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Mariposas

Novios. La palabra seguía flotando en su cabeza mientras miraba a la nada sonriendo estúpidamente al recordar como Yugi había denominado su relación con él.

Hace un par de semanas atrás junto con sus amigos visitaron el parque acuático, lugar donde Anzu, amiga de los dos se le confesó, si bien Atem después de haberle dicho los detalles a Yugi al no querer guardar algún secreto con él no espero que el chico ya se lo viera venir.

Como de costumbre los instintos de Yugi no fallaban a pesar de lo tímido e introvertido, era una persona muy empática con los demás, una amabilidad que de cierta forma traía más consecuencias a su vida, pero que al final generaba que la gente se acercara a él ante su buen corazón. Su primer caso había sido Jonouchi al haberle defendido de Ushio y mostrar su valor, días después lo demostró nuevamente al haber ayudado a Honda a declarársele a la chica por la cual gustaba. Suspiro ante los recuerdos que no eran del todo malos, pero ahora un deseo nacía dentro de él, después de tanto tiempo viviendo por y para el mundo su corazón pedía vivir solo para una persona y era por y para Yugi con quien quería estar por siempre.

Sin embargo al contar con un cuerpo físico los contras empezaron a relucir. Como la pequeña sensación de mariposas en el estómago que sentía cada vez que su mano era tomada por la suya, o por ejemplo como su corazón latía cada vez más rápido cuando se encontraba cerca de él y por supuesto los adictivos que eran sus labios como su piel al besarla y deslizar sus dedos curiosos en ella. Puesto que ayer cuando le dejo en la tienda y tuvieron que despedirse fue en su abrazo que encontró el lugar del cual no quería separarse nunca, aún más cuando su rostro encajo demasiado bien en el arco que formaba su hombro y cuello, además ni que decir de su olor. Aquel olor a jazmín que adoraba, parecía embriagarle.

Sin embargo al notar el cambio en su físico tras 5 minutos de tenerle entre sus brazos tuvo que separarse bruscamente de él para no dar a conocer la vergüenza que le aquejaba su entrepierna al haberse puesto dura por su causa.

Resoplo aun apoyando la mejilla en su palma, era de noche y comprendía que debía irse a dormir, mañana tenia examen de química y en lugar de haber estudiado su mente navegaba por las pequeñas, pero hermosas experiencias que había vivido hasta el momento.

No todas eran nuevas, ya antes había conocido varias cosas usando el cuerpo de Yugi o simplemente mirando imperceptible a su alrededor. Pero ahora era todo tan nuevo, único y por supuesto especial. Por primera vez desde hace tiempo se sentía en calma... En paz. La luz que tanto anhelaba, la calidez que le invadía era el sueño esperado del cual no quería despertar. Aun menos al tener como compañero a Yugi que ahora era su novio oficial, aun así aquella palabra; "compañero" seguía resguardada en su corazón con amor, su primera intima forma para llamarle además de su nombre.

Entonces a su mente llovieron los recuerdos, los mismos que le hicieron ampliar su sonrisa soñadora lo que no le hizo darse cuenta que la puerta de su habitación era abierta por Malik quien venía a avisarle que no se quedara despierto tan tarde.

En su mano traía el cartón de leche, desde hace unos días el estrés se apodero de Malik con la llegada de los exámenes puesto que sus conocimientos del idioma japonés no eran los mejores, como golpe bajo para él, Atem había tenido mejor suerte con el lenguaje, era de esperarse al aun conservar sus antiguas memorias y dominar un poco más el idioma por las tantas charlas con su luz y amigos. Por lo cual a conciencia del rumor de tomar leche en las noches le ayudaría a dormir ya era una rutina para él hacerlo en esa temporada. Para mala suerte de Malik aún no descubría que antes debía tibiarla para que su efecto resultara.

Observo el curioso semblante de su primo, otra vez en las nubes, pensó Malik, entonces recordó la caja de leche, y aquel incidente de hace días.