-- Epílogo --

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8 años después...

-¿Nervioso por mañana?- preguntó Sam

-No tienes idea, hermanito- respondió Dean.

Habían pasado cerca de nueve años desde Dean conoció al hermoso chico de ojos azules que le cambio la vida.

Dean y Castiel habían decidido ir a la universidad, afortunadamente la misma. Dean había obtenido una beca deportiva, aunque en el camino se dio cuenta que su pasión era la ingeniería mecánica y Castiel, aunque no había obtenido una beca, tenía los fondos suficientes, gracias al dinero que le habían dejado sus padres. Había sido una verdadera sorpresa saber que todo había estado a nombre de Castiel, pero gracias a eso Castiel había podido ir a la universidad y estudiar docencia, con una especialización en consejería.

Lucifer, había sido condenado a cadena perpetua, y Dean estaba contento de que ya no tuvieran que preocuparse por él.

Equilibrar la universidad con su relación no había sido fácil pero lo habían hecho funcionar. Durante los primeros dos años Castiel vio a un psicólogo, lo cual lo ayudo a mejorar y finalmente lo hizo decidir su especialización. Dean estaba muy orgulloso por todo el progreso que había hecho Castiel.

Él y Castiel se habían graduado con honores, Castiel vendió la casa de sus padres ya que no tenía buenos recuerdos de ella, y compraron una casa más grande donde vivían actualmente.

Dean no podía negar que estaba muy feliz, pero había algo que le faltaba para sentirse completamente feliz, su padre, pero sabía que eso era imposible.

-No tienes por qué estarlo. Cas te ama y tú lo amas, son como la pareja perfecta- gimió Sam -Jess no para de hablar acerca de lo adorables que son-

Sam, se había convertido en un excelente abogado, haciendo a Dean sentirse inmensamente orgulloso de su hermanito menor, que ahora por un muy inexplicable motivo era mas alto que él.

En su trabajo en un prestigioso estudio, Sam había conocido a una hermosa chica llamada Jessica, los dos se veían tan bien juntos y Dean podía sentir que ellos dos eran el uno para el otro.

-Eso es porque lo somos- respondió Dean con una sonrisa y sacando la lengua -Quiero que todo salga perfecto, Sammy. Cas se lo merece-

-Sé que será perfecto Dean. Tú también te lo mereces-

-Gracias y suficiente de momentos de chicas. Ahora ¿me acompañas a recoger del aeropuerto la sorpresa de Cas?-

-Vamos-

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Castiel estaba en su oficina, terminando su papeleo antes de irse a casa a ver a su hermoso prometido.

Después de tantos años, el amor que Castiel sentía por Dean no se había debilitado ni un poco si no que al contrario se había hecho mucho más fuerte. Castiel quería pasar el resto de su vida con Dean, con su alma gemela.

Un golpe en la puerta de su oficina lo saco de su ensoñación

-Adelante- dijo Castiel, ordenando su escritorio.

No sabía quién podría ser ya que su turno por el día de hoy había concluido. Pero no faltaban los niños tímidos que esperaban el final del día para ir a hablar con él. Castiel sabía lo que era tener miedo y sentirse avergonzado, por eso puso su mejor sonrisa esperando poder ayudar a la persona al otro lado de la puerta.

Para lo que no estaba preparado, era para el hombre mayor que estaba parado en la puerta de su oficina.

John Winchester lucía un poco más viejo comparado con la última vez que lo vio, los años le habían sentado bien, pero había una tristeza en sus ojos que se parecía a la que veía en los de Dean a veces, lo que hizo que el corazón de Castiel se encogiera.

Inesperadamente tú │DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora