Capítulo 18

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  Mis muñecas y tobillos arden por la plata pero no puedo rendirme, tiro de mi muñeca con más fueraza sin obtener resultados, igual que las otras veces.
—Si sigue así te quedarás sin manos, Miranda. — Ashton entró a la habitación y me sonrió para luego sentacer en su sofá.
—Me quedaré sin manos pero saldré de aquí, no voy a dejar que te salgas con la tuya. — En suelta una carcajada y luego vuelve a mirarme.
—¿No te das cuenta? Ya me salí con la mía.  Tú noviesito esta apunto de ser ejecutado y tú estas aquí prisionera, sólo para mí, haré lo que se me de la gana a contigo. —Se levantó y caminó hacia mí. — En juego terminó y yo gané.
—En juego no acaba a menos que yo gane o muera. Tú ahora sólo me llevas un poco de ventaja. —Gruñí. —Si le tocas aunque sea sólo un cabello a Thomas me aseguraré que tu vida sea un completo asco, me encargaré de que sufras cada día hasta que mueras y seguirás sufriendo en el infierno.
   Una sonrisa de lado se dibujo en su rostro, con su dedo pulgar acarició mi mejilla y yo gruñí para que se alejara de mí.
  Todo a mi al rededor se había vuelto rojo, estaba más que furiosa pero eso no me daba la suficiente fuerza para romper las malditas esposas.
  Tenía que salir de aquí como sea, no soportaría otro día aquí, debo saber como está Thomas. Quiero verlo y abrazarlo. Necesito saber que está bien.
  Ashton decidió no responderme y tomó una toalla antes de metarse al baño. Entonces aproveche para seguir jalando de las esposas hasta que me cansé y decidí relajarme para recuperar fuerzas.
  Todo mi cuerpo se relajó, dejé de hacer ruido y al hacerlo escuché cómo una sirvientas murmuraban sobre mi. Me concentre más en ese sentido hasta que escuché su voz gritando mi nombre. ¿Cómo no pensé en esto antes?
  Luego lo escuché gritar de dolor y mi corazón se encogió al saber que lo estaban toturando. Lo imaginé allí solo esperando a que yo le contestará desde alguna de las otras celdas y me sentí culpable. Él esta sufriendo por algo que no lo involucra. Es mi culpa que esté aquí, debí alejarme apenas supe que es mi mate.
  Bufe y volví a mi lucha con las esposas pero esta vez con más fuerza, tengo que salvarlo no puedo ser tan inútil para no poder quitarme una malditas esposas.
—¿Ya lo escuchaste? — Gruñí cuando vi su intención de acercarse, el sonrió y no le hizo caso a mi amenaza no dicha.
—Tan pronto tenga la oportunidad te mataré. — Soltó una carcajada.
—No podrías, ¡Por Díos! ¡Mírate! Eres una delta, no tienes el poder que yo tengo; eres débil, no me llegas ni a los talones. —Tomó un mechón de mi cabello y lo puso atrás de mi oreja. —Podría romper tu lindo cuello en este momento. No eres una amenaza para mi.
—Lo dices porque mis manos están esposadas y no tengo oportunidad de defenderme. —Su sonrisa se agradó.
—El que no te puedas liberar de una simples esposas de plata demuestra que tan débil eres.
—Tú tampoco podrías, te quemarías en el intento. —Sonrío al ver que acerca su mano al metal y lo jala con tanta fuerza que la rompe a la mitad dejando mi mano derecha libre. Cayó.
  Con todoas mis fuerzas golpee un costado de su cabeza dejándolo algo confundido y aproveche eso para golpear su nuca.
  Su cuerpo cayó inerte sobre la cama pero no duraría mucho por lo que me apresuré a buscar entre los bolsillos de sus pantalones hasta que encontré una pequeña llave y me liberé de las esposas.
  Hice caso omiso al dolor que sentía al caminar y me apure a salir de la habitación y bajar las escalera. Eran cerca de las dos de la madrugada por lo que no había nadie en la mansión sólo los guardias que la rodeaban desde afuera y no había pensado en cómo salir sin que ellos se den cuenta.
  Todos mia sentidos estan alertas, ño mente trataba de encontrar alguna forma para salir pero cualquier cosa que pensaba tenía una falla y Ashton ya se está despertando.
  Escuché cuando el se levantó y dio algunos pasos para salir de la habitación, cerró la puerta tan fuerte que hizo temblar la casa y yo dí un pequeño salto del susto. Sí la última vez Ashton no me había matado esta vez no dudaría en hacerlo. Jodida mierda.
—Miranda, no empeores las cosas y vuelve a la habitación. — Traté de tranquilizar mi pulso y escondí mi aroma antes de esconderme atrás del sofá.
  Vi mi única salida frente a mí, ya tenía claro que iba a hacer pero no sabía si funcionaría debía ser bastante presisa y si lo lograba tendría unos minutos de ventaja para llegar a Thomas y sacarlo de la celda. Si es que no me atrapaban antes.

Miranda ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora