S e i s

637 25 0
                                    

Llegué más temprano al estudio y ensaye sola por varios minutos antes de que llegaran los músicos. Cuando por fin aparecieron, todos ensayamos algunas canciones de mi disco para presentarlo en un show de caridad que había planeado hace unos días.

El tema es 'Ayuden a las personas mayores' esa era una forma de ayudar a las personas que han estado abandonadas por varios años por su familia. Es una tristeza que varias personas de la tercera edad los dejen solos, después de sacrificar vario tiempo y dinero para darle un hogar a sus hijos, incluso a sus familiares. Gente mal agradecida son las primeras personas que no deberían de existir en primer lugar. Hacerles algo así a unas personas tan agradables y cariñosas, es lo peor. Cuando los visite hace dos días, pude conocerlos mejor a ellos y a sus gustos. No poder superar a un señor grande y me ganó en el juego de naipes. Está claro que soy principiante pero ser abatida tres rondas seguidas por alguien más mayor que yo, es algo que no voy a poder olvidar en mi vida.

Con William y varias personas más fuimos temprano al Asilo ANS para acomodar los instrumentos y los equipos de sonido antes de que empezara el show.

Cantaría tres canciones nada más, ya que los señores tienen que hacer las actividades programadas del día.

William dijo que otros artistas también vendrían a tocar, no me dijo quienes porque tampoco lo sabía. Algo que obviamente me sorprendió al principio porque sería la única que tocaría pero es bueno que otras personas se hayan querido unir a la idea.

Ver una mesa grande y larga con diferentes platos, cócteles de frutas y golosinas hizo que mi estómago empezar a gruñir. Sigilosamente camino hacia la mesa sin que nadie me vea y agarro un bombón de chocolate. Me giro hacia los otros lados para ver que nadie me vea y cojo otro, sin embargo, no duró mucho el que me descubrieran.

—Es para después del show— dicen detrás de mí.

Disgustada y enfadada me giro al ver al propietario de la voz y me quedo pasmada al verlo.

—Siempre te han gustado los dulces— sonríe Luis y con sus manos impulsa las ruedas de su silla para irse.
—Y a ti siempre te gustado la fruta— no sé porque lo dije.

Luis se detuvo y se giró para verme.

—Sí, lo sé

Me regaló una sonrisa antes de irse.

Sigo Adelante [A i t e d a]#Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora