C e r o

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Después de escuchar al doctor explicarme todo lo que le había pasado en la operación y todo el diagnóstico que había resultado de la misma. Le pido al doctor el permiso para ir a verlo, a lo cual él acepta.

Atravieso los pasillos con el manojo de nervios en mí y busco la habitación 36 de la tercera planta. Toco la puerta y no escucho a nadie responder. Con mi mano giro el pomo de la puerta y me adentro a la habitación. Me siento en una silla y me dispongo a mirar el precioso rostro de Luis al dormir.

Dejo que algunas lágrimas empiecen a salir y rápidamente las limpio con mi brazo.

Recordar lo que me dijo el doctor, acerca de que no volvería a caminar es muy doloroso para mí. El me dijo que Luis ya lo sabía y que reaccionó a como todo paciente lo haría en esa situación, algo por lo cual tuvieron que sedarlo para tranquilizarlo.

Verlo de esta manera hace que mi corazón se parta en pedazos y el apretón en mi pecho siga creciendo.

No me hubiera imaginado que tuviera un accidente y mucho menos que no pueda caminar. Si lo hubiera sabido, lo habría detenido en su momento. Le hubiera dicho todo lo que siento por él y que me disculpara por haberlo dejado solo. Hubiera sido mejor que lo llevara conmigo a mi gira, pero él también tenía que trabajar. Era algo imposible para los dos. Pero hubiera estado más feliz llevándolo conmigo y disfrutar con Luis todo. Sin embargo, no será como antes, eso lo sé más que nadie.

—Aitana—Luis me habla en voz baja. Su mirada se encuentra con la mía y me acerco a él.
—Estoy aquí—tomo su mano, pero la aparta de inmediato.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta—.Deberías estar en tu casa, no deberías estar preocupándote por mi.
—¿Por qué dices eso? Siempre me voy a preocupar por ti.
—Vete Aitana— voltea su cuerpo del otro lado para no mirarme—. Se feliz con alguien que si te puede dar lo que quieras.
—¿Acaso me estás sacando de tu vida?¿Estas terminando conmigo?¿Por qué?
Todas esas preguntas fueron contestadas con un simple 'sí' por parte de Luis.

Ni siquiera me dijo nada, solo se dedicó a ignorarme.

No, esta vez, si no todas las veces que intenté comunicarme con él, Luis solo me ignoraba y no contestaba a mis llamadas.

Esa fue la última vez que lo vi cuando terminó conmigo en el hospital.

Esa fue la única y primera vez que mi corazón se había roto más de tres veces en un día y el tiempo no podrá reparar y juntar cada uno de los pedazos.

Sigo Adelante [A i t e d a]#Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora