Desperté en mi departamento y por un momento pensé que todo había sido un sueño pero cuando vi mi cuerpo me di cuenta de que todo había sido completamente real.
Camine como pude hasta un espejo de cuerpo completo que había en mi habitación, levante mi blusa hasta por debajo de mis pechos, mis cortillas se notaban al igual que casi todos mis huesos, nunca me había visto así. Hice una mueca y pase mi mano por mi estómago hasta llegar a mi cadera, respire ondo y volví a dejar mi blusa en su lugar. Luego corrí mi cabello del hombro izquierdo dejando lo en el derecho, inncline un poco mi cabeza hacia un costado dejando ver sus iniciales grabadas en mi cuello con una letra cursiva como si fuera un tatuaje.
Mis ojos se humedecieron y volví a tapar la marca con mi cabello, caminé hasta la ventana y corrí las cortinas para evitar que la luz solar entrara, luego camine hasta mi cama y me acosté en ella tapandome con las sábanas.
Los siguientes dos días no salí de casa, todavía me levantaba pensando que todo fue tan sólo un suelo y cuando caía de nuevo en la realidad también caía en depresión.
Había lavado una y otra vez la marca esperando a que se borrára de mí pero no lo hacía.
Mi cuarto estaba a oscuras pero sabía que eran las 13:00 pm gracias al reloj que había al lado de mi cama, me levanté y me metí al baño para tomar una ducha como ya se había hecho costumbre me concentre en tallar más la zona de mi cuello hasta que me ardió, luego salí envuelta en una toalla. Me paré enfrente de mi espejo y comencé a cepillar mi cabello deshaciendo los nudos que habian en el.
Un pequeño dolor empezó a crecer en mi pecho, al principio no le di importancia pero con cada segundo el dolor iba aumentando haciendome gritar, solté el cepillo y llevé mis manos a mi pecho con la tonta idea de que así tal vez el dolor se calmara un poco pero pasó de ser un dolor constante a ser pinchazos mucho más dolorosos.
No pude mantenerme de pié por más tiempo así que caí al piso aún sosteniendo mi pecho. Mi voz no salía y me faltaba el aire, traté de respirar pausadamente pero cada vez se me hacía más difícil, levanté la mirada encontranndome con mi reflejo, mis ojos estaban rojos y brillosos por las lágrimas acumuladas, mi marca emitía un brillo morado casi azul, luego el dolor fue pasando lentamente hasta que ya no lo sentí.
Mi cuerpo estaba débil por lo que tube que ayudarme con la pared para poder levantarme, miré mi marca, sus letras seguían de un color negro pero al rededor mi piel estaba de un color rojizo.Entonces lo entendí, él estaba con otra mujer.
***
Tal vez fue mala idea salir de casa sin un abrigo a media noche pero necesitaba algo de aire fresco. Mi cuerpo siempre estaba a alta temperatura pero ahora estaba débil así que era casi como una humana. Me abracé a mi misma tratando de darme calor y caminé hasta la plaza que habia a la vuelta de mi edificio.
A pesar de ser tarde aún habían personas en la plaza, me senté bajo un árbol y me relaje dejando a mi mente vagar en los recuerdos que tenía en casa con mamá, ambas cocinando un pastel.
Desde la cocina se podían escuchar las risas y algunos gritos de los niños de las otras casas. Yo también quería salir sin embargo no podía sin el permiso de papá y él siempre llegaba a la hora en que los niños ya entraban a sus casas.
Muchas veces me pregunté si tal vez esa había sido la razón por la que no tenía ningún amigo o si quiera conocido en la manada.
Solté un pequeño quejido y aguante la respiración cuando el dolor empezó de nuevo. Lleve mi mano a la marca y trate de calmarme.
—¿Estás bien? —Escuche una voz en frente de mi.
Solté el aire retenido y asenti con la cabeza.
—No lo parece. —Volví a respirar con normalidad, el chico desprendía un olor a café y chocolate exquisito.
Abrí lentamente los ojos encontrandome con un chico de ojos mieles y cabello azabache. ¡Mate!
Me miraba atento y cuando se dio cuenta de que yo lo inspeccionaba sus mejillas se tiñieron de rojo.
De pronto el dolor se esfumó.
—E.estoy bien. —¿Porqué tengo dos mates?
—Te me haces conocida... —Susurró. Frunci el ceño y traté de buscarlo el mi mente, entonces lo recordé, él iba a un curso menor que yo en el Instituto, Lucas lo molestaba.
—Creo que te he visto en el Instituto. —-Mi voz salió en un susurro, aún estaba en shock y no sabía como debía actuar.
—¡Oh! Si, tienes razón. Desapareciste después de uno o dos meses... —Le sonreí algo apenada, él se había sentado enfrente de mi y entre ambos se había formado un silencio algo incómodo. —Emm... ¿Volverás a inscribirte este año? — Preguntó mientras se acomodaba el cabello en señal de nerviosismo.
—Supongo, aún no sé si irme de la ciudad o permanecer un tiempo aquí...
—Oh. Y... ¿Porque desapareciste? — Incline mi cabeza y pensando en que responder, supongo que tarde más de lo debido ya que él habló antes que yo. —Lo siento, fue algo entrometido de mi parte, no debí preguntar.
—No te preocupes. —- Le sonreí levemente a lo qué también me respondió con una sonrisa.
—Yo... debo irme... —Dijo después de unos segundos. —Te veo luego.— Asenti y lo vi levantarce e irse por él lado contrario a donde yo debía irme.
Dejé que mi cuerpo cayera al suelo en el pasto quedando boca arriba.
Las estrellas cubrían todo el cielo, brillaban y parecían estar bailando al titilar. Y La Luna estaba justo encima mío.
—¿Porqué otro mate? —Susurre miradola.
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Miranda ||BORRADOR||
Hombres Lobo||BORRADOR|| Miranda Clark vive en la manada de la ciudad de plata, a sus diecisiete años encuentra a su mate sin embargo ella no lo quiere e intenta alejarse de él. Publicada el día 24/07/18 -Algunos lugares que se presentan en la historia son fict...