Capítulo 1✅

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Tan solo falta una semana para cumplir mis diecisiete años y tener mi primera transformación. No estaba muy emocionada pues eso significaba la posibilidad de encontrar a mi mate y yo no quería encontrarlo, estaba bien sola y no necesitaba a ningún hombre posesivo sobre mi.

Me dirigí a mi primera clase, me senté en uno de los primeros bancos y esperé a que todos los demás alumnos llegarán y se acomodararan en sus lugares, luego de unos minutos llegó el profesor y dio comienzo a la clase la cual transcurrió de forma normal, el tema no era nada difícil, en realidad matemáticas se me hace bastante fácil al igual que todas las otras materias.

Tan pronto la clase terminó salí del salón y me dirigí al patio.

No soy muy sociable, bueno, en realidad no tengo ningun amigo. Soy algo invisible aquí.

En el instituto yo soy la nerd, por lo que recibia burlas constantemente, varias por mi forma de vestir o por el hecho de tener que usar lentes a pesar de ser una loba, aunque eso en verdad no me causaba nada, no les prestaba atención además de que lo hacían tan frecuente que hasta aburría, ya me había acostumbrado.

Las burlas eran por parte de la mayoría pero sólo cuatro eran los más pesados; El alfa,  Lara, Sara y Samantha.

Los cuatro creían que tenían un gran poder, bueno en realidad el alfa lo tenía, sin embargo eso no le daba el derecho de burlarse de los que eran menores que él, más débiles o simplemente eran más callados. A mí me había molestado una que otra vez, pero nunca le había tomado mayor importancia.

Tenia planeado irme de esta manada tan pronto tenga la mayoría de edad, no iba a estar bajo el mando de un alfa tan estúpido e inmaduro como lo era este, además yo quería ser libre, tratar de vivir una vida normal en una universidad de otro país y viajar por todo el mundo. Quería cumplir lo más pronto posible mis dieciocho para poder independizarme. No veo la hora de salir de aquí.

Por otro lado esta mi familia, mi madre es una mujer dulce pero vivía bajo las órdenes de papá, no salía nunca de casa a menos que él le diera permiso. Según yo era algo tonto.

Mi madre es una mujer hermosa, podría tener al hombre que quisiese, alguien que la trate bien y la quiera y no este con ella sólo por una estúpida conexión o la trate como un objeto. Pero claro, ella está cegada por el dichoso amor que se, supone, se tienen.

Me senté en una de las mesas más alejada de los demás, saque un libro de mi mochila y me dispuse a leerlo para perderme de este mundo y meterme en el de orgullo y prejuicio. Mi paz, como siempre, no duró mucho.

—¿Cómo estas pulga? —Lara se acercó a mi por detrás. Venía con dos chicas más; Sara y Samanta, sus perras falderas y hermanas menores.

Lara se ubicó a un costado de mi mientras que las otras dos seguían detrás.

—Bastante bien, la verdad. —Dije de forma calmada fingiendo seguir leyendo el libro.

La mire de reojo justo en el momento en el que me hizo una seña a ambas chicas detrás de mi, sin embargo no fui lo suficientemente rápida para levantarme antes de que una de ellas derramara su bebida sobre mí.

Las risas no tardaron en inundar la cafetería.

—¡¿Qué mierda les pasa?! ¡Manga de idiotas! —Grité enojada pero ese fue mi error y lo comprendi tarde, cuando los ojos de Lara cambiaron de color.

—¿Cómo te atreves a gritarle a una de tus superiores? —De pronto todo se quedó en silencio. Todo el mundo sabe que nadie debe meterse con Lara Richard y yo acababa de hacerlo. Rayos, estoy jodida.

Ella me miraba con sus ojos amarillos deseando matarme. Y yo, como siempre, lo empeore aún más. Como muchos dicen "Si tenes que cagarla, cagala doble" y sumado a eso; mi boca siempre fue más rápida que mi cerebro.

—¡El que te hayas acostado con el alfa no te convierte en mi superior, idiota! —Le grité. Si antes deseaba matarme ahora tal vez iba a hacerlo de una manera lenta y dolorosa. Doblemente jodida, es un nuevo récord.

Un fuerte gruñido salió de ella, miró a Sara y Samanta, ella asintieron  y ambas se colocaron a mis costados sujetandome de los brazos. Claro la niñata no puede ella sola.

Las tres eran mayores que yo por lo ya se habían transformado y eso conlleva a que sean mucho más fuertes que yo.

No pude liberarme...

Lara se acercó con sus manos hechas puños, pateo una de mis piernas logrando desestabilizarme, luego un puño llegó a mi estómago, después otro y otro hacendome lagrimear del dolor.

—¡Mirate! Eres una niña tonta y débil ¡¿Que podrías aportar tu a esta manada?! Mereces morir. — Otro golpe más.

—Créeme que aportar algo a esta manada llena de idiotas es lo último que quiero.

Miranda ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora