se hacían cada vez más constantes plagándose poco a poco de temor de gente que imaginaba el peor de los escenarios.

—Maldición. —podía sentir perfectamente a presencia de Arturia a unos cuantos kilómetros.

Definitivamente era ella quien estaba combatiendo, pero ¿Contra quién? ¿De dónde si quiera sacaba esa mujer sus fuerzas? ¿Cómo era posible que luego de la reciente batalla Saber pudiera seguir en pie desbordando tal ola de energía? El rey de los héroes dio media vuelta dispuesto a prepararse para un nuevo combate llevando consigo a sus generales, pero se encontró con una gran sorpresa al solo encontrarse con dos de ellas.

—¿Dónde esta Nero?

—Su majestad—Siegfried llegó a la sala de consejo a toda prisa—¡Lady Germanicus ha salido del castillo llevándose al caballo más rápido de los establos!

—¿Qué demonios es lo que esta planeando? —se preguntó apretando sus manos con furia contenida.

Durante mucho tiempo Gilgamesh se preguntó porque a pesar de las pruebas en su contra, Nero seguía creyendo en Arturia. La duquesa incluso admitió saber su identidad desde el principio y ese habría sido motivo suficiente para mandarla a la horca, pero Nero era valiosa como su comandante. Contrario a lo que cualquiera pensara su actitud, lejos de ofender a Gilgamesh simplemente lo divertía. A pesar de ser fiel a la memoria de Saber, Nero jamás había mostrado indicios de ser capaz de traicionarlo, al menos no hasta esos momentos en los que sin motivo aparente había salido del castillo quizás a reencontrase con su vieja amiga, más la duda flotaba en el ambiente.

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