Marine fue llamada con una urgencia a las diez de la mañana, lo que la hizo saltar de la cama y dirigirse directamente al hospital. Por mi parte, no mostré oposición, podía soportar un domingo sola en un desconocido apartamento. Había dormido solo cuatro horas y no tenía plan de dormir mas, las pesadillas no me dejaban en paz. Cosas como perder a mi hermana o la repetición de la muerte de mi padre invadían mi cabeza constantemente.
Me serví un gran cuenco de cereales y me senté en silencio a comerlo. No sabía mal pero tampoco bien, era como masticar papel, no causaba nada más que nauseas. Estaba acostumbrada a sentirme sola pero nunca así, nunca me había sentido tan alejada de mi verdadero yo. Me habían quitado una parte de mí que jamás regresaría y mi corazón había sido dividido entre mi madre, mi padre y mi hermanita. Lo poco que quedaba, lo usaría para Marine y alguna amiga que haría en la secundaria.
Y hasta ahí llegaba mi amor.
Luego de lavar el cuenco de cereales y bañarme, me quede tendida en el sillón, apreciando el silencio. De a poco los ojos se me fueron cerrando, pese que eran las dos pm. Lloviznaba y todo parecía calmo, por lo que mis ánimos fueron bajando poco a poco hasta que quedarme dormida.
Fue entonces cuando se escucharon gritos desesperado provenientes de la calle.
Narra Harry:
Había regresado de California hacia tan solo una hora y las fans ya me habían encontrado. “Son aun peor que el FBI”, pensé. Max, mi gran guardaespaldas, me hacia espacio en la calle mientras intentaba pasar hasta mi camioneta. Quería subir y marcharme a mi apartamento, estaba agotado, la gira con los chicos había sido eterna esta vez y lo unico que quería era dormir. Liam había sido claro sobre el plan de confundir a las fans conduciendo por caminos distintos pero claramente, yo había dado con la peor parte.
Sonreí para varias fotos, intentando demostrarles que solo lo hacía por ellas.
Suspire hondo y seguí caminando bajo la protección de Max. Tan solo quedaban unos pocos metros y llegaría a mi vehículo. La lluvia se colaba por mi saco negro y erizaba mis rizos aun mas, haciendo que se pegara a mi sudorosa frente. Las fans seguían gritando desesperadamente y yo intentaba que no lo hagan, odiaba tener que molestar a los vecinos de la zona por su fanatismo. Las adoraba pero a veces, sus gritos eran desesperantes.
Levante la vista dispuesto a entrar a mi vehículo, cuando la vi.
Vestía un jean claro y una camisa blanca como la nieve. Su piel era tan blanca como su camisa y su largo cabello negro estaba recogido en una trenza. Sus ojos azules me miraron fijamente, inmovilizándome. Claramente no era una fan y por su mirada parecía estar descortezada. Su boca semi abierta y su nariz perfectamente alineada con ella. Ni siquiera me fije en su cuerpo, la belleza que provenía de su cara ya me habia hipnotizado.
Narra _____:
El rizado no me quito los ojos de encima, profundizándome en sus ojos verdes. Aunque los gritos seguían aturdiéndome y yo estaba desesperada por ayudar a las muchachas pero no podía moverme. El me miraba fijamente, sin dejarme casi respirar. Algo latía en mi interior, se revolvía en mi estomago y me desconcertaba las piernas. Intente cortar la conexión pero este me tenia presa de su mirada.
Hasta que un robusto hombre se interpuso entre nosotros y lo empujo con fuerza dentro del vehículo.
Caí en la realidad de lo que había sucedido segundo después cuando el vehículo se marcho a gran velocidad. La conexión había sido realmente extraña, jamás había sentido algo parecido y menos por un muchacho. No entendía que me sucedía pero sabía que debía correr hacia las muchachas y ayudarlas, así que eso hice, comencé a correr hasta de donde los gritos provenían.
Vi a una rubia tirada en el piso llorando, con su móvil apretado contra su pecho, me arroje contra ella y le apreté los brazos, intentando ayudarla.
-¿Qué te sucede?- Le pregunte desesperada, intentando que dejara de llorar.
-¡Acabo de conocer a Harry Styles!- Chillo llena de felicidad.
-¿Quién?- Pregunte, aun mas desconcertada, como podía estar feliz si recién estaba llorando y gritando como nunca.
-¡Harry Styles, de One Direction!- Se explico.
Me levante algo confundida y gire hacia atrás mirando a las muchachas que estaban iguales que ella. Llorando y gritando de felicidad. Yo no sabía quién era Harry Styles y porque estaban tan felices de conocerlo pero me resultaba una estupidez alarmar así a las personas. Yo casi muero de un infarto al oírlas y ahora ellas se explican que es todo por felicidad.
Sentí la furia correr por mi cuerpo, quería abofetearlas a todas.
Me controle y me volví a mi edificio, pisando con ira. La panza se me revolvió del mal momento que había pasado, aunque el rizado de ojos verdes seguían perfectamente en mi cabeza. Ahora me asustaba no poder dejar de pensar en él y en sus perfectos ojos inmovilizadores.
Suspire hondo y me deje caer sobre el sofá, jadeando.
No podía creer que lo que acaba de suceder era real, tantas muchachas alteradas por “Harry Styles”. Yo había vivido en una cueva casi toda mi vida y no sabía nada de música o muchachos, o de One Direction. Supuse que ellos no serian tan culpables de los gritos de las muchachas y que no todas sus seguidoras serian así. Pero si todas eran así, que Dios mismo que vuelva a mi cuidad ahora mismo.
Durante toda la tarde restante el rizado estuvo en mi cabeza y yo no comprendía por qué. Ni siquiera sabía su nombre ni quién era o porque habia sentido eso al mirarlo a los ojos. Solo sabía que estaba completamente loca por esos ojos y que una parte de mí, que debía ocultarla, se moría por volver a encontrarse con él.
Me abofetee con todas mis fuerzas, dejándome la mejilla colorada como un tomate.
-No puedes enamorarte, si te enamoras, sufres. Y tú no puedes seguir sufriendo- me ordene.
Y así, con dolor, fui sacando al rizado de mi cabeza. Poco a poco. Al final me concentre en cosas más importantes como mi nueva secundaria y como encontrar una amiga fiel en la cual refugiarme en mi nueva vida. Llegue a la conclusión que si el destino me había traído hasta aquí, también me traería hasta una amiga