Sortilegio

Capitulo 19

Sortilegio 19

—Semiramis ha caído al sur de Camelot, Morgana y su ejército huyeron hacia las montañas nevadas, tratamos de seguirlos, pero una tormenta descendió y les perdimos el rastro—Iskandar informó entrando a la sala donde Gilgamesh se había reunido con los magos, detrás de él Chevalier, Astolfo, Tristan, Waver y Enkidu le seguían de cerca.

Luego de haber sucumbido a la defensa de la capital, las tropas enemigas se habían reagrupado. Con la amenaza latente de Lizrich, el ejército de Nilonia se había divido en dos facciones, una comandada por Iskandar que tenía como misión derrotar la coalición de Morgana y Semiramis. Mientras que la otra facción se encargaba de proteger la capital de un posible ataque por parte de Lizrich. En consecuencia, Mordred, Nero, Sir Gawain y Sir Lancelot se habían quedado al mando de Gilgamesh en Nilonia mientras que Chevalier, Astolfo, Tristan, Waver y Enkidu perseguían al ejercito enemigo para derrotarlo de una vez por todas.

El rey de los héroes parecía estar dialogando con el guardián del destino y el Gran Caster sobre estrategias de guerra señalando las posiciones de sus ejércitos en un mapa en donde estaba representado todo el reino.

—El invierno se acerca a prisa, necesitamos que los granjeros cosechen antes de que el frio comience a incrementar—Gilgamesh comentó pensativo—¿Alguna señal de Lizrich?

—Ninguna, si es que esa bruja sigue viva no se encontraba en las cercanías de los valles y montañas del sureste—el rey de los conquistadores suspiró desairado.

—¿Sera posible que realmente ha muerto? —se preguntó el soberano de Nilonia.

Merlín tomó la palabra.

—Es cierto que Arturia la hirió de gravedad, recibió de lleno un ataque de la espada sagrada y eso probablemente la haya dejado fuera de combate por un tiempo... pero lo que no deja de rondar mi mente es que se llevara a Alter con ella. De haber consumido su alma ya habría dado señales de seguir con vida, después de todo su naturaleza es muy rencorosa... a menos que...

—A menos que no haya devorado su alma—completó Shakespeare—Lo que Lizrich necesita es un alma pura teñida de oscuridad, el alma de Alter aceptó esa corrupción a voluntad por ende su alma no fue consumida por la negrura y no es pura. ¿Por qué motivo querría esa bruja un alma impura? Me temo que la respuesta no es nada favorecedora... planea hacer a Alter encarnar para usarla en nuestra contra.

—Es solo una teoría, pero podría ser la más acertada—Merlin habló tratando de calmar la reciente inquietud que los presentes comenzaban a mostrar—Lizrich necesita mucha energía para llevar acabo la encarnación y someter el alma de Alter a su voluntad, ahora mismo debe estar muy debilitada por lo que le tomara tiempo, debemos encontrarla antes de que eso suceda o la devastación que Alter podría causar será terrible.

Si Alter había podido suministrar energía a un ejército, mantener a flote los jardines colgantes de babilonia y luchar contra Gilgamesh en igualdad de condiciones siendo limitada por Arturia entonces quien sabe que cosas podría hacer teniendo un cuerpo para sí misma.

—Sera mejor que Arturia no se entere de esto—comentó el rey de los héroes.

Le preocupaba que pudiera hacer su adorada prometida si se enterase de la situación.

—Por cierto ¿Dónde están Mordred y Nero? —preguntó Iskandar buscando a las susodichas con la mirada.

—Ahora mismo tienen una fiesta de té con la futura reina—Gilgamesh dijo restándole importancia al asunto.

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Cuando Nero y Mordred se enteraron de que Gilgamesh había encerrado a Arturia le reprocharon por sus acciones, ninguna de las dos estaba de acuerdo en negarle a Saber su libertad. El rey dorado de alguna manera se las ingenió para hacerles ver que, con el fin de mantener a Saber segura, lo mejor era mantenerla en la jaula dorada hasta que el "peligro" pasara. Normalmente ambas hubieran negado aquello, pero Gilgamesh tenía razón en una cosa. Una vez libre Arturia no se iba a quedar de brazos cruzados, conociéndola como lo hacían sabían que ella iría a detener a Lizrich por su cuenta aun si eso llegaba a costarle la vida y ninguno de los tres quería perderla, no tras años de agonía y de finalmente haberla recuperado.