Capítulo 19

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[...]
Sigue narrando Jungkook

Pero como el maldito experto que soy, no permito que lo vea. Retrocedo rápidamente como una comadreja.

—Eso parece como el tipo de sandeces cursi y sentimental que Nam diría, ¿no? —Me río—. Le gustan esas repugnantes líneas de las películas románticas. Friki.

Cualquier hechizo que mantuviese a Jimin secuestrado, se rompe con mi risa, y frunce el ceño, su rubor retrocede.

—S-sí. Probablemente diría algo tan apasionado y adorable como eso.

Nuestra comida llega justo a tiempo para salvarme del repentino nudo de malestar que siento subiendo por mi garganta otra vez. Apasionado. Adorable. No se refería a mí, así que se siente un poco amargo, pero aun así me hace sentir tambaleante y caliente por dentro. Feliz en el interior. Soy algo más que sólo "caliente", como los chicos me llaman normalmente.

Por un segundo, soy apasionado y adorable. Me ha llamado eso. Por un segundo soy una persona real, en lugar de un eterno compañero de follada, para ser usado una vez y tirado como un pañuelo de papel que ha cumplido con su objetivo.

—¿Lo he hecho bien? —pregunta Jimin alejándome de mis pensamientos aturdidos. Toso y cojo un trozo de la gustosa pizza.

—Lo has hecho genial —digo rápidamente e igual de rápido meto el trozo en el agujero de mi boca para no volver a meter la pata. Pero mientras muerdo y trato de disgustarla, intentando que recuerde que no soy Nam, y que no debería ponerse nervioso por nada de lo que yo digo—. Con "genial" quiero decir que no me has cortado la cabeza verbalmente.

Creo que estará asqueado, pero simplemente arruga la nariz y se ríe.

—Sólo un bocazas como tú podría arreglárselas para decir una frase coherente con la boca llena de carbohidratos.

Trago y sonrío aunque la voz de mi cabeza no quiera.

—Es una habilidad.

Sus ojos brillan cuando toma un bocado de su delicado salmón.

—Uh-huh.

—Cultivado durante años y años de...de...

—¿Arduo? —ofrece.

—¡Arduo! —Lo señalo—. Eso es. Arduo trabajo.

—Tonterías —se burla, y luego engulle cerca de la mitad de su salmón, hablado a la vez—: ¿Veesh? Inclusosh el inexperto puedo hacerlo.

Nunca la he visto dar más que bocaditos de caballero. Me recupero rápidamente de mi sorpresa.

—Sólo eres un rápido aprendiz. Es porque me has visto, al gran campeón absoluto de todos los tiempos, haciéndolo. 

—Al gran campeón de todos los tiempos. —Traga y reflexiona—. ¿Es ese tu título oficial? ¿Recibes un estipendio? ¿Dónde está tu corona?

—Me pagan con sonrisas.

—Ah, sí, sonrisas. La moneada aceptada por playboys en todas partes.

—Whoa, pequeño, no soy un playboy.

—La segunda vez que quedamos tenías dos pares de boxer usados en tu coche.

—Ugh, bueno. Bien. Me gustan las mujeres y los hombres. A ellos les gusto. Arréstame.

—Alguien lo hará algún día, estoy seguro.

Sonríe con esas palabras, pero me golpean dejando un agujero a través de mí.

The education of Park Jimin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora