Los ancianos del consejo, Merlín, Shakespeare, Mordred e incluso Nero sintieron como si una fuerza aplastante los jalara hacia el suelo, estaba claro que Alter no quería que nadie interfiriera en su batalla contra Gilgamesh.
—Te detesto, más que a Lizrich o al consejo ¡Te detesto!— gritó Saber llena de ira-¡Eras una persona importante para ella y le diste la espalda cuando más te necesitaba! ¡¿Cómo pudiste pensar que Lily haría una cosa tan atroz?! ¡Tú ingenuidad merece ser castigada rey de los héroes!
—Alter no lo hagas...—Nero dijo difícilmente tratando de levantarse, pero la presión ejercida sobre ella era demasiado fuerte.
Nadie era capaz si quiera de moverse y el odio que Alter durante años había albergado estaba su clímax, poco le importaba Lizrich o los ancianos, incluso el hecho de que cuando saciase su odio su existencia se desvanecería. El trato con Arturia se había roto y Excalibur comenzaba a ennegrecerse, pero Alter ignoró ese detalle. Todo lo que importaba en ese momento era eliminar a Gilgamesh antes de que él pudiera matarla a ella porque entonces Arturia ya no tendría un cuerpo al cual volver.
Espada en mano, Saber se dispuso a atacar al rey dorado quien simplemente se enfocó en repeler sus ataques, con lo que acababa de suceder él aun no podía determinar qué acción era la correcta. Cuando estaba dispuesto a contra atacar con toda su furia, Arturia dejó caer su espada como si le quemase la mano.
Excalibur recuperó su resplandeciente brillo.
Alter emitió un quejido agarrando fuertemente su cabeza, parecía estar sufriendo, pero contra todo pronóstico ignoró su dolor y de entre sus ropas sacó un cuchillo. No dudo un solo segundo y con un rápido movimiento trató de clavarlo en el abdomen de Gilgamesh. El rey dorado apenas tuvo el tiempo suficiente para maniobrar y esquivar la daga de plata que Alter había intentado clavarle, pero, anticipando su movimiento, la rubia fue capaz de seguirle el paso únicamente causando un rasguño en el costado derecho del rey.
Gotas de sangre cayeron al suelo. La daga de plata estaba manchada de un brillante rojo escarlata.
Gilgamesh retrocedió convocando sus portales. Aun cuando no podía entender por completo la situación, si Arturia quería matarlo entonces él la mataría primero, a ella o esa existencia corrupta que intentaba por todos los medios eliminarlo.
El dolor en su cabeza hizo a Alter flaquear y caer de rodillas. Podía sentir como su homóloga trataba fuertemente de recuperar el control de su cuerpo.
—¡Basta! ¡No voy a permitirte que lo mates! Decapitada no es la única forma de morir, si corto mi cuello sin lugar a duda moriremos... —Saber sostuvo la daga entre sus dos manos dirigiéndola a su cuello mientras parecía luchar consigo misma.
Todos miraron con sorpresa como por un momento la verdadera Saber había vuelto en sí mientras amenazaba con quitarse la vida.
—¡¿Qué estás haciendo Arturia?! ¡Detente! —se reprendió a si misma lanzando lejos el cuchillo de plata.
El sonido del metal rebotando se perdió en los alaridos de Alter y nadie se dio cuenta de que el arma teñida de carmín desaparecía engullida por una sombra.
—¡Basta! ¡Detente! ¡Esto es por ti! ¡Todo hasta ahora ha sido por tu bien Arturia! Eliminar a todos los que te hicieron daño y cargar con el peso de tus pecados... es por ello por lo que yo existo...
La mujer saco fuerzas para ponerse de pie mientras seguía sosteniéndose fuertemente la cabeza. Ni Alter, ni Arturia querían ceder a la voluntad de la otra.
—Ya has cargado con mucho peso Alter—ella habló con tristeza hacia su otra yo—Ahora lo entiendo... existes porque no fui lo suficientemente fuerte para poder con el dolor yo sola... y lamento que lo soportaras en mi lugar, pero no puedo dejar que sigas actuando de la manera que crees correcta y caigas más en la oscuridad... si eres un parte de mi entonces apóyate en mi... solo así podremos...
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Sortilegio
RomanceSin que nadie lo supiera la historia estaba destinada a repetirse. Una y otra y otra vez los caprichos de esa entidad marcaban el destino de dos personas. Ellos estaban predestinados a pelear y matarse el uno al otro, como el héroe y la bruja de una...