Q u i n c e

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Dejo de respirar en el momento de que Luis nos mira atentamente desde el pasillo. Me separo de William antes de que pase algo que pueda arrepentirme toda la vida, sin embargo, El me sujeta aún más impidiéndome alejarme de él. Me giro para mirar hacia la dirección de Luis y William hace lo mismo, es ahí cuando se percató de su presencia. El comprende la situación y baja los brazos para poder darme el espacio adecuado para poder respirar. Luis no hace nada, ni pronuncia ninguna palabra. William se va arrepentido de lo que hizo para darme esa oportunidad de hablar a los dos.

Ver a William con la cabeza baja me hace preguntarme si en verdad hice lo correcto al dejarlo ir así como así. Pero en estos momentos quiero hablar con Luis y decirle que lo que acaba de ver no es exactamente lo que piensa. Me acerco a él, pero alza la mano impidiéndome avanzar.

—No creo que me debas alguna explicación—me mira y una media sonrisa sale de su rostro—. Tengo una buena noticia.
—¿Y soy la persona indicada para escucharla?
—Más que indicada—con su silla de ruedas se acerca hasta llegar enfrente mía—. Estoy en rehabilitación desde hace un mes y el doctor me informó que si sigo así con mis terapias existe una alta posibilidad de que vuelva a caminar.
—Es la mejor noticia que me pudiste dar—exclamo contenta—. Estoy tan feliz.

Es una gran noticia.

No puedo creer que pueda volver a caminar de nuevo.

—Sí, yo igual. Estos meses han sido muy duros para mí y es la mejor noticia que me pudo dar el doctor.
—Ahora podemos estar los dos juntos.

¡Maldición! Eso no quería decir.

—Bueno, no juntos pero...—él me interrumpe.
—Está bien, puedes seguir adelante con otra persona.
—¿Qué?
—No quiero que te ates con alguien como yo. Puedes rehacer tu vida con otra persona, yo te he causado muchos problemas.
—Pero yo no quiero.

No, por favor.

Ahora no me alejes de ti.

No quiero llorar.

—Aitana—escuchar llamarme por mi nombre hace que me sienta mucho peor—. Debes de seguir tu vida. Yo ya no te quiero y es mejor decírtelo a ti, antes de que lo escuches por otra persona.
—¿Qué persona?—No contesta—. ¿De qué hablas? ¿Acaso ya tienes a otra persona?

Se limita a no contestar y a bajar su mirada.

El corazón me duele.

Otra vez dejé que me lastimaran.

Varias lágrimas se apoderan de mi rostro pero las limpio rápido para que no vea lo débil que soy.

—Tienes razón, creo que seré más feliz con otra persona que contigo.

Fue lo único que dije antes de marcharme de ahí, dejando a Luis solo.

Sigo Adelante [A i t e d a]#Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora