Angustia.

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El aire frío que recibió a Umi al salir de aquel lugar sólo aumento su deseo por acabar lo más pronto posible, el único impedimento era la escasa información que Roxanne le había dado. Dos cuadras era poco, sí, pero debía buscar en dirección a los cuatro puntos cardinales.

"Supongo que no hay más opción."

Metiendo las manos en sus bolsillos Umi siguió caminando por la acera, revisando cada fachada, tres cuadras después volvió por donde había empezado y recorrió la misma distancia pero en dirección contraria; sin embargo el resultado fue el mismo. En total tuvo que regresar al punto de inicio tres veces... Ni siquiera tenía ganas de sentirse molesta.

"Buenas noches"

Umi murmuró al entrar a la casa de empeño, de inmediato un hombre le dio la bienvenida.

"Buenas noches señorita, ¿Qué necesita?"

"Vengo en busca de un anillo"

"¡Oh! Tengo varios de ellos, permítame por favor"

Antes de que el hombre comenzara a sacar estuche trás estuche prefirió ser más presisa.

"Quiero el anillo que Roxanne le vendió"

En ese momento el hombre se detuvo, parecía dudar de cómo tratarla ahora.

"¿Ella te mando? Si es así dile que no pienso darle más de lo que le dí."

"No exactamente, vengo a comprar el anillo que ella te dio"

Estaba de más argumentar que se trataba de una joya robada y esperar que esta fuese devuelta; eso no pasaría.

" ¿Tienes dinero suficiente?, es una joya muy valiosa. "

"Sí no lo tuviera no estaría aquí "

"Cierto, cierto"

Por fin el hombre volvió a sonreír a la par que con un gesto de su mano le indicaba a Umi que esperara. Él desapareció por una puerta trasera y después de unos cuantos minutos regreso con una cajita de terciopelo en las manos.

"Treinta mil dólares, señorita"

Umi alzó ambas cejas, estaba sorprendida, después recordó que se trataba de una joya familiar y posiblemente valía más que eso.

"Te haré un cheque y... "

"¿Crees que soy idiota? Aquí sólo se acepta efectivo. "

"Tengo fondos, no necesita desconfiar "

"Ya dije, sólo efectivo"

Él guardó la caja dentro de su malgastado mandil, estaba más que claro que no pensaba ceder.

"Bien, volveré por el, por favor espere "

Umi dio media vuelta y salió de ahí agradeciendo haber caminado aquellas cuadras extras ya que gracias a ello sabía muy bien dónde se ubicaba el cajero más cercano. Por supuesto no se sentía segura para retirar tal cantidad, mas no había otra opción.

"Estoy en casa"

La voz de Maki teñida de cansancio resonó por todo el pasillo hasta el cuarto de pintura. Umi no tardó ni un segundo en salir y recibir a la recién llegada.

"Maki, ¿Qué tal tu día?"

"Querrás decir noche"

El claro cansancio era ya notorio, la pelirroja ni siquiera se detuvo a hacer una parada antes de ir a su recámara.

"¿A ti cómo te fue Umi?"

"Bien... bastante. "

Durante varias horas la peliazul había pensado en que le diría a su novia para evitar una confrontación y al final optó que sólo conseguiría eso con una mentira, para su pesar.

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