Capítulo IX

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Ross

Suelto un suspiro y le doy un trago a mi bebida, mientras marco el número de Laura por décima vez en el día. Apagado.

— Ya se comunicará. Tal vez aún sigue en el avión. — dice Bethany, comiendo pochoclos mientras vemos una película.

— Está en Inglaterra. Amy ha hablado con ella cuando Ellen la llamó, estaba yendo al hotel. Pero luego no ha respondido el teléfono, deben ser las seis de la mañana.

— Tal vez está ocupada.

— Está enojada conmigo, eso es lo que ocurre. La he jodido.

Bethany suelta un suspiro. — No es nada que no puedas reparar. Explícale lo que ha sucedido realmente... Debes contarle toda tu historia. No se irá de tu lado, ella te ama. Jamás haría algo para dañarte.

— Le daré asco... — murmuro. — Ha sido todo mi culpa.

— Deja de culparte. Llámala, y si sigue sin responder... Entonces saca un boleto a Londres y ve a solucionar esto. Amy se queda conmigo.

— Le daré su espacio y respetaré su trabajo, no puedo hacerle una escena en frente de su jefe. Cuando vuelva, le contaré todo, absolutamente todo, y rogaré para que no se vaya de mi lado.

— No se irá. Ella te ama, ama cada parte de ti.

— No puedo perderla... — susurro, mirando mi celular y rogando para que me devuelva la llamada.




Al día siguiente, Laura seguía sin devolverme las llamadas y Amy quería hablar con su madre. No sabía cómo explicarle que, por mi culpa, ella probablemente no la llamaría.

— ¡Papi, ven! — exclama mi hija, y yo voy a su habitación.

Está acostada y tapada completamente.

— ¿Qué ocurre? — le pregunto, sentándome a su lado.

— Estoy enferma... Me duele la panza. — dice. — Tienes que llamar a mamá.

Deposito un suave beso en su frente y me sorprende notarla caliente, creía que estaba mintiendo. Acaricio su mejilla.

— Tu madre y yo hemos discutido, es por eso que no atiende el teléfono. Le diré a Ellen que la llame y le diga que hable contigo, pero no podemos decirle que estás enferma... Volverá y tiene trabajo que hacer. Yo cuidaré de ti.

— Pero... La quiero a mami... Ella sabe hacerlo... — susurra con lágrimas en los ojos.

— Amy, princesa...

— La extraño... Quiero a mi mamá... — susurra llorando.

Suelto un suspiro y me acuesto a su lado para abrazarla con fuerza, ella se acurruca en mi y llora durante unos minutos. Amy siempre ha sido cercana a Laura, jamás han estado más de dos días separadas.

— Yo también la extraño, Amy... — murmuro.

— Dile que vuelva de la tonta Inglaterra. Los ingleses ya la han tenido mucho tiempo.

Suelto una carcajada y beso su mejilla. — Descansa un poco, Amy. Iré a prepararte una sopa y te daré un jarabe, te sentirás mucho mejor.

— ¿Puedo ver dibujitos en tu habitación y te puedes quedar conmigo? — me pregunta.

— Por supuesto que si. — acepto, para después alzarla en brazos y llevarla a mi habitación.

La acuesto y la arropo, antes de bajar a la cocina y prepararle una sopa y una cucharada de jarabe. Aprovecho y también llamo a Laura. Por supuesto, da apagado. Decido dejarle un mensaje de voz.

Amy (Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora